15 de marzo de 2011
Modelo
Paulina en público
Experimento fotográfico de una mujer desnuda irrumpiendo en una librería, una tienda y una barbería.
Por: Paulina DávilaVivimos en una época en la que el cuerpo femenino circula como mercancía en toda clase de sitios y situaciones. Nos rodean imágenes de mujeres desnudas todo el tiempo en revistas, calendarios, televisión, en los medios en general.
La imagen cliché de la mujer ‘sensual’ o ‘sexy’ desnuda, tapizando las paredes de establecimientos o entreteniendo lectores, la vemos incluso en sitios en donde ella ni siquiera es bien recibida y mucho menos sin ropa. ¿Qué pasa si, de repente, una mujer desnuda irrumpe en una librería, una barbería, un taller y una tienda de barrio? Precisamente en eso consistió este ejercicio fotográfico: en estar ahí, en vivo, justo donde siempre hay alguna imagen de una mujer desnuda. Y fue interesante ver las reacciones cuando se pasó de la fantasía a la realidad, sobre todo cuando fui yo quien encarnó ese objeto de deseo a consumir.
Todo fue como un experimento del juego de miradas y tensiones que se dan: desde el público que pasaba y participaba con todo tipo de comentarios, hasta mi propia reacción. Ahí estoy yo, en medio de la situación, temblando, como la mercancía a la que se dirige toda la atención, el deseo, los chiflidos y demás. Pero la cosa no se queda ahí, porque ese objeto de deseo —que soy yo misma— devuelve la mirada y provoca otra situación en el público que se ve involucrado. Mejor dicho, los espectadores no solo pueden ver en ese lugar el mismo desnudo de siempre, sino también hacer parte de esa imagen que tanto los inquieta. Ahora ese público parece que también estuviera siendo observado en la librería, en la barbería y en la tienda.
Desde mi punto de vista, fue un proyecto lleno de situaciones intensas. Sé que requería de mucha concentración y entrenamiento. Fue un reto total, por un lado físico, al que no estoy acostumbrada (porque además no soy modelo), y psíquico por el tema de la vergüenza, el pudor y demás cucarachas que tiene uno revoloteando libres en la cabeza.
Es un proyecto exhibicionista en el que llamo la atención, pero no por simple vanidad. A mí siempre me ha interesado transformarme, jugar a ser otras cosas, asumir roles y máscaras diferentes, ya sea desde la personalidad hasta la apariencia física. Y este es el resultado.