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16 de abril de 2009

Natalia Rodríguez, la bióloga

Estuvo siempre entre el arte y la biología y se quedó con esta última. Hoy trabaja en Santa Marta en investigaciones en este campo con la Universidad Nacional. Sí, es bióloga, pero pudo ser modelo.

Por: Fotografías: Juanita Ochoa © 2009
| Foto: Fotografías: Juanita Ochoa © 2009

Natalia Rodríguez estudió biología a pesar de obtener sus más altos puntajes del Icfes en matemáticas y física. La biología ganó en su debate por dos grandes pasiones: el arte y, según ella, "el amor por los bichos". Tentada en su momento por cambiarse a artes plásticas, llegó incluso a tomar simultáneamente materias de ambas carreras. Luego de una pasantía en la Universidad Nacional, el mar terminó llevándosela de vuelta.

Hoy vive en Santa Marta y trabaja en un grupo de investigación —en asocio con la Universidad Nacional— en un proyecto de crustáceos de profundidad. Eso, en cristiano, significa botar redes de arrastre de hasta 900 metros de profundidad para hacer inventario de muchas especies de las que poco o nada se sabe en Colombia. Pero no todo es tan relajado, el bronceado que se gana cuando están en temporada de recolección lo pierde luego en la etapa de análisis, en la que puede durar más de tres meses metida en el laboratorio.

Hace poco descubrió una nueva pasión: la educación ambiental. La situación en la costa es bastante preocupante y poco se ha hecho para educar a las comunidades sobre la manera en la que deben cuidar el lugar donde viven. Por eso hace poco en compañía de unos amigos empezó una serie de talleres en los que se les enseña a los niños de las comunidades a conservar su ambiente mostrándoles alternativas para hacer un uso sostenible del lugar donde viven, procurando la preservación de los recursos y al mismo tiempo enseñándoles a trabajar la tierra que les pertenece.

Dentro de poco empieza una expedición en la que se tendrá que embarcar durante semanas enteras para recolectar especímenes de grandes profundidades, aunque la experiencia le emociona, implora que su estómago no la tenga horas vomitando por la borda. Hace poco compró una cámara Nikon D40, por ahora es poco lo que sabe de fotografía pero espera en algún futuro poder combinarla con su pasión por los temas ambientales.