9 de marzo de 2005

Ángeles clandestinos

José Antonio de Ory
Norma
423 páginas
Hernán Darío Correa llamó para dar la noticia: lo llevaron a la estación. Los bomberos lo bajaron de una azotea y él, envuelto en una túnica y para maravilla de los vecinos, descendió por los aires recitando con su rotunda voz. Se lo contó Roberto Burgos a De Ory, un español poseído por la obra de Gómez Jattin que decidió recopilar los testimonios de veintidós de los amigos más cercanos al poeta. Una memoria oral que recompone los pasos del escritor más allá de su locura para adentrarse en esa generosidad dueña de estos versos: "Yo quiero a Nirko/porque me da la gana/ganas sí tengo para quererlo yo/para no dejarlo irse por la madrugada/y que no le toque el frío y el desamor".