16 de diciembre de 2005

Subamos el nivel

Por: Antonio García Ángel

Propongo un pacto nacional contra el embrutecimiento colectivo. Se trataría de una serie de medidas en diferentes frentes, una cruzada para romper la inercia y la estupidez. He aquí algunos apuntes al respecto:
Por ejemplo, tuve un profesor que nos puso a leer El don de la Estrella, de Og Mandino, y tuve alumnos que habían leído El alquimista Coelho en su clase de Literatura. Esa cadena de la mediocridad se debería romper. ¿Cuál es el criterio para que un profesor mande semejantes joyas? ¿Algún padre de familia llamó al colegio y se quejó?
La Panamericanización, Towerización y Blockbusterización es en cierta medida inevitable, pero yo creo que si se exhiben cosas mejores la gente consume cosas mejores. Sería bueno que en vitrina hubiera más libros de Kafka y menos ejemplares de Sopa de pollo para el alma, que vendieran el de Juanes pero recomendaran el de Radiohead, que hicieran la promoción "Alquile una de Hitchcock y lleve otra gratis". El consumo inteligente sigue siendo consumo, solo que de cosas inteligentes.
El problema es cuando uno ya no pide algo mejor. Cuando ya se le cagaron el gusto. Para muestra, la televisión. Los programas de la mañana amenizados por el gordito de Ricostilla y Jota, los de fajas adelgazantes, los culebrones mexicanos, los culebrones colombianos mexicanizados, los realities con ex futbolistas, la eterna sección de farándula. No joda. Miren lo que pasó con La Sierra, el documental sobre Medellín que rompió ratings. ¿Entonces por qué no financian un programa de documentales con todos los fierros? ¿Por qué no le compran unos a la BBC? ¿Por qué no pasan más películas de Woody Allen y menos de Van Damme? La televisión colombiana corta por lo bajo, da vergüenza, es el Aleph de la estupidez. El problema de la tele es que ejerce una presión muy fuerte para domesticar a todos los que hacen algo diferente, entonces el gran talento se va al menudeo: Pirry termina presentando La isla de los famosos, De Francisco y Moure naufragan en Citytv y Robinson Díaz acaba presentando el circo de Kandú.
Y de otro lado, ¿por qué demonios le dan tanta importancia al Reinado? Lo único que vale la pena del reinado es lo que debería prevalecer: el Reinado Popular. El resto, para la mierda. Señor padre de reina: trate de disuadirla y utilice esa platica para mandarla a Harvard. Si no sirve para estudiar, al menos allá se consigue un buen marido, en Cartagena se metería con un traqueto y terminaría de prepago. Por dios, acaben con el reinado y armen otra vaina con más nivel, métanle ese dinero al Festival de Cine para que se vuelva más importante, por ejemplo. Por su parte, Juno y Dorado podrían patrocinar un concurso de fotografía y uno de cortometrajes.
También hay que echarle una mano a la radio, por supuesto. Señor DJ de radio rockera, tropical o crossover: léase un librito semanal y cuéntele a la gente de qué trataba, vaya al cineclub, capacítese. Don Julio: no desperdicie a Desmond Morris y llame con más frecuencia a gente como él. Y prepárese bien. Los demás también, por favor, ayuden a subir el nivel.
Ahorita que se vienen elecciones presidenciales es importante que no le den cajeta al lenguaje. Señor candidato, sea cualquiera su pelaje ideológico: no hable como camionero, que el sueldo bien le alcanza para pagarse una enciclopedia. Señor senador: las contiendas políticas también se ganan en la biblioteca.
El periodismo también tiene que espabilar. Los editores que ya están apelmazados de café y sala de redacción, pónganse la bota machita y vayan a sacudirse el óxido en el monte o en la calle, hagan un poco de calistenia. Los columnistas, mucho cuidado con "el mero comentario inteligente, el salpicón de citas, la migaja filosófica, la bengala aforística y otros frutos de la razón chiquita", como dice Marina.
Quizá parte de la clave esté en no sentirse satisfecho, cultivar la autocrítica, no querer comerse el cuento, exigirse más. Yo creo que este país está muy jodido, y la única forma de levantarlo es intelectualmente. ¿Saben qué significa la palabra intelectual? "Que trabaja con la inteligencia". Lástima que tanto bobo pretencioso la haya desgastado. Bueno, que se pierda la palabra vale güevo, pero que se pierda el acto, es decir, "trabajar con la inteligencia", sería lo peor. Suerte en el 2006, feliz Navidad.