15 de abril de 2008

Cabas, Andrés: una estrella que espera una estrella

Por: ben nevis
| Foto: ben nevis

Antes de los sesudos y elevados comentarios sobre el nuevo álbum de Cabas, Andrés, una frase que nos ahorrará mucha tinta: Cabas, Andrés está muy enamorado. Y se sabe que para hacer buenos discos y firmar mejores libros hay dos métodos infalibles: o estar muy enamorado o estar muy abatido por culpa de otro. Cabas, Andrés suma a su talento natural un grado de enamoramiento de respetable voltaje: está enamorado de su mujer —muy válido— y está enamorado de la idea de convertirse en padre, y eso es, además de válido, emocionante. Solo un hombre enamorado puede escribir cosas como estas: "este disco está dedicado a mi mujer, a mi bonita, que es capaz de caminar por las nubes hasta encontrar una semilla en el cielo y bajar con ella, una semilla que ahora crece en su interior en forma de estrella, una estrella que siempre iluminará nuestro camino en las noches en vela: nuestro bebé. Te amo, mi amor".

Dirán ustedes,¡hombre, bonita cosa que Cabas, Andrés, esté enamorado!, pero, ¿compraría uno el disco de un tipo cuya gracia es estar enamorado? De acuerdo, pero en el caso de Cabas, Andrés hay cinco argumentos que lo convierten en algo más que un hombre tragado. Y es posible enumerarlos: 1) Cabas, Andrés no se pierde en el rebaño de los que tienen la misma piel: es una oveja con lana propia; un artista original que morirá defendiendo con canciones un estilo que no se encuentra sino en sus carnes. 2) Cabas, Andrés es el primer colombiano que decide no acabar una canción y, en cambio, escoge apagarla con un tacto único (la canción se llama La maleta sin fondo). 3) Cabas, Andrés peca de bolerista en una pieza donde Bunbury lo acompaña en el sacrilegio y los Orishas, de Cuba (y del panteón Yoruba) le sirven de cómplices. 4) Cabas, Andrés, cansado de que le pregunten si es más novedoso, poderoso, hermoso, o famoso que Shakira y Juanes juntos, sigue comprometido con él mismo. 5) Cabas, Andrés está enamorado y volvemos al principio, porque, se ha dicho antes, si él no está enamorado, ¿cómo vamos a enamorarnos de su disco?