17 de marzo de 2004

Infierno

Por: Eduardo Arias

En días pasados el publicista y escritor Fernando Toledo confesaba en una charla informal que su idea del infierno era muy sencilla: un lugar en el cual una conocida soprano colombiana interpretaba una y otra vez y por toda la eternidad "bello puerto del mar mi Buenaventura".
Toledo toca un punto fundamental. No hace falta un contacto directo con material incandescente ni emanaciones sulfurosas para encontrarse en el infierno. Es más. ¿Quién dijo que tiene que ser oscuro? ¿Acaso no existe nada más infernal que esa iluminación blancuzca fluorescente de las oficinas o baños que no tienen ventanas?
¿Y quién dijo que el infierno tiene que ser una caverna o una gruta? ¿No es muy infernal un lugar pulcro y reluciente como, por ejemplo, el consultorio de un dentista? ¿No es igualmente infernal -y aquí comienza a jugar la fantasía- un lugar blanco, iluminado pulcro y reluciente en el que dominan toda suerte de innovaciones tecnológicas que somos incapaces de manipular? ¿Un ambiente dominado por las advertencias de los computadores de que uno acaba de oprimir un comando ilegal?
El infierno debe ser algo así como un centro multimedia dotado de avanzadísimos sistemas de audio y sonido que obligan a la víctima, de manera simultánea, a recibir toda suerte de imágenes y sonidos. Ojo, no es la cacofonía propia de un almacén de reproductores de CD y DVD, amplificadores, altavoces y televisores donde uno oye una catarata de sonidos imposibles de identificar y que en pocos segundos se convierte en un sonido de fondo inocuo. No. El infierno no es Sanandresito. Es mucho peor. Todo se oye y se ve al tiempo sin que se pierda el más mínimo detalle de cada una de las fuentes de sonido e imagen.
El infierno puede ser algo así como tener que ver la cara de ternero degollado que pone Paul McCartney cuando comienza a cantar Hey, Jude ("Oye, Jude, no lo estropees, coge una canción triste y mejórala"). Esa frase una y otra vez hasta el final de los tiempos. Al mismo tiempo un sinfín del Show de las Estrellas de Jorge Barón, con vallenato llorón, despecho, pornosalsa, las fuerzas vivas del municipio X entonando "la Fina la margarina", en el infierno se padece a toda hora un zapping que controla un tercero que no vemos ni sabemos dónde está, se encarga de que desfilen ante nuestros ojos y atormenten nuestros oídos por siempre jamás toda suerte de pesadillas. Los graznidos histéricos de Carlitos, el presentador de Sweet. Gracejos y calambures que provocan espasmos de vergüenza ajena a cargo de la Tono, de la presentadora de Sala Múltiple, de Diana Rico ("yo no estoy muy bien de vietnamita, Bernardo, pero el director de la película se llama Tran Anh Hung aunque también he leído que se llama Anh Hung Tran"), una selección de los momentos más patéticos de los últimos seis meses de Francisco el Monotemático con la lora de Johnatan David y viejo Fercho y las lágrimas de cocodrilo de Gabrielitas y Johnmarios y Caballos, las y los protagonistas de novela cuando le prometen lo divino y lo humano "a Colombia" ("yo le prometo a Colombia", "porque Colombia me lo pide", "lo hago por Colombia") y Noemí Sanín y sus declaraciones, Noemí y sus frases, Noemí lagarteándole un mandato vitalicio a Lucifer, Noemí Sanín con Florentino Pérez colgada de Beckham y Ronaldo mientras planea su próximo lobby en favor de las empresas de ingenieros españoles que vienen a Colombia "a hacer la América", cientos de políticos noemiistas, andresiistas, uribistas, peñalosistas hablando a nombre de nuevos partidos independientes que se llaman Ahora Sí Colombia, Nueva Colombia, De Verdad Colombia, Ánimo Colombia, Energía Positiva Colombia.
Y a propósito de la proliferación de pulseras tricolores, banderas de Colombia en los espejos de los carros y demás manifestaciones de orgullo patrio, responda este sencillo minicuestionario de hipermegacolombianidad.
1. ¿Cuál es el nombre científico de "las cañas de mis valles"? ¿Y el "del anís de mis montañas"?
2. ¿Está en capacidad de jurar ante un tribunal que usted en su casa, un coctel o reunión similar siempre rechaza el trago extranjero "porque es caro y no sabe a bueno", así se lo sirvan gratis?
3. Cite el nombre de, al menos, cinco bambucos "de esos que llegan al alma".