7 de septiembre de 2006

Lo bueno, si doble, dos veces bueno

No es un reloj, es un Bvlgari-Bvlgari. Si no cree, mire bien el bisel. Ahí está, dos veces a falta de una, el nombre de una de las mejores máquinas hechas alguna vez por el hombre.

¿Alguna vez se ha detenido a pensar en todas las cosas buenas que vienen de Suiza? El chocolate, el derecho a la reserva bancaria, los grandes esquiadores, la imparcialidad, los medicamentos genéricos y, claro, los relojes. Por más de sesenta años, Bvlgari ha invadido el mundo desde Neuchatel con estos pequeños y preciosos aparatos que dan la hora, pero que además son preciosos.

El BB de acero no es la excepción. Es hecho en Suiza, cuenta con una caja de 42 mm, pulso de acero inoxidable, esfera coronada con un cristal de zafiro y el acabado Clou de París, movimiento mecánico Eta con cuerda y fecha automáticas y resistencia hasta 30 metros por debajo del agua. El nuevo modelo para hombre combina la habilidad de la manufactura tradicional de los especialistas de los relojes Bvlgari con su histórica innovación del conocimiento.

Pese a que el logo de Bvlgari-Bvlgari comenzó a hacer parte de las piezas de fina joyería a partir de la década de los 70, el diseño del reloj se remonta al principio de la colección, originaria de los 40. Hoy en día, tanto el logo como el reloj son ya un clásico, un símbolo de calidad y refinamiento.

Tan antiguo, preciso y eficaz como la Guardia Suiza, otro de los símbolos del país europeo, es el Bvlgari-Bvlgari. No es un reloj, es un reloj-reloj.