La intimidad para muchos es un momento de placer y diversión pero para otros puede ser de suma tristeza. ¿A qué se debe?
Las relaciones íntimas y en términos generales, la sexualidad es todo un mundo por descubrir puesto que es amplia la variedad de términos, posiciones, experiencias y posibilidades que pueden darse durante un encuentro sexual.
Teniendo en cuenta ese escenario en esta ocasión vamos a explorar y a tratar de darle respuesta a uno de los momentos, situaciones o sensaciones más curiosas y extrañas, que puede tener una persona durante o después de un acto íntimo.
El sexo para muchos es una actividad de distensión y aunque para algunos esta práctica no tiene mayor valor que el placer, hacerlo con alguien con quien no se tiene un vínculo importante puede ser un problema por algunas razones entre esas la posibilidad de tener disforia postcoital.
En el amplio mundo de la sexualidad existe un tema poco conocido pero que muchos seguramente han tenido al menos en una ocasión, pero de no ser así, son bastante afortunados pero no están exentos de presentarlo en un futuro.
Se trata del raro momento en el que tras terminar una relación sexual procede un preocupante llanto que en muchas ocasiones no tiene explicación lógica. Si en algún momento usted o su pareja han tenido que atravesar esta sensación, sabrán que casi nunca está relacionada con la calidad del sexo que acaban de tener, ya que aunque pudo ser el placentero de todos al final del orgasmo termina llorando.
Esta afección puede ser recurrente o esporádica, pero si en más de una ocasión, aunque no sea en relaciones seguidas, usted ha sentido ese llanto incontenible, lo mejor que puede hacer es entenderlo.
La disforia postcoital que también es conocida como depresión postcoital, puede ocurrir luego del sexo en pareja o también después de una simple masturbación, pero el tema es que produce una necesidad de llorar insoportable, además de un sentimiento de tristeza, ansiedad, vacío, inquietud o enfado que puede durar unos minutos, horas, o en casos extremos, algunos días.
Aunque este padecimiento pueda parecer exclusivo de las mujeres, ya que el 51% de ellas lo ha sentido, algunos estudios han demostrado que el 41% de los hombres también lo ha padecido. Además, el portal Men’s Health explica que este trastorno puede presentarse de repente y volver a retornar años después.
A pesar de que se le conoce como depresión postcoital, este nombre es solamente coloquial puesto que no tiene esa connotación. Algunos expertos aseguran que esto puede deberse a un desequilibrio hormonal de las sustancias segregadas que generan bienestar y placer tras terminar el acto.
Otros creen que podría relacionarse con la amígdala, que es la parte del cerebro culpable de emociones como la ansiedad y el miedo, aunque se supone que durante el sexo, esta, está inactiva, en algunas personas podría reactivarse repentinamente generando el llanto.
Sin embargo, hay dos creencias adicionales que son sobre posibles traumas que se tuvieron en la infancia o en el pasado y se terminan manifestando de esa manera después de un momento agradable como lo es la intimidad en pareja.
La última es la posibilidad de que en el pasado se haya tenido un limitado acceso a la educación sexual, por lo que inconscientemente se relaciona al sexo y al placer obtenido con algo malo. Sea cual sea el motivo, lo importante es que al terminar un acto no se deje sola a la pareja sino que haya contacto y afecto.
Adicionalmente, podría buscarse ayuda psicológica para entender cuál es la razón de la disforia en su caso personal.