Testimonios

El primer conejo

Por: Jaime Sánchez Cristo

El director del programa Buscando la noche entrevistó al hombre que todos quisiéramos ser. Nadie, como Hugh Hefner, ha tenido en su cama a tantas mujeres hermosas y ninguno ha logrado hacerse millonario con la hazaña.

¿Qué hace normalmente Mr. Playboy un jueves a las seis de la tarde?
Si se refiere a mí, estoy revisando unos catálogos de películas en DVD. Soy un fanático del cine y tengo una colección que, entre películas nuevas, filmes clásicos y cintas sordomudas de los años treinta, suma varios miles.

Dénos una recomendación para DVD.
Yo prefiero los clásicos. Creo que con Casablanca no hay pierde.

¿Recuerda la escena de Apocalypse now en que las playmates van a apoyar a los soldados en Vietnam?
Por supuesto, es un recuento basado en la visita de Joe Collins a las tropas en 1965. Esta playmate fue una de las primeras celebridades que se tomó el trabajo de apoyar a los chicos en Vietnam. Es una historia cierta, pero debo decir que en la vida real nuestra conejita fue tratada con muchísimo más respeto del que se ve en la escena de Apocalypse now.

Y refleja, de alguna manera, la enorme importancia de la revista dentro de la cultura norteamericana. ¿Cuándo comenzó el culto por las mujeres de su revista?
Empecé la revista en 1953. Tenía 27 años y una primera edición que, aunque estuvo lista para salir al mercado en noviembre, no llevaba fecha. Como no tenía dinero para una segunda edición, no me atreví a marcar el lomo pensando que podía tratarse de un único ejemplar. Le cuento esto porque si bien el final del 53 me encontró quebrado y lleno de preocupaciones, la verdad es que antes de finalizar la década de los cincuenta esa misma revista ya contaba con una circulación de casi un millón de copias. El culto tuvo que haber comenzado en algún momento entre esas dos fechas.
El secreto de su éxito…

Indudablemente el estilo. Si bien el desnudo es un concepto que ayudó, la revista es mucho más que eso. Si la mayoría de los hombres recuerdan la primera vez que vieron un centerfold de Playboy es porque nosotros supimos presentar esas chicas de las páginas centrales de tal manera que ellos pudieran recordarlas como si se tratara de una ex novia.

De ahí que otras revistas como Penthouse nunca hayan podido calar tan profundo como la suya.

Yo creo que la diferencia entre Playboy y las otras revistas radica en que Playboy no surgió con la intención de ser una revista pornográfica. Desde el comienzo tuve muy claro que lo que quería era una publicación de estilo de vida que incorporaba el sexo como un tema más. Después de la Segunda Guerra Mundial todas las revistas para hombres eran revistas para supermachos: aventura, caza, pesca o póker. Yo quería una revista que incluyera una conexión romántica con el sexo femenino. Creo que lo he logrado y que por eso hemos sido exitosos.

A finales de los años cincuenta usted vendía un millón de copias. ¿Cuántas vende ahora?
Solo en Estados Unidos vendemos alrededor de tres millones. Si a esto le sumamos unos dos millones de las ediciones regionales, nos da un total de cinco millones de copias al mes en el mundo entero. Le daría cifras más exactas, pero la verdad es que de un tiempo para acá yo me he encargado de manejar la creatividad y el concepto. Los números corren por cuenta de mi hija.

¿Cómo ha evolucionado el contenido de Playboy a través de los años?
Playboy va más allá de las chicas y por eso el contenido es de vital importancia para mí. A comienzos de los sesenta empezamos a trabajar con temas políticos y sociales; temas controversiales contra la guerra y en pro de la revolución sexual. Eran momentos de cambio en el mundo, así que empecé a escribir la filosofía Playboy. A los pocos meses introduje a la revista la entrevista Playboy, reconocida mundialmente por su calidad y el talante de los personajes a los que hemos accedido. De ahí en adelante siempre me he preocupado por tener una excelente lista de colaboradores, Gabriel García Márquez incluido, ocupándose de temas relevantes para el tipo de lector que persigo.

