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9 de octubre de 2006

Calamaro retrospectivo

El año pasado, en Argentina, Andrés Calamaro dio uno de sus más grandes conciertos y hoy sus seguidores lo pueden ver en un DVD que ya está en el mercado. Con motivo de su lanzamiento, el escritor Antonio García Ángel, fanático furibundo de su música, lo entrevistó para SoHo.

Por: Antonio García
| Foto: Antonio García

El Salmón es una obra fundamental. Es comparable a los libros largos, que tienen una intensidad diferente; es fruto del periodo desbordante que empezaba con Honestidad brutal o quizá desde antes con Alta suciedad. Disperso y anárquico, como solo pueden ser 103 canciones, pero igualmente coherentes con el marco en que estaban: El salmón. El cantante y Tinta roja, a mi modo de ver, son un regreso a la sobriedad y a la redondez que da un repertorio unificado y escogido. ¿Podría comentar las ventajas y desventajas, las características de cada estilo?

El salmón es una obra llena de sentimiento y rock con detalles por todos lados, con atrevimiento, con temeridad, un pentadisco. No lo volví a escuchar hasta hoy y solamente escuché las primeras veinte canciones. En total son 103, y me emociona, me desborda, está lleno de sentimiento. No sé si es un estilo o si son muchos estilos, creo que tiene mucho rock n roll. Para El cantante, yo estaba cicatrizando, y hablé con Javier Limón y entonces grabamos. Yo llegaba al estudio a las 11:00 a.m., preparaba el mate, me sentaba en una silla y cantaba. El salmón, en cambio, fue un campo de batalla.

El retorno a las grabaciones furtivas, las tomas únicas, las versiones producto de una farra con los amigos, es un tono constante en El salmón, en las grabaciones que están en Internet y también en El cantante. En Tinta roja también se encuentra esa sencillez, la "sencilla complejidad" de la que hablaba Borges. ¿Qué opina del otro extremo, los arrebatos sinfónicos, orquestales: Beatles en Sargeant Pepper's, en su momento Ray Charles…? No se me viene a la mente otro diferente a Doce episodios sinfónicos, de Cerati ¿Alguna vez ha pensado en hacer algo así?

Nunca lo pensé. Una versión de El salmón completo, grabado por una orquesta sinfónica, sería un grandioso chiste, una broma extraordinaria. Lo mismo que traducirlo a distintos idiomas. Alguna canción mía podría arreglarse para formato sinfónico, pero me inclino más hacia la cumbia o el hip hop, como velocidades, grooves o declaración de intenciones.

El blues y el reggae son música negra. ¿Qué tienen en común y cómo funciona el componente Calamaro en ellos? ¿Alguna veta argentina o española —también usted es un poquito español—, se mezcla en sus blues y sus reggaes? Y el mambo y la salsa, ¿qué opina?

Creo que grabé mis Reggae regattas con elegancia y acierto. Lo mismo que detalles blueseros. Para mí, conseguir algo digno con los sonidos negros es muy importante y me encantaría hacer algo derivado del guaguancó, sentirme rodeado por una orquesta tropical. Son tres universos: el reggae, el blues y la salsa.

Desde Honestidad brutal habíamos venido encontrando tangos en todos sus discos, de repente Tinta roja se mete de lleno en un repertorio de versiones tangueras, clásicos. ¿Cómo se fue dando ese acercamiento al tango? ¿Qué elementos le interesan del tango y cómo se reelaboran en su disco?

El tango es un repertorio de canciones importantes. No soy tanguero, pero tampoco le doy la espalda a ese formidable cancionero. Realmente lo que quería era grabar con el mágico Josele. Es verdad que grabé con históricos del género, aquello fue un gran honor. Tinta roja no es tango: son tangos.

Usted tiene un libro de conversaciones con Alejandro Rozitchner llamado Tirados en el pasto, escribió algunos textos con el seudónimo de Periodista Gonzo, menciona a Borges y a Easton Ellis en sus canciones. Dos romeos es una canción basada en un clásico de ciencia ficción de Brian Aldiss, ha musicalizado un poema de Neruda… Se nota una cercanía con la literatura. Quisiera saber un poco al respecto. ¿Cuáles son sus gustos literarios? ¿Qué está leyendo en este momento? ¿Sacará un poemario algún día?

Hace meses que estoy leyendo la misma novela de Juan Saer, La grande. Últimamente leí una novela japonesa que me gustó y El Buddah de los suburbios, que me agradó menos. Me interesaría recopilar textos míos y publicarlos. No puedo sentarme y escribir una novela, o un guión, no creo, pero no lo intenté tampoco. Lo cierto es que creo haber escrito algunos textos ingeniosos y me gustaría verlos publicados alguna vez.

Existen letras suyas que son desgarradas, inclementes. ¿Cuál es su canción más cruel? ¿Cuál es su canción que es como una navaja revolviendo las entrañas? ¿Cuál es, al revés, la más alegre?

No sé cómo contestar eso. Algunas de mis mejores letras, y más intensas, no son mías, son letras de Scornik o Larrosa, mis poetas de la zurda.

Supongo que en el gremio del rock, y quizá del rock argentino, hay muchos roces, muchos egos, muchas envidias. ¿En parte eso lo hizo retirarse de Argentina

, ¿cómo se maneja eso?

No lo sé, no tengo esa impresión de mis colegas.

