16 de noviembre de 2004

Tragos prohibidos

Lo prohibido es lo nuestro, lo que más nos gusta. En materia de tragos, todavía hay algunos que circulan y se consumen, haciéndole caso omiso a la ley. Lea y tome. Si puede.

Hjemmebrendt
En Noruega, el orden, el frío, la soledad y las largas noches hacen que muchos se refugien en el licor. Por eso, el Estado tiene el monopolio del alcohol (vinmonopolet). Lo vende carísimo y, claro, surgió el negocio de la producción y tráfico ilegal de alcohol, penalizado con cárcel. Uno de estos tragos ilegales, el Hjemmebrendt (su nombre significa quemado en casa), es una especie de vodka hecho de papa o cereales. Por lo fuerte que es (96° de alcohol), lo mezclan con esencias de whisky y vodka o con café. Para cerciorarse de que tiene etanol y no metanol (alcohol tóxico) le pasan una llama y si es azul, el trago es bueno.

Chispa de tren
Si tiene estómago de chulo, tal vez lo aguante. Este ron clandestino, conocido también como Ron Peleón, es fabricado en los lugares más pobres de Cuba con azúcar y levadura. Usted no va a creer como es el proceso: suele ser filtrado a través de sacos con carbón de piedra o cortado con leche o limón. La pócima también es conocida como escupe lejos, rompepecho, espérame en el suelo, caguín, quebrantahuesos, tumbavieja y salta pa'trás. Lo prueba bajo su responsabilidad. Pero sépalo: no es nada sencillo de conseguir por aquí.

Raicilla
Este mezcal mexicano, destilado de las raíces del maguey, aunque pertenece a la tradición charra no tiene licencia del gobierno. Su contendido alcohólico varía y suele ser más alto que el de los tragos legales. Un sorbo puede producirle una fuerte y repentina borrachera y sus entrañas arderán al ingerirlo. Dicen que es mejor dárselo a mujeres, pues en ellas es afrodisíaco mientras que en los hombres puede producir impotencia temporal. También, que produce alucinaciones, pero no es más que un mito. Inténtelo, viaje al desierto mexicano y honre el dicho: "Para todo mal, mezcal y para todo bien, también".

Tapetusa
Es brandy criollo artesanal fabricado en lugares clandestinos de Boyacá. En su destilación se utilizan frutas y un guarapo que se ha fermentado por 15 días. Dicen que su color amarillo se debe a que usan sangre de res. Difícil saberlo: la receta pasa de generación en generación de manera secreta. Una vez se han agregado los ingredientes que le dan sabor y color, el líquido permanece en una caneca durante una noche expuesto a un calor suave y constante. La primera botella que sale es conocida como la "flor del aguardiente". Sus grados alcohólicos y sabores varían según el artesano que lo produzca. Lo consigue en la plaza de mercado de Tenza los sábados, pero madrugue que se agota temprano.