27 de mayo de 2009
Aquí estoy de vuelta
Sé que no he vuelto a escribir pero es que he tenido mucho trabajo y esto de escribir también cansa. No es fácil para mí, no se me facilita.
Por: AndreaNo entiendo cómo
hacen los escritores, esto de escribir es muy jodido. Pero bueno, aquí voy de
nuevo no sin antes excusarme por la demora. También les cuento que desde agosto
voy a estudiar de noche un diplomado y este trabajo mío se me va a complicar por
lo menos tres noches a la semana. La ventaja es que el fin de semana lo sigo
teniendo libre y, finalmente, es cuando más trabajo sale. La mejor prueba fue
este puente que acabó de pasar, tuve tres servicios por día (el máximo que soy
capaz). Sí, suena fuerte pero es así: este fin de semana me acosté con 9 hombres
diferentes. El último fue el domingo en la noche y el lunes ni siquiera contesté
al teléfono. El domingo, este último, me invitó a almorzar-comer a Andrés Carne
de Res y como a la una de la mañana terminamos en su apartamento. Lo bueno, como
les he contado, es que todas esas horas me las pagan (no importa si es baliando
o comiendo, esto es como un taxímetro).
Pero el lunes fue duro, fue uno
de esos días recurrentes en mi vida y es el de la soledad. Claro, díganme perra,
tendrán razón, pero fue la opción de vida que elegí. Aún así, eso no evita que
me sienta sola. ¿Es posible que de tanto sexo me termine hastiando de él? Es
posible. Por eso cuando me toca trabajar busco situaciones donde yo también
trate de pasarle bien, que si sé que van a ser 9 polvos, al menos en dos logre
venirme mucho y pasarlo bueno. Eso es lo que trato para que no se vuelva un
martirio. Por ejemplo, el sábado tuve un buen polvo y no sé por qué pero siempre
hay otras mujeres de por medio. Les juro que no soy lesbiana pero me excita
saber que otras parejas se arrechan conmigo o me “usan” para que sus relaciones
mejoren sustancialmente. Este sábado llegué a un apartamento, me recibió un
tipo bastante atractivo (no saben lo que agradezco a Dios cuando esto pasa, el
hecho de saber que lo haré con alguien al menos agradable físicamente), me
invitó a seguir, el trago de rigor que siempre ayuda y luego me dio un vestido
como de empleada de servicio. Era un vestido totalmente negro, corto, y con un
delantal corto (blanco) y una especie de gorrito blanco también. Las medias
negras y los ligueros quedaban casi al descubierto pues el vestido era realmente
corto. Y cada loco con su tema, me llevó a cocina y me dijo que cocinara algo.
Ya les he dicho que aquí una se encuentra con cada loco. Y yo no sabía muy qué
hacer. Busqué una olla puse agua, un poco de sal y puse algo de pasta corta que
fue lo único que encontré. Y mientras eso, el tipo ya estaba sentado en un silla
detrás mío, pajeándose. Me decía que me inclinara mucho para mostrarle el culo
y me pedía que me tocara con los dedos. Eso hice, un poco extrañada, !el tipo se
estaba imaginando a la empleada de servicio! Yo apenas lo volteaba a ver y el
tipo estaba totalmente erecto, con los pantalones hasta las rodillas y
pajeándose. Pero la cosa no pararía ahí. Me dio un tapaojos, de esos que usan
los abuelitos para dormir y que la luz no los moleste. Y me dijo que me los
pusiera y que siguiera haciendo lo mismo que venía haciendo.
Seguía dándome
dedo inclinada sobre el mesón donde estaba la estufa pero ya sin ver nada.
Además, sentí cuando el tipo apagó la luz de la cocina también.
De
pronto, sentí que me abrían las nalgas y me empezaban a pasar la lengua por el
clítoris. Fue excitante porque yo no veía nada, solo sentía la oscuridad y el
placer máximo pues esa boca se concentró en mi clítoris bastante bien, con uno
que otro mordisco en mis nalgas redondas. No me aguanté y le advertí que me iba
a venir y me vine muchísimo. Me puse de pie totalmente para recuperarme pues
estaba un poco ida, y el tipo me quitó el tapaojos, y para sorpresa mía, había
una mujer ahí, y ella era la que me había chupado. Eran amigos, no eran pareja,
y ella era lesbiana según me explicaron. Pero ella no había salido del closet y
sólo él sabía el secreto. Me sentí rara pero ya qué, ya me había chupado toda y
no había nada que hacer. Incluso me pidió que me dejara chuparme las tetas y
accedí, ella estaba feliz y, bueno, a mí también me gustó la cosa.
Luego
se apartó porque el tipo quería lo suyo y me decía que siempre soñó con cogerse
a una empleada de servicio buena y que por eso estaba matando esta fantasía (él
y ella se habían puesto de acuerdo para matar sus dos fantasías entre amigos), y
me volvió a recostar contra el mesón, me puso de espaldas me incliné un poco y
me lo metió por detrás (no por el culo), mientras me decía una cantidad de
obscenidades. Los dos me dijeron que estaba buenísima y la lesbiana se echó dedo
todo el tiempo mientras el tipo me lo emtía. La lesbiana me miraba a la cara con
una carta de sexo impresionante. No era muy bonita pero era muy caliente y a mí
me puso caliente. Al poco tiempo el tipo se vino.
A los pocos minutos,
ya vestidos, me ofrecieron esa pasta que se estaba cocinando, para que
comiéramos los tres. Pero yo me quería ir, y me fui.