8 de marzo de 2007

En qué momento se jodió el castellano

¿En qué momento en las ventanillas a la gente comenzaron a pedirle que regalara de todo? ("¿Me regala su firma?", "¿me regala su huella?", "me regala una dirección?")

Por: eduardo arias
| Foto: eduardo arias

Desde la puerta de ‘La Crónica‘ Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris.

¿En qué momento se había jodido el Perú?

Mario Vargas Llosa, conversación en la catedral, 1969?

Pasa algo parecido con el castellano que ahora se habla en Bogotá, con el que se lee y se transmite por radio y televisión. Es como la avenida Tacna: cada vez más plagado de palabrejas grandilocuentes, desiguales y descoloridas, "esqueletos de avisos luminosos flotando en las esquinas" de las frases.

Palabrejas que contrastan con esos términos maravillosos del habla popular que a lo largo del tiempo han enriquecido el lenguaje urbano local con palabras tan sonoras como mecato o engallar, tan descriptivas como pelar el cobre, pordebajear o camellar, onomatopéyicas como emperifollar, cuasquiladear o apechuchar... Incluso aquellos aportes al habla macabra de los bajos fondos como muñeco o fiambre tienen cierta gracia más allá de su terrible connotación.

Pero, en el otro extremo, están esas palabras pretenciosas que en vano intentan hacerse pasar por elegantes y distinguidas. Y son muchas. Cada vez más. Basta con revisar el castellano que se oye en las calles de Bogotá, en la radio y la televisión; basta con enfrentar el que se lee en los diarios, para darse uno cuenta de que el idioma anda rejodido con sus ridículas ínfulas de falsa grandeza. Y eso sin contar con la sarta de anglicismos, galicismos y barbarismos que han impuesto a sangre y fuego los analistas de sistemas, los economistas, los administradores de empresas, los politólogos y, sobre todo, esos recreacionistas que ahora contratan en las empresas para motivar a los empleados para que se pongan la camiseta, se apalanquen y generen sinergias en las fábricas y las oficinas.

Por suerte el idioma de Cervantes es muy rico y recursivo. Pero qué tristeza tener que enfrentar esos términos que, más allá de que casi todos sean castizos, le dan a nuestro idioma la apariencia de un ponqué adornado con un pastillaje agrio y rancio.

¿En qué momento se jodió el castellano?

¿En qué momento se volvieron moneda corriente palabrejas y expresiones tan horrendas como tarjeta débito, tarjetahabiente, dispensador, al interior de, aplican restricciones, trata de blancas, vacacionistas o problemática?

¿En qué momento los conmutadores comenzaron a llamarse PBX?

¿En qué momento los vales comenzaron a llamarse váuchers?

¿En qué momento a los desconocidos dejaron de preguntarles el nombre y empezaron a pedirles que lo recordaran? ("¿Me recuerda su nombre?").

¿En qué momento en las ventanillas a la gente comenzaron a pedirle que regalara de todo? ("¿Me regala su firma?", "¿me regala su huella?", "me regala una dirección?", "¿me regala un número telefónico?")

¿En qué momento a la gente dejaron de llamarla por teléfono y comenzaron a marcarla o a timbrarla? ("Yo te marco", "yo le timbro").

¿En qué momento las carteras comenzaron a llamarse bolsos?

¿En qué momento caballos, burros y mulas comenzaron a llamarse semovientes?

¿En qué momento a los viejos comenzaron a llamarlos adultos mayores o abuelitos?

¿En qué momento la gente dejó de coger bus o taxi y comenzó a buscar transporte?

¿En qué momento la gente dejó de ser ‘novia de‘, ‘esposa de‘, ‘amante de‘ y comenzó a ser ‘pareja de‘?

¿En qué momento la gente dejó de pedir un taxi y comenzó a solicitar un móvil o, peor aún, solicitar un servicio?

¿En qué momento la gente dejó de usar colorete y comenzó a usar labial?

¿En qué momento la gente dejó de ir al dentista y comenzó a ir al odontólogo?

¿En qué momento la gente dejó de untarse y comenzó a aplicarse?

¿En qué momento la gente dejó de pagar y comenzó a cancelar?

¿En qué momento la gente dejó de tener deudas y comenzó a tener saldos en su contra?

¿En qué momento la gente dejó de andar o de viajar y comenzó a movilizarse?

¿En qué momento a la gente dejaron de darle desayuno, medias nueves, almuerzo, onces o comida y comenzaron a servirle el refrigerio?

¿En qué momento la gente dejó de gastar y comenzó a consumir? ¿Dejó de deber y comenzó a tener consumos? ("Su consumo es de 11.300 pesos, señor".)

¿En qué momento la gente dejó de ir a charlas y comenzó a ir a conversatorios?

¿En qué momento la gente dejó de repetir y comenzó a reiterar?

¿En qué momento la gente dejó de oír y comenzó a escuchar?

¿En qué momento la gente dejó de huir y comenzó a darse a la fuga?

Y la lista apenas comienza...