Estilo de vida

Cómo es pasar una noche en un hotel debajo del agua

Por: Óscar Bravo

Este hotel tiene todas las comodidades de un hotel convencional pero con otras particularidades. Se lo presentamos por si algún día se anima a quedarse una noche acá.

En octubre asistí a una fiesta de Halloween en Key West, Florida. Y como tenía una noche libre, decidí pasarla en el Jules Undersea Lodge, un hotel submarino ubicado en Key Largo. Un amigo lo había visto en televisión, en una sesión de fotos de Playboy TV que hicieron allá, y me recomendó que averiguara las tarifas ya que estaba cerca. Lo ubiqué por internet, después llamé e inmediatamente me hicieron la reserva. Hay un detalle que limita de forma drástica la cantidad de visitantes: solo pueden ir buzos certificados.

El Jules era un laboratorio para la exploración submarina en Puerto Rico, después lo compraron los actuales dueños, se lo llevaron a Key Largo y lo restauraron: quitaron los equipos electrónicos, adecuaron los tubos interiores para que fueran habitaciones, y arreglaron los sistemas de presión y oxígeno. El hotel mide unos seis metros de largo por quince de ancho, cuenta con dos habitaciones con una cama doble y, encima de esta, una sencilla, baño privado en cada una y equipo de sonido. No tienen minibar. Ambas comunican a una zona común, en la que está ubicada la cocina, una televisión con DVD y una nevera. Aunque se pasa la noche a unos 22 pies de profundidad, las comodidades son muy parecidas a las que hay en cualquier hotel. En la nevera hay latas de Coca-Cola, botellas de agua, paquetes de papas, jugos: lo normal. Lo único raro es que las botellas y las latas están espichadas por la presión. También hay teléfono al exterior.

Llegué a la recepción a las 10 a.m. Está ubicada en un puerto sobre la laguna de Key Largo, desde donde hice la inmersión. Me entregaron una maleta hermética para guardar todo lo necesario para mi estadía y una toalla. Está prohibido bajar elementos eléctricos, como secadores de pelo o cargadores de celular (de todos modos, la señal de celular no entra). Antes de sumergirnos, pedimos lo que queríamos que fuera el almuerzo de ese día, la comida y el desayuno del siguiente. Toda la comida la llevan desde arriba y llega caliente y lista para comer.


La gran experiencia del Jules radica en que no es necesario, al bucear, estar subiendo a la superficie, porque el huésped está siempre bajo el agua. Al hotel se ingresa por una escotilla ubicada por debajo, la cual da hacia una especie de jacuzzi. Esa es la zona húmeda del hotel, donde quedan las duchas y el lugar para descargar los equipos. Una vez bañados y con la ropa seca, se llega al cuarto de entretenimiento, donde lo recibe un empleado del hotel, quien va a ser el mismo que traerá el almuerzo y el desayuno desde la superficie.

Mientras se está dentro de la caja que es el hotel, solo se puede ver televisión u oír música, para distraer la sensación de claustrofobia que se siente. Para los que nos gusta, disfrutamos mucho la posibilidad de estar buceando todo el día y toda la noche, pero no creo que nadie se le mida a pasar más de una noche allá, no tendría mucha gracia.

Rarezas: no hay una gota de licor, para la seguridad de los buzos.
Habitaciones: 2
Huéspedes ilustres: hasta ahora, solo el primer ministro de Canadá, Pierre Trudeau.

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