Trata de personas: “una ex candidata a Miss Venezuela por poco me vende”

Por: Dani Sambrano

Cuando la conocí, sus amigas le decían Barbie, porque tenía la vida soñada, un físico espectacular, viajes, compras, carros, cenas en los mejores restaurantes, más de 200 mil seguidores en sus redes y para rematar vivía en Dubai. La vida que cualquiera desearía tener. Me la presentaron en una cena y decían que había sido candidata para Miss Venezuela y así lo parecía, media 1,75 de altura, tenía los ojos café, cabello largo de color negro, contextura delgada y un rostro perfilado. Se veía como toda una Barbie porque luego si tiño su cabello a rubio. Debí sospechar que su perfil era un montaje porque no seguía a nadie, tenía pocos comentarios y además eliminaba las fotos a cada rato.

De repente, comenzamos a coincidir en las mismas fiestas, hasta que un día ella pasaba en su carro y me gritó “¿Dani eres tú?” y pitó, cuando volteé, Barbie estaba en un convertible rojo impresionante. Me subí a su auto y comenzó a contarme que era su último día en Colombia porque debía regresar a Dubai con su novio. Ese pequeño instante fue el punto de partida de todo lo que sucedería más adelante. Me dijo que yo le caía muy bien y que quería agregarme a su cuenta de Instagram y de paso me pidió el teléfono.

Cuando se fue a Dubai comenzó a hablarme, teníamos mucho en común, compartíamos los mismos gustos y a pesar de la diferencia horaria hablábamos muy seguido. Pasó el tiempo y ella comenzó a saber todo de mí y yo de ella. Cuando volvió a Colombia me invitó a restaurantes, fiestas, fuimos de compras, paseábamos en su convertible y todo se percibía maravilloso. Hasta mi novio me terminó porque me la pasaba más con ella. Un día me pidió plata para su tiquete a Dubai, me decía que su pareja estaba molesto y que me iba a regresar la plata. Y así fue, días después recibí mi dinero y eso me hizo tenerle más confianza.

De repente, salió con el cuento de que su novio la había enviado a México a estudiar y que por eso se iba a quedar allá una temporada. Comenzó a decirme que Colombia no era un país para progresar y que ella me ayudaba a buscar trabajo en México. Me dijo incluso que me mandaba el tiquete, pero no acepté. Para cuando volvió a Colombia teníamos una amistad de siete meses, se quedó en mi casa y comenzó a incluirme en las videollamadas con su novio. Con los días “lo convenció” de llevarme a Dubai con ella. Yo no tenía nada que perder, ya no tenía novio, estaba ‘entusada’ y había renunciado a mi trabajo.

En Dubai todo fue soñado, salimos a los lugares más cool, visitamos mezquitas, recorrimos el desierto, estuvimos en los mejores restaurantes, parques y centros comerciales. Todo durante una semana. Hasta que ella se cansó y compró vuelos para México, me decía ‘tranquila, acompáñame a hacer un curso corto de moda por un mes y luego te devuelves para Colombia’.

Terminamos entonces en Ciudad de México. Al siguiente día que llegamos, me dijo que debía ir a un restaurante llamado Polanco. Cuando llegamos, dos hombres le hicieron una señal (levantaron su mano como si la conocieran), pero cuando le pregunté por ellos, Barbie me dijo que no sabía quienes eran. Luego, pedimos de comer y ella recibió una llamada -se apartó para hablar-, y cuando volvió estaba muy feliz. Me dijo que días antes había gestionado un trabajo para que yo pasara el tiempo mientras ella estudiaba, se trataba de “una agencia de modelaje internacional” que ahí me iban a tomar medidas, fotos y me iban a hacer unas preguntas.

No estaba muy convencida pero accedí. Cuando llegamos a la “agencia” era una mansión, como ella me había dicho que era de talla internacional pensé que era acorde. Tenía grandes ventanales, dos piscinas, pisos de mármol en tono gris, casi toda era de color blanco y recuerdo que Barbie me dijo que estaba en una de las mejores zonas de México.

Ese fue el momento donde me captaron, me reclutaron como víctima. Pero a diferencia de los métodos habituales de captación que se cometen mediante la fuerza (rapto, amenaza), Barbie operaba sola y se aprovechó de mi confianza para engancharme con los sujetos en cuestión.

