Diafragma
JOHANA VARGAS LA SOPRANO Si tuviera que elegir entre una pegajosa canción de los Beatles tarareada en plena ducha y los acordes inmortales de un aria de Schubert cantada en La Scala de Milán, Johana Vargas (18 años) estaría en problemas. En serios problemas. Ambos la desvelan. Sin embargo, por el momento, lo suyo apunta hacia Mozart, y Rossini, y Schubert, y etcétera, etcétera, etcétera. Seleccionada como una de las jóvenes talentos del Bel Canto por la Biblioteca Luis Ángel Arango el año pasado, Johana se perfila como una futura cantante de ópera para ser recordada. Su reciente presentación en la sala de conciertos de la Luis Ángel lo confirma. Por ahora, con Beatles o sin ellos, con Help o el Ave María, cae bien echarse una pasada por los recitales que vendrán para comprender que la ópera, a veces, también entra por los ojos. Fotografía: Felipe Londoño Locación: Hotel de la Ópera | |
JUAN CARLOS DELGADO ESPÍRITU AL ROJO VIVO En Barcelona —aunque haya quienes digan que fue en otro lugar— fue donde comenzó todo el cuento artístico de Juan Carlos Delgado. Allá estudió, allá abandonó la escuela para dedicarse a caminar y, finalmente, allá echó a rodar la bola de lo que hoy mejor lo identifica: ser un artista enteramente contemporáneo. Seguidor de figuras como Anish Kapoor, Joaquín Torres y la fotógrafa española Paloma Navares; este colombiano de 27 años se ha dedicado a hacer lo que más le gusta, que es hacer arte de todas las formas posibles (en el recuerdo permanecen los 220 zapatos encontrados en las calles de Marruecos que integraron una vasta exposición que le dio reconocimiento). Por ahora, en medio de ese gran taller móvil que es la ciudad, Delgado se las arregla para recuperar la memoria de los objetos mediante impresiones digitales que, más que arte, son una manera de manifestar el espíritu de un artista, definitivamente, poco convencional. Fotografía: Felipe Londoño | |
ALLEN IVERSON EL PEQUEÑO GIGANTE ¿Podría un ex convicto ser el ídolo de miles de personas? Aunque piense que no, la respuesta se encuentra en el base de los Sixers de Filadelfia: Allen Iverson, quien de no ser por el perdón del gobernador del estado de Virginia, todavía estaría pagando los 15 años a los que fue condenado en 1993 por una disputa racial. Hoy, a pesar de ser muy bajito para el baloncesto —tan sólo mide 1,83 m—, con 26 años, el ex vocalista de rap se abre camino en ese mundo reservado sólo para los gigantes. Este campeonato lo demostró. Tanto que, en su quinto año como profesional, fue elegido el jugador más valioso de la NBA, llevando de la mano a su equipo a los playoffs después de ocho años. Y aunque al final los Lakers le arrebataron el ansiado anillo, el pequeño gigante dio visos de lo que vendrá más adelante. Pasos de animal grande. FOTO: AP |