El lamento del paisa Andrés Escobar, después de marcar un gol en el arco de su compañero Óscar Córdoba durante el partido del grupo A de la Copa Mundial entre EE. UU. y Colombia el 22 de junio de 1994 en Los Ángeles, Estados Unidos. (Foto de Michael Kunkel/Bongarts/Getty Images) | Foto: 1994 Getty Images

Fútbol

La historia de una Selección Colombia amenazada en USA 94

Por: Ricardo González Duque

Fue un 22 de junio de 1994 que ‘La Tricolor’ jugó el partido más triste de su historia de los mundiales. Perdió 2-1 contra el local Estados Unidos, con un autogol que semanas después le costó la vida a Andrés Escobar y dijo adiós a un mundial en el que era favorito. El exarquero del equipo, Óscar Córdoba, reconstruyó ese triste momento.

Entre 1993 y 1994, Colombia pasó del éxtasis a la agonía, como le suele ocurrir a un país como este, que cuando vive destellos de felicidad desbordada, rápidamente aterriza a la dura realidad que enfrenta todos los días. Ha ocurrido en muchos aspectos de nuestra vida, pero en un lapso de poco más de nueve meses lo vivimos en el fútbol.

Septiembre 5 de 1993 es una fecha que no olvidarán los hinchas de la Selección Colombia y por supuesto tampoco los argentinos que vieron atónitos cómo el equipo de Francisco Maturana les metía cinco goles en su casa, el Estadio Monumental de River Plate. A partir de entonces comenzaría la euforia de un equipo de fútbol que creía que estaba tocando el cielo con las manos y que se ilusionaba con ser protagonista del mundial de Estados Unidos 1994.

En un lugar en el que por esos días perseguían intensamente a Pablo Escobar, a menos de tres meses de abatirlo en un tejado de una casa de Medellín, los jugadores de la Selección eran los héroes patrios: Óscar Córdoba, Luis Fernando Herrera, Luis Carlos Perea, Wilson Pérez, Alexis Mendoza, Leonel Álvarez, Gabriel Jaime Gómez, Freddy Rincón, Carlos ‘El Pibe’ Valderrama, Faustino Asprilla y Adolfo Valencia, tenían esa investidura al vencer y, sí, humillar al subcampeón del mundo, la Argentina de Alfio Basile.

“Era una hazaña haberle ganado a Argentina 5-0 y más que clasificar, era haberlo hecho en su casa, pero el mundial estaba aún muy lejos para sentirnos favoritos”, recuerda en SoHo el exarquero del equipo Óscar Córdoba, quien cree además que el embeleso por ser protagonistas en USA 1994 llegaría después. “No éramos los mejores del mundo. La chapa de favoritos nos la ponen los periodistas, ‘Pelé’ y, bueno, nosotros mismos después por las presentaciones en la pretemporada. Nos comimos el pastel, ahí sí nos creíamos campeones del mundo”, asegura.

Junio 18 de 1994 fue el día en que se mezclaron en el Estadio Rose Bowl de Pasadena, California, dos banderas con los mismos colores, aunque en diferente dirección: Colombia y Rumania se enfrentaban en la segunda jornada del mundial de Estados Unidos, una tarde que empezó a frenar el efecto del éxtasis en los hinchas colombianos que se había creado en Buenos Aires meses antes. Allí el resultado fue una derrota 1-3 frente a una selección que casi nadie tenía en el radar.

Óscar Córdoba estaba ahí, de nuevo en el arco colombiano, que esta vez no se fue en cero y, peor aún, resultó colgado al minuto 34 con un golazo de Gheorghe Hagi, llamado ‘El Maradona de los Cárpatos’, los montes que atraviesan Europa Oriental. El caleño que vestía un uniforme violeta y blanco, terminó con tres goles en su contra y a pesar de eso no se veía en ese momento empacando maletas para volver al país. “Nosotros perdemos contra Rumania, pero teníamos seis puntos por delante. Traíamos un historial de cinco partidos jugados contra Estados Unidos, tres ganados y dos empatados. Las probabilidades era que le podíamos ganar”. Y es que Colombia nunca había perdido contra Estados Unidos, ¿cómo iba a pasar eso ahora?