¿Qué tanto influyó Playboy en esa revolución sexual a la que usted hace referencia?
Muchísimo. La filosofía impresa en nuestras páginas siempre se demostró en actos. Por una parte estaba nuestra mansión y nuestros clubes o discotecas para el deleite de nuestros lectores,
pero por otra, más seria, establecimos la fundación Playboy, a la que destinamos un buen par de millones de dólares con el fin de cambiar las leyes que encontrábamos discriminatorias en temas de sexo, género y raza. Todos somos iguales ante los ojos del Gran Conejito.

¿Por qué el Conejito?
Esa es una historia graciosa. Las grandes publicaciones que yo admiraba, como Esquire y el New Yorker, tenían su propio logo, así que yo quería uno. La revista en un principio se iba a llamar Stag Party (N. de la R.: literalmente, Fiesta del Venado, pero en realidad es una Despedida de Soltero) y mi logo iba a ser un venado. Lo que pasó fue que semanas antes de enviar los pliegos a impresión recibí una llamada de una revista que existía ya con ese nombre. Me vi obligado a rebautizar mi proyecto y a buscar otro logo, pero como tenía claro que quería un animal, simplemente remplacé el venado por un conejito. En verdad fue un afortunado cambio de último momento.

Sus páginas han registrado las mujeres más hermosas de los últimos cincuenta años. ¿En su opinión qué década ha ofrecido las mujeres más hermosas?
Personalmente me encantó la belleza de los setenta, que era una época muy romántica. La década comenzó para nosotros con Barbie Benton y Carol Kristy, terminando con Patti McGuire y Candy Loving. Así que por una serie de combinaciones fue una época de absoluta excelencia en términos de belleza. Sin embargo hay que reconocer que de alguna manera las mujeres y su belleza son algo que evoluciona con los años.

¿Cuál es la mujer más hermosa con la que usted se ha acostado?
Eso depende del gusto de cada cual. La relación más romántica fue con Barbie Benton, a quien conocí en Playboy Afternight a finales de los sesenta y con quien sostuve una relación por más de ocho años. Ahora, la más apasionada noche tal vez haya sido a comienzos de los setenta con otra conejita llamada Karen Christy

¿Con cuántas mujeres ha llegado a acostarse en una noche?
Con doce mujeres al mismo tiempo.

¿Cuántas novias tiene en este momento?
Siete novias y media docena de aspirantes.

¿Se ha acostado con mujeres latinas?
Por supuesto que sí. Sin embargo en este momento estoy atravesando una fase de rubias.

Aparte de que sean rubias, ¿qué es lo que más le gusta de una mujer?
Yo siempre he sido un romántico y en ese sentido creo que la dulzura de las mujeres es una de las cosas que hace que disfrute más de la compañía femenina que de la de los hombres.

De ahí que desde hace unos años sus fotos rodeado de mujeres hermosas se hayan constituido en motivo de envidia para todos los hombres en la sección The world of Playboy…

A eso y a que después de estar casado durante diez años con Kimberly Conrad me di cuenta de que durante mi matrimonio había crecido una generación entera de hermosas conejitas que me estaba esperando para salir a jugar...

¿Qué tan locas son en realidad las fiestas de la Mansión Playboy?
Es una especie de Shangri La. Hay tantas fantasías que giran alrededor de la Mansión Playboy que lo único que puedo decir es que cuando la gente entra se deshace de sus inhibiciones.

¿Cuál es el mejor trago para seducir a una mujer y cómo lo prepararía un verdadero playboy?
El verdadero secreto de un playboy en materia de licores está en saber escoger el que le gusta a sus mujeres. Mis chicas toman champaña, Cristal o Dom Perignon, preferiblemente.

¿Y usted qué toma?
Yo prefiero un whisky bourbon. Especialmente Jack Daniels.

¿Ha probado el aguardiente?
Sí, me encanta el aguardiente.

¿Sexualmente hablando, existe alguna cosa que no haya experimentado?
Puedo decir que he satisfecho todas y cada una de mis fantasías más de una vez.

¿Qué es lo que más satisfacción le ha dado la vida?
Además de crear la revista y el estilo de vida, el milagro más grande para mí es estar en mis 70 años y seguir tan activo como nunca en materia de mujeres.

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