Opinión

¿Importa que la mujer sea más alta?

Por: Patricia López

Cuando uno es mujer y mide 1,75 en un país como Colombia, donde la estatura promedio de los hombres es de 1,65, pues sencillamente uno se tiene que acostumbrar a una cosa y de por vida: de entrada uno va a tener 10 centímetros de ventaja y siempre va a ir un paso adelante.

Desde que estaba en el colegio supe que ese era mi destino. Fui la más alta de mi promoción en el Colombus School de Medellín y siempre, siempre, me tocaba el último puesto en la fila durante la izada de bandera que se organizaba, como era de esperarse, en estricto orden de estatura. Eso no es nada. Confieso que comí pavo de lo lindo en las fiestas porque era claro que mis compañeros de clase me llegaban apenas a la cintura y fue solo cuando los de sexto se empezaron a colar en las fiestas de 15 que empecé a bailar canciones como Colegiala que, dicho sea de paso, requerían de cierto amacice distinto a cuando uno bailaba Celebration brincadito y de lejos. (Cómo levantar en la oficina)

Sea esta la oportunidad para agradecer a mi mejor amigo de la época, el que siempre me sacaba a bailar, el mismo con el que todas las tardes hacía tareas en mi casa, hablábamos horas de horas al teléfono, era mi paño de lágrimas y nadábamos en la piscina. Y sí, así es, mi mejor amigo era chiquito, tan chiquito que su nombre termina en "ITO" y creo, bueno, mejor dicho estoy totalmente segura, de que fue ahí, cuando empecé a sentirme atraída por los chiquitos, por los bajitos. A decir verdad, creo que no fue por nada distinto a que me quedó gustando el hecho de estar siempre por encima, aunque no necesariamente encima. Pero bueno... todo es negociable. (Señales para saber que está sumando puntos con una mujer)

A esta alturas, he salido con más jóvenes, más bajitos y más gordos, y con el tiempo he aprendido que hay cosas que uno debe ignorar como la edad, el peso y la estatura. Mi diferencia con los bajitos se ha venido acortando, achicando gracias a una hernia discal L4L5 que me obligó a bajarme, literalmente, de esa nube y, de paso, olvidarme de los tacones de reina, e ingresé a un mundo que no imaginaba ni en sueños: el de lo plano, el del zapato bajito, de la baleta a lo Carla Bruni. Lo mío ahora es Pretty Ballerina. (La edad (me) importa)

Después de tanto salir con bajitos y de volverme experta en el tema, concluyo que una cosa es el tamaño y otra la grandeza. Y adelanto algo más. La próxima vez que me inviten a escribir en SoHo será contarles lo que es salir con una minoría: moreno y bajito. (¿Qué miran las mujeres en los hombres?)

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