Home

/

Sexo

/

Artículo

17 de noviembre de 2009

Nacho Vidal se confiesa

El actor porno más famoso del mundo confesó sus pecados en tres iglesias bogotanas. Tambien posó para nosotras. ¿Cuantas penitencias le dan a un hombre que ha tenido sexo con tres mil mujeres?

Por: Fotografías: Raúl Higuera © 2009
, | Foto: Fotografías: Raúl Higuera © 2009

Por: Nacho Vidal

A los 11 años me confesé por última vez, creo que lo hice para cumplir con el requisito que impone la Iglesia católica para que uno pueda recibir la primera comunión. Sobra decir que en ese momento de mi vida mis pecados eran mínimos y mi penitencia ni la recuerdo. Ahora, 24 años después, de nuevo me puse en frente de un sacerdote para confesarle que durante los últimos 15 años me he convertido en uno de los actores porno más famosos del planeta, y que me he acostado con más de tres mil mujeres y he grabado más de 1500 películas.

De rodillas en la casa de Dios recordé mis inicios en el club Bagdad de Barcelona. Allí, ante unas 350 personas, tenía que follarme a tres mujeres en un live show. Esa fue mi universidad en el mundo del sexo y aprendí a tener una gran fortaleza mental para controlar mis venidas. Gracias a esta escuela y al buen ojo que depositó en mí el maestro italiano Rocco Siffredi, me fui a grabar películas a los Estados Unidos donde están las "grandes ligas del porno". Allí es donde más me gusta grabar por el profesionalismo que se maneja. Realmente les importa su trabajo, ganan mucho dinero con ello y quieren hacer la mejor escena para obtener premios y ser grandes en el mundo del porno. En Europa no les importa lo que están haciendo, solo les importa cobrar su plata al final de la escena y ya.

La gente cree que por ser un actor porno eres un superhombre pero, les confieso, no es así. Soy un hombre normal que siente nervios cuando ve a una mujer y que muchas veces, días y meses, he sido un pésimo polvo. A todos nos pasa. En mi trabajo soy un profesional porque soy actor y productor y sé lo que cuesta. Como actor te voy a dar lo más y entiendo la industria. En mi vida privada, si tengo química con una mujer soy el mejor polvo, si no la tengo soy mal polvo.

Yo no critico que una persona tenga un problema personal y que vaya a una iglesia a recapacitar. Pero con lo que no puedo es con la doble moral, con el no haz esto ni aquello y lo hacen. O la persona que va a misa, reza mil padrenuestros, luego sale y mata gente o roba.

Mi relación con la Iglesia es clara: ellos han dominado el mundo a punta del miedo. Si tú no haces esto, te condenarás; si no rezas aquello no serás salvado. Para mí, después de la muerte no hay nada y en la naturaleza y la bondad del ser humano veo la presencia de un Dios al que puedo llamar como quiera, ya sea Dios Mar, Dios Luna o Sol, o como quiera. Mi cultura también es latina y creemos que tenemos que creer en algo más tras la muerte pero mi inteligencia me lo prohíbe.

Yo, mujeres, les digo que tengo muy claro que mi trabajo no es estar sentado en una oficina analizando cifras, tampoco trabajo de mesero o de arquitecto, mi trabajo es follar y por eso me pagan. Creo que el porno no está pensado para hombres o mujeres, está pensado para todos. Hay gente que pregunta: ¿Por qué no hacen pornografía para mujeres? Yo pregunto: ¿Cómo tiene que ser? ¿Qué al final se casen? ¿O qué le hagan un masaje a la mujer? Hay mujeres a las que les gusta eso y a otras que no, hay otras que no les gusta que las besen, otras que las sometan, entonces, no todo tiene que ser igual. El mercado de la pornografía da para elegir sobre todo tipo de temas. Existe la pornografía para seres humanos que entienden el sexo de una forma diferente.

Ahora me estoy preparando para regresar a los Estados Unidos a grabar de nuevo. Mi vida es tranquila, no me arrepiento de nada de lo que he hecho, me debo a mis hijos y a mi esposa. Ella es colombiana. Seguramente ustedes van a pensar que soy una máquina sexual y un machista. Para nada. Soy un ser humano normal, la diferencia es que odio la doble moral y tras visitar tres iglesias sigo en el pecado, en un buen pecado.