5 de abril de 2004

7 Enfrentársele al jefe

Claro que una de las 50 cosas que uno no puede dejar de hacer en la vida es enfrentar al jefe. Uno no puede tragar entero y menos pasarse argumentos de autoridad sin masticarlos. Enfrentar al jefe justifica el sueldo. Es ponerle la cara a la autoridad.

Es casi una conversación con el psicoanalista. Aceptamos la autoridad pero le advertimos a quien la ejerce que necesitamos entender de dónde viene y para dónde va. La autoridad está representada por el grande. La autoridad es la mamá, la profesora, la persona que cuidaba el bus del colegio, el jefe o el hermano mayor.
Enfrentar al grande es una forma de aceptar su autoridad. Claro que lo es. Si no aceptamos la autoridad del jefe simplemente no le hacemos caso y lo ignoramos. Con el enfrentamiento aceptamos la autoridad pero rechazamos los argumentos de autoridad. En el enfrentamiento el subalterno aprende. Examina con detenimiento los argumentos del jefe, sus opiniones y posturas y las discute. Decirle al jefe que uno no está de acuerdo con lo que él dice, explicarle los motivos y ofrecerle soluciones es siempre constructivo. Creo que el enfrentamiento es una necesidad para el trabajo en equipo. Enfrentar no es pelear. Por el contrario, el subalterno que enfrenta se convierte en un seguidor del jefe, es quien le da la cara en el debate, quien cuestiona en la búsqueda de objetivos comunes. Si no hay debate es muy difícil la construcción en equipo.
Hay enfrentamientos de enfrentamientos. Conozco a alguien que en medio de una discusión dijo: "no entiendo cómo una persona tan inteligente como tú no está de acuerdo conmigo". Este es el colmo del argumento de autoridad y en ese caso creo que lo mejor es no hacer comentarios. También recuerdo a un subalterno que le dijo a su jefe: "estoy de acuerdo contigo", y él respondió: "debe ser que no me has entendido".
Cuando las personas no son quienes se enfrentan sino las ideas, el ambiente es muy productivo intelectualmente, rico en planteamientos innovadores. Todos, jefes y subjefes aprenden y estudian para tener nuevos argumentos que sustenten las posiciones de cada uno de los enfrentados. Está claro que en ese ambiente todos se ganan su salario. No estoy segura de si enfrentar al jefe es una de las 50 cosas que uno debe hacer en la vida o si uno debe enfrentar en la vida 50 veces al jefe. En cualquier caso enfrentar al jefe es igual que enfrentar al papá. Y en mi caso es natural el enfrentamiento, padre y jefes, todos conservadores.