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17 de junio de 2011

Guía para morirse

Usted, en el fondo, se quiere morir. Pero le da pena. Acá una guía para que lo haga sin que la gente se dé cuante.

Por: Daniel Pardo

Suicidarse es para cobardes. Y para egoístas. Pero morirse sin suicidarse, con o sin dignidad, es encontrar la gloria, la más pacífica y pura gloria. En ese momento, por fin, la gente lo empieza a querer, y se da cuenta de que no era un arrogante, egoísta, descarado, conchudo, irrespetuoso, malcriado y cochino idiota. Cuando uno se muere, me late, la gente ve lo bueno que hay de cada uno de nosotros. Durante vida nunca lo lograron ver, los cegatones. Todos tenemos algo de bueno, y un puñado de cosas malas. Pero cuando morimos, a diferencia de cuando vivimos, lo malo se olvida y lo bueno sale a relucir. El Daniel amoroso, generoso, humilde e incluso talentoso va a dar mucho de qué hablar cuando yo me muera.

Yo no le deseo la muerte a nadie, salvo a mí mismo. Pero me da pena suicidarme o pedirle a alguien que me mate o decir que me quiero morir. Todos queremos, en el fondo, salir de esto de una vez y morirnos, pero no somos capaces. No por miedo, sino por pena con los demás. Nos da pena decir que nos queremos morir, porque es asumir que los odiamos a todos y nos importa un bledo que se vayan a retorcer de la tristeza. Pena, también, porque no queremos caer en lugares comunes sobre eso de que la vida es una desgracia. Pena, además, porque qué pena con todos ustedes ponerlos a cargarme por toda la cuidad. Y pena con los amigos de nuestros padres, que les toca interrumpir sus almuerzos para saludarlos, así nunca nos hayan conocido.

 

Todos nos queremos morir, digo, pero lo guardamos en lo más recóndito de nuestro sentimientos, porque nos da pena aceptarlo. ¿O me va a decir que usted estar orgulloso de estar vivo? Mentiroso: yo sé que el viernes pasado, en medio de esa borrachera insolente, usted le dijo a su amigo que mejor tirarse de ese décimo piso y acabar con esta sufridera y trabajadera de una vez por todas. Pero le da pena hacerlo. Y no lo va a hacer. Pero yo sé que usted, en el fondo, como yo, se quiere morir.

En la vida uno tiene que hacer las cosas sin mucho alarde, para que salgan bien: trazando el camino al andar. Para que se pueda morir sin tener que hacerlo o decirlo, calladito, acá le presento una guía para que acelere su anhelado encuentro con la muerte.

Coma. Estudios han revelado que el atún, la fruta, los champiñones, las papas, la miel, los tomates, las almendras, el rábano, el pescado y las nueces lo pueden matar.

 

Siéntese. Entre más tiempo esté sentado, más probabilidades hay de que se muera, reveló estudio.

Tenga sexo. Estudios demostraron que las posibilidades de un ataque cardiaco durante o justo después del sexo son muy altas. Tener sexo incrementa la posibilidad de morir en un treinta pos ciento. Nelson Rockefeller, lo sabemos, muriódurante el acto.

Vea televisión. Un estudio de Harvard acaba de demostrar que ver televisión por dos horas la día incrementa el riesgo de dos tipos de diabetes en un veinte por ciento. Más de tres horas al día aumenta la posibilidad de una muerte prematura en un quince por ciento y enfermedades cardiovasculares en un trece. 104 casos de 100 mil muertos examinados por el estudio fueron relacionados con ver televisión.

Tenga diabetes. Estudios demostraron que los tratamientos para la diabetes aumentan el riesgo de muerte: generan paros cardiacos y asfixia.

Hable por celular. Varios estudios han demostrado que los celulares son un gran detonante de cáncer cerebral. Por otro lado, recientes estudios demostraron que los celulares albergan una cantidad infinita de bacterias, heredadas de otras personas, que mataron 100 mil personas en Estados Unidos el año pasado.

Oiga música con audífonos. Un tren en California pasó por encima de un señor que iba oyendo música por audífonos y no oyó el tren. También pasó en Sudáfrica. Y en Pensilvania. Y en Charlotte. Y en Seattle. Un hombre en Nueva York, caminando por la calle con audífonos, fue atropellado y murió. Tal cual le pasó a una mujer que iba trotando en Oregon. Y un hombre murió porque no oyó un helicóptero que se cayó encima suyo. Existe, además, un estudio que dice que los audífonos son perjudiciales para la salud, pero no lo encontré.

Tome café. Un estudio descubrió que el café genera alucinaciones. Tres tasas de café, por ejemplo, pueden hacer que usted oiga una canción que no está sonando. Alucinar lo puede llevar a matarse. Sin embargo, si uno se toma algo más de cincuenta tasas de café en un día puede morir, según otro estudio.

No tenga amigos. La gente que no tiene vida social es cincuenta por ciento más propensa a morirse temprano que la gente con vida social, demostró un estudio.

Maquíllese. Los polvos, sobre todo los del maquillaje y los de bebé, contienen asbestos, un químico que, al inhalarse, genera cáncer. Y eso lo puede matar. La Academia Americana de Pediatras han recomendado no maquillarse cerca de los niños ni echarles polvos a los bebés.

Esté pasadito de kilos. Estudio demostró que, con tan solo dos kilos de sobre peso, las posibilidades de morir son más altas en un treinta por ciento.

Duerma con su perro
. Un estudio dijo: “el riego de transmisión de zoonosis por el contacto con mascotas y sus dueños en la cama o besándose es real, y ha sido documentado que puede generar atentados contra la muerte como plagas y parásitos internos.”

Ni se le ocurra salir con que todo en esta vida lo puede matar. Que los aviones, que los carros, que el terrorismo, que los terremotos, que las drogas, que el cianuro. Sí, todo eso nos puede matar. Pero todas esas son muertes evidentes, lugares comunes, que van a generar sospechas. En cambio, si usted se mata tomando café, por ejemplo, nadie va a sospechar. Y usted tendrá una muerte plácida y gloriosa, digna del ser humano íntegro y valiente que usted siempre fue.

Así que ahí están: una serie de prácticas perfectamente normales –bueno, menos dormir con el perro: eso sí es para gente rara– que lo pueden matar. Ya sabe cómo matarse. Y le sobran los argumentos. Suicídese sin suicidarse, y verá que la gente, ahora sí, lo va a empezar a querer como se lo merece.