Junio 22 de 1994, el momento del todo o nada en USA 94: se componía el camino para que el equipo de Maturana recuperara el estatus de favorito o quedaban eliminados. Y la mala suerte empezó desde antes de que sonaran los himnos, incluso cuando no se habían abierto las puertas del estadio y no precisamente por la indisciplina de los jugadores, como ellos mismos tanto han desmentido. “No le podemos echar la culpa al “desorden”. A ver, ese mismo “desorden” es el que tenía Colombia en las eliminatorias en Barranquilla y clasificamos”, responde Córdoba con claridad.

Óscar Córdoba, arquero de la Selección Colombia, el 22 de junio de 1994 en el partido contra el anfitrión, EE.UU. (Foto: Mark Leech/Getty Images) | Foto: 1994 Mark Leech

La mafia ya le había metido la mano al partido aún sin comenzar. Los apostadores en Colombia y dentro de Estados Unidos se habían jugado millones de dólares para tener un resultado favorable del equipo de Maturana y por eso llegaron las intimidaciones. “Lo que más golpeó a la Selección fueron las amenazas. Ese fue el problema más grande y no haber sabido manejarlas”, reconoce Óscar Córdoba en la conversación con SoHo; él aún tiene en su mente el momento en el que les contaron que había vidas en peligro por una decisión técnica: la petición para que no jugara Gabriel ‘Barrabás’ Gómez.

“Estábamos todos concentrados y el mensaje les llegó a ‘Pacho’ y ‘Bolillo’ a través de un sistema de correos que había en el hotel, un generador de caracteres de una llamada que habían hecho. Eso fue transmitido a nosotros en la charla técnica y se rompió la tranquilidad”, dice apesadumbrado. “Si juega ‘Barrabás’ corre peligro la vida de él, nos dijeron, ya eso es una amenaza y nos fractura”.

A menos de tres horas de que empezara el partido contra el local Estados Unidos, la advertencia los derrumbó a todos. De la misma forma lo contó ‘Barrabas’ hace un tiempo en estas mismas páginas de SoHo: “Los amenazaron de muerte con la advertencia de que yo no jugara; que si jugaba, mataban a la familia de ‘Pacho’, a mi familia, a mí (…) Eso vino de parte de gente de Cali que estaba en el mismo hotel. Yo no le quería parar muchas bolas a eso, y les dije: “Yo juego”; en Colombia me habían amenazado muchas veces y no había pasado nada, pero ‘Pacho’ llegó muy sentido y me dijo que no jugara”.

El resultado de ese horrible día fue una nueva derrota 2-1 ahora frente a los gringos, pero con un episodio mucho peor que está en la mente de los 35 millones de colombianos de aquel entonces: el intento de Andrés Escobar por evitar un pase en el área, que terminó con el balón dentro de su propio arco, el de Óscar Córdoba, un autogol que a la postre tuvo un desenlace mucho peor que perder un partido, que quedar eliminado de un mundial, que acabar con la posibilidad de ser los favoritos.

El lamento del paisa Andrés Escobar, después de marcar un gol en el arco de su compañero Óscar Córdoba durante el partido del grupo A de la Copa Mundial entre EE. UU. y Colombia el 22 de junio de 1994 en Los Ángeles, Estados Unidos. (Foto de Michael Kunkel/Bongarts/Getty Images) | Foto: 1994 Getty Images

Julio 2 de 1994 no fue una fecha futbolística, sin embargo, es sin duda el día más doloroso para el fútbol de Colombia en el que se juntaron las mafias de las apuestas, el narcotráfico, el paramilitarismo y la intolerancia; todos males muy arraigados al país, para descargarle un revólver a Andrés Escobar por haber hecho un autogol.

La historia de una Selección Colombia tan amenazada como la de 1994 no se ha vuelto a repetir, pero en el ambiente, y cada día con más fuerza, vuelve a sonar el ruido por las crecientes apuestas en el fútbol colombiano, en las que estarían involucrados sus protagonistas, con lo que grave que eso significa.