En la casa, había un hombre de acento cubano, medía aproximadamente 1,80 metros de altura, era moreno, lucía cadenas grandes de color plateado, una camisa tipo polo color blanco, bermudas azul cielo, mocasines y un sombrero. Me dijo que eran una empresa de marketing y modelaje, y que ellos me iban a enseñar -que no me preocupara por nada-. Me mostró un monto de dinero y cuando hice la conversión a pesos colombianos, era muchísimo. “Esto solo lo hago porque Barbie es mi amiga” dijo, y luego añadió que tenía que tomarme unas fotos para mi hoja de vida digital, así que yo accedí.

Para cuando acabamos, Barbie ya había ido al apartamento a traer todas nuestras cosas y me dijo que íbamos a pasar los siguientes días disfrutando de la mansión. Esa realmente era la forma de secuestrarme. Sin darme cuenta, Barbie me estaba dejando con el cubano. Se hicieron los amables. Me manipularon. Me dijeron mentiras. Me engañaron. Hicieron un proceso de meses para llegar a ese punto. Me llevaron hasta Dubai incluso para raptarme.

Recuerdo que me desperté al siguiente día de la entrevista y las fotos en la mansión. Fui al baño y cuando salí me iba a vestir pero no había nada, busqué por todo lado, pero no estaban mis cosas. Hice memoria incluso porque la noche anterior habíamos estado de fiesta, pero no recordaba nada, busqué a Barbie y al cubano, pero la casa estaba vacía y tampoco encontraba mi celular, lo cual era muy raro.

Entonces quise salir de la mansión y para mi sorpresa todo estaba cerrado. Me desesperé y comencé a buscar la forma de salir. Yo creó que me estaban vigilando por las cámaras y no se percataron que en el baño había una pequeña ventana, por ahí me salí. Sin saber que pasaba, me escondí en una columna que la cubría muy bien una mata grande y cuando me di cuenta, había tres hombres de traje negro en una camioneta blindada que acaban de llegar a la mansión, tenían llaves y la abrieron, vi a uno de ellos que tenía un pañuelo en su mano. Se veían sigilosos, con todas las intenciones de llevarme, de eso no me cabe duda.

Yo creo que ellos pensaron, “a esta la trasladamos hasta México, la secuestramos y luego la llevamos de trata”. Cuando el cubano me estaba tomando las fotos decía “estas colombianas venden muy bien”, “tu cuerpo parece virgen”, “tienes un perfil alucinante”, “seguro conseguirás varios clientes”. Ya luego atando cabos para tráfico de órganos no creo que me tomen fotos, tampoco para un matrimonio forzoso porque ya tengo 28 años y no soy virgen, para esclavitud no se necesitan fotos y ¿por qué Barbie estaba tan interesada en invitar más amigas?, ¿por qué mujeres y por qué a ese lugar? Fue ahí cuando me di cuenta que todo se trataba de un traslado para explotación sexual.

Ellos no me vieron pero salí caminando como si nada hubiese pasado y cogí un taxi unas cuadras adelante. Cuando el taxista me vio, arrancó y cuadras después me dijo: “¿niña usted que hacía en esa zona?, se nota que no es de por acá y eso allá tiene fama de que a las mujeres jóvenes como usted no les espera nada bueno”. Y ahí lo entendí todo. Me acababa de salvar de la peor experiencia de toda mi vida por confiar en una mujer con una vida “supuestamente exitosa” que me quería engañar y vender. Recuerdo que hubo un momento en que ella me mostró su celular y tenía conversaciones con algunas de sus “amigas” a quienes también las había invitado pero ellas no habían accedido a venir.

El taxista notó mi desespero y me prestó su teléfono, era un Xiaomi color azul. Lo único que se me ocurrió fue abrir Facebook, ahí recordé que había agregado al novio de Barbie en Dubai y le escribí: “auxilio, necesito ayuda, Barbie me tendió una trampa y me quería vender”, -rogando para que me contestara- y a los minutos me habló. Me dijo que no entendía que era lo que pasaba pero que con mucho gusto él me ayudaba con un tiquete para devolverme a Colombia. La verdad no me lo creía ¿cómo era posible que mi mejor amiga fuera una proxeneta?¿por qué este hombre en Dubai me estaba ayudando? Hoy agradezco mi astucia y si no hubiese sido por esos ángeles que la vida me envió, hoy no podría estar contando esta historia.

