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19 de marzo de 2009

Andrea

¿Mi mejor polvo?

Yo sé que les ha dado mucha curiosidad conocerme pero les pido que no insistan, no voy a decirles ni mi correo ni me teléfono pues me angustia un poco que me descubran (no crean, no falta uno que otro cliente que me esté leyendo o se sienta aludido), y es más por mi seguridad.

Por: Andrea

Ese fue mi pacto con SoHo, no quiero que yo camine por la calle y la gente me señale con el dedo, porque no nos metamos mentiras, esta sociedad es muy mojigata, morronga y estúpida. Todos esos señores que se persignan cuando oyen la palabra “puta”, soñarían con estar con alguien como yo.

O, bueno, la mayoría por lo menos.  Por eso, como les comenté desde mi primera entrega, no puedo decir nombres de nadie ni la página de internet donde –una nunca sabe- me pueden conseguir. Como saben, el negocio de las páginas de internet para conseguir acompañantes es cada vez mayor y en una misma página hay muchas niñas, para todos los gustos, pero muy pocas muestran la cara. Por seguridad también. En cuanto a precios también hay variedad y como les digo, depende de cada una de nosotras cuánto puede pagar un cliente. Por eso es que me cuido tanto, el gimnasio, las dietas, una que otra ida a la cámara de bronceo, en fin, mi cuerpo es mi herramienta de trabajo y si me engordo pues ¿quién me va a querer comer? Por eso también les cuento que parte de mis ganancias la invierto en ropa interior fina, en ligueros bonitos, en camisetas ajustadas que resaltan mis tetas. También voy a la peluquería casi todos los días. De mí dirán lo que quieran, pero que me veo bien, no lo duden. Y lo siento en la calle, le gente me mira, me pitan desde los carros, y más de una vez me han parado en la calle confundiéndome con una modelo que sale en televisión. No piensen que soy creída, les cuento la verdad...

Pero pasemos a otro tema. Por ahí en un comentario alguien pregunta que si me acuerdo de mi mejor polvo. Es muy difícil, he tenido muchos orgasmos y tengo la facilidad de venirme muchas veces y por eso me acuerdo más de las situaciones y eso es lo que me excita un poco más. No sé si fue mi mejor polvo pero sí una de las situaciones más curiosas que he tenido. Hace unos meses, un cliente me pagó para que estuviera con él todo el fin de semana y eso incluía irnos a una finca cerca a Carmen de Apicalá con otros amigos suyos.  Para mí, como negocio, funciona bien pues me pagan por tres días, es un solo cliente, y es todo el día!! Es buena plata. Además, no tiramos todo el día, uno máximo lo hará un para de veces o tres y el resto es ganar plata solo por estar ahí con él, bronceándome o en la piscina.

El paseo resultó con tres parejas más, y él me presentó como una “amigovia”. La primera noche tuvimos sexo en el cuarto, al otro día en la mañana también, después del almuerzo también pero lo raro vino en la noche. Las 4 parejas nos sentamos en una mesa con parasol junto a la piscina y terminamos jugando “prendas” con mucho trago de por medio. Las otras viejas que estaban ahí se fueron prendiendo y sus novios también y les valía huevo que fueran perdiendo y se fueran quitando la ropa a medida que pasaba la noche. Yo fui la primera en quedar con las tetas al aire y apenas con la tanga del vestido de baño. De inmediato vi que los 4 tipos se calentaron viéndome y vi cómo se hacían caras entre ellos (ya me los conozco). Pero seguimos jugando y una de ellas también se atrevió y quedó en topless. Tenía unas tetas buenísimas, pequeñas pero firmes. De pronto, empezaron a poner penitencias y me dijeron que me metiera en la piscina y me quitara la tanga. Eso hice, debajo del agua y luego la boté a un lado de la piscina. Yo era la única totalmente desnuda, pero para ese momento ya eran dos más con las tetas al aire. Yo sentía complicidad con las otras mujeres y por eso estaba fresca.

Salí de la piscina, me tapé con una toalla pero la siguiente penitencia era dizque que las tres viejas me metieran un dedo durante 5 segundos. Todos se reían, insistían, se burlaban, brindaban, hasta que una se me acercó y por debajo de la toalla me metió la mano y me comenzó a masajear el clítoris. Todos contaban en voz alta los segundos: “1,2,3,4,5”. Después siguió la otra y la otra, y lo mismo excepto porque yo estaba arrecha ya, muy arrecha. La que me metió los dedos primero, gritó algo así como “me la quiero comer” y sin más me quitó la toalla y delante de todos se me acercó y me empezó a chupar las tetas, lo curioso es que las otras dos no se quedaron atrás, me siguieron dando dedo, me lamían el cuello, se turnaban para chuparme las tetas y una me empezó a hacer sexo oral, a chuparme delicioso. Todo esto mientras los 4 tipos apenas miraban, arrechos, pero sin hacer nada. Eran 3 viejas comiéndome a mí. No les miento, se me olvidó todo y comencé a gemir y a gemir y exploté en uno de mis mejores orgasmos. Las 3 viejas estaban fascinadas conmigo, pues entre ellas no se tocaban, era solo a mí. Después de un rato y creo que de varios orgasmos, cada una volvió con sus parejas y se armó una de los mil demonios. Cada una tirando con sus parejas pero todos ahí, enfrente de los demás, 8 personas en bola gimiendo, chupando, las viejas mamándoselos a todos. Obvio, yo terminé tirando con mi cliente quien me puso en cuatro sobre una silla de esas rimax y obligándome a mirar al resto de sus amigos tirando con las otras. El tipo me dijo que se quería venir en mi espalda y yo acepté, se quitó el condón y se vino encima. Fue muy excitante. Cuando me acuerdo, me excito, porque me gusta experimentar y hacer cosas raras y eso fue uno de los polvos más raros que recuerdo.

Al otro día, como si nada. Era obvio que ese grupito ya había hecho este tipo de travesuras más de una vez. Eso sí, mi cliente quiso su polvo mañanero también y lo tuvo.

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