¿Y los amigos? Es uno de los temas calamarianos (¿calamáricos, calamarescos

) Los amigos que siempre están allí para rescatarlo, para darle una mano o irse con usted hasta el fondo. ¿Con qué perspectiva ve la amistad, después de tantos años de camaraderías y desacuerdos?

Hay distintos grados de amistad. El único problema de un amigo es que, en el momento que deja de serlo, se convierte en un enemigo o en un traidor, pero algunos están contigo en los peores momentos, hay los que nunca te piden nada y te ofrecen todo.

El aislamiento es necesario para crear, pero también es necesario estar rodeado de personas, escuchar ideas, en fin. ¿Qué diferencia existe entre su trabajo solitario y su trabajo en compañía de otras personas, las colaboraciones, las canciones a dúo, etc.



Supongo que es interesante trabajar aislado, concentrarse en las propias ideas, ser el designer de las obras, pero también es aconsejable ser humilde y compartir ideas y decisiones. Ya sea por comodidad, o por respeto, últimamente elegí, o me tocó delegar responsabilidades en otros músicos y fue importante. Pero llevar las propias ideas hasta los extremos es ético, es atrevido. ¿Es honesto?

Hace un tiempo decía que había llegado a Tacuarentown, porque había cumplido cuarenta años. ¿Qué traen los años? ¿Qué ha venido con sus cuarentas? ¿Cómo se ve cuando entre a Tacincuentown? ¿Quisiera llegar activo a Tasesentown?

¡Me gustaría conocer a mis bisnietos! Y llegar sexualmente activo para practicar la fidelidad en el matrimonio.

Dicen que los primeros años de vida nos marcan. ¿Qué cosa aprendió de niño que recuerde ahora nítidamente en los predios de Tacuarentown?

Fui criado, y crecido en la tolerancia, el socialismo y el feminismo.

Sé que ha estado en Colombia. ¿En dónde? ¿Cuáles son sus recuerdos?

Recuerdo algún estudio de radio. Con esfuerzo podría recordar alguna habitación de hotel. No fue un momento muy feliz de mi vida. Venía arrastrando alguna clase de problema seguramente. Tengo mejores recuerdos lejanos. Sé del respeto, la educación y la cultura de ustedes. Sé que escucharon con atención mis grabaciones y que son un pueblo refinado y musical.

Había sido reticente a irse de gira. ¿Por qué? ¿Cómo fue su experiencia con Bersuit? ¿Qué queda de toda esa etapa?

Quedaron un disco y un DVD. Fue importante encontrar esos músicos que se entregaron a mi repertorio con tanto oficio y transparencia.

Usted hizo la música para Caballos salvajes. ¿Cómo fue hacer música para cine?

Hasta ahora no me quedé conforme con mi rendimiento en el cine, aunque trabajé con entrega y con dedicación. Ojalá pueda intentarlo de nuevo alguna vez.

¿Cuál es la pieza de música clásica que más le gusta?

No lo sé. A veces me despierto y escucho María Callas.

¿Es fetichista con las guitarras? ¿Tiene cariño por sus guitarras, le habla a su guitarra como otros hablan a sus plantas? ¿Cuál es su consentida?

¡No les hablo a las guitarras! Una vez rompí una guitarra y hasta el día de hoy me arrepiento. Mi guitarra preferida es una Fender que afina siempre.

El momento en que uno conoce e interactúa con sus ídolos, con la gente que uno admira, marca la vida. ¿Cómo fue compartir escenario con Dylan

, ¿cuál fue su primera impresión? ¿Daba nervios? ¿Cuál es el recuerdo que se llevó de aquel encuentro?

Yo no estaba en un momento espléndido cuando me crucé con Bob Dylan, no estaba en el ciento por ciento de mis capacidades interpretativas. Sin embargo, tengo muy buenos recuerdos de él, un hombre muy amable y generoso. Actuando en Andalucía me saludó desde el escenario, pidió un aplauso para mí, creo que fue en Granada.

¿Cuál es su calle favorita y por qué?

No tengo una calle favorita. Ahora mismo te escribo desde la calle Ciudad de la Paz. Sobre esta misma calle está el colegio donde estudié y terminé viviendo acá. Creo que si tengo una calle favorita es esta.

Borges dice que habría que revisar de vez en cuando los clásicos, para ver si siguen siendo clásicos o es mejor empezarlos a olvidar. ¿Qué álbumes, qué conjunto de canciones, qué periodo suyo le gustaría que le sobreviviera y que se siguiera escuchando en el año 2063 y por qué?

Hay grabaciones donde me escucho infantil y artificial, otras que me conmueven. Confieso que nunca escucho mis propias grabaciones pero las grabé con sinceridad y mis mejores intenciones. Supongo que entre los discos de Los Rodríguez, mis grabaciones más personales, incluso entre las grabaciones jamás editadas hay música interesante y emotiva que podría sobrevivirnos.

¿En qué está trabajando ahora? ¿Qué sigue, qué viene, qué tan cocinado está?

Estoy a punto de viajar a Madrid para cantar con Ariel Rot. También estoy tratando de recopilar mis inéditos comprendidos entre el 2000 y el 2003. Las grabaciones ocultas posteriores a El salmón, pero anteriores a El cantante. En noviembre voy a publicar mi siguiente disco, El palacio de las flores, producido y arreglado por Litto Nebbia. Está por reeditarse el penta Salmón, por primera vez íntegramente fabricado en Argentina. En 2007 me gustaría preparar un nuevo concierto, fundar una nueva orquesta eléctrica y preparar mi siguiente álbum.