Las mentiras en las redes sociales

Rita Karanauskas, es especialista en detectar engaños, se hace llamar ‘La Cazamentiras’, para entender la forma en que estas personas actúan con sus víctimas. “Lo primero que hay que entender es que son organizaciones formadas y las personas que entran en contacto con la víctima son sencillos mensajeros, pero tienen toda una organización detrás. Si la afectada entra en contacto con el mensajero ya dejó pasar muchas señales que debió haber visto, estas personas tienen una capacidad de convicción inmensa y no te vas a dar cuenta a que hora caíste en las garras”, indicó.

¿Cuáles son las señales previas para darse cuenta que nos están utilizando para algo ilegal?

“Las personas que son el último eslabón, generalmente son carismáticos, se sentaran contigo a tomar café y serán excesivamente amables para ganarse tu confianza a través del dialogo. Mientras hablan te preguntaran muchas cosas que tu darás respuesta y de ahí sacan información, son personas hábiles para empatizar. Luego al conocer tus necesidades, ya tienen el anzuelo perfecto para hacerte una oferta o invitación. Una vez te sientes con esa persona será muy difícil retroceder”, explicó Karanauska.

¿Qué señales de alerta debo tener en cuenta?

Ellos emplean el mismo modus operandi de cualquier engaño:

1. Buscan candidatos para trabajar y se autodenominan como empresas de marketing, publicidad o modelaje, casi siempre. Ofrecen un sueldo más alto sin justa causa, “siempre que nos ofrecen algo que sin razón aparente es mucho mejor -hay que sospechar-”, dice Rita.

2. Te invitan a viajar, te piden tu hoja de vida y te prometen un trabajo en un país más desarrollado. Contratación inmediata. No piden experiencia. El contacto que envían usualmente no es de una persona empresarial sino natural. Cuando llegas al sitio de la entrevista es generalmente en un casa, no son sitios establecidos, son lugares de paso.

3. En la entrevista piden fotos. Las víctimas que son mujeres jóvenes o adolescente se las toman y las fotos van a parar al proxeneta en el exterior y este es que las escoge y teniendo las fotos -te tienen en sus manos-, esa es la siguiente señal de alerta, nadie debe pedirte en el sitio de la entrevista fotos.

4. Si les sirves comienzan a crear vínculos de empatía muy profundos para que más adelante caigas en la trampa. “Hay métodos de captación de víctimas violentos y no violentos, los persuasivos son más peligrosos porque la persona no se da cuenta cuando lo estas convenciendo”, concluyó ‘la cazamentiras’.

Cifras relevantes

De acuerdo a cifras de la Defensoría del Pueblo, que asesora y acompaña a las víctimas y sobrevivientes de estos casos, el año pasado en Colombia se denunciaron más de 120 casos de trata de personas, entre quienes había 34 menores de edad. En un reporte anterior, el Ministerio del Interior calculó que desde el 2013 hasta 2020 se habían registrado 686 hechos, de los cuales el 82% corresponde a mujeres y el 18% a hombres. Además, el promedio de edad de las víctimas oscila entre los 18 y 30 años (55%), seguido de personas entre los 31 y 50 años (22%) y, por último, se presentan los niños, niñas y adolescentes (12%).

Trata externa: en su mayoría, las víctimas captadas con fines de explotación fuera del territorio nacional provienen de Antioquia (72), el Eje Cafetero (99), Bogotá (74), Valle del Cauca (77) y refugiados y migrantes que están en Colombia (71). Si bien existen registros de que estas víctimas son trasladadas y explotadas en 52 países distintos, el destino más reportado es China (73), seguido de México (59), España (42), Argentina (41) y Ecuador (31).

Si usted sufrió o conoce una persona que vivió este delito, comuníquese a Línea Gratuita Nacional contra la Trata de Personas de la Fiscalía General de la Nación en Colombia: 01 8000 52 20 20.