¿Quién dijo que solo en el mar podría practicar este deporte acuático? Cerca de la capital también lo puede hacer. Le contamos cómo, dónde y cuándo.
Por si no sabe, el kitesurf es un deporte que, en resumidas cuentas, consiste en deslizarse sobre el agua en una tabla, amarrado a cuerdas de 30 metros e impulsado por una cometa a 60 kilómetros por hora. Lo mejor, es que hay dos tipos de modalidades: carreras de velocidad y saltos que pueden llegar hasta los 25 metros de altura.
En Colombia lo practican muchísimo en la costa, pero desde hace unos años —y para fortuna de los bogotanos— hay un nuevo destino para los kitesurfistas que está pegando duro: la represa de Chivor en Boyacá.
Represa de Chivor (también conocido como Embalse La Esmeralda) - Foto: AES Chivor.
¿Cómo llega? Saliendo de Bogotá, tiene que coger la autopista norte y luego se desvía por el embalse del Sisga y pasando por el municipio de Macanal llegará. Queda en pleno Valle de Tenza, entre unas imponentes montañas y junto a una represa artificial pero ya acogida por la naturaleza. En carro, sin mucho trancón, puede llegar en unas tres horas.
Allá se puede quedar en Chivor Kite, un hostal y escuela de kitesurf, o en hoteles o fincas cerca de la represa que puede encontrar facilísimo por AirBnb o Booking.
Un fin de semana es perfecto para que tome un par de clases y para que vaya (o siga) practicando este deporte. Si no se le mide a este plan, hay otras opciones como hacer caminatas por la montaña o probar otros deportes como montar en kayak o paddle board. Ah, y fresco que allá le dan absolutamente todo lo que necesita para que los practique.
Kitesurf en Chivor - Foto: Chivor Kite
La mejor época para ir es entre noviembre y marzo porque el viento es bueno prácticamente todos los días. El resto de meses no necesariamente es malo, pero le puede tocar uno o más días con tan poco viento que no va a poder hacer kitesurf. El clima, en un día cálido, puede estar entre los 27 y 35 grados centígrados y en una temporada más fría puede estar entre 20 y 27 grados centígrados. Nada mal, ¿no?
Vaya y nos cuenta cómo le va. Seguro queda con ganas de volver.