Historias

Yuta Matsui, el japonés que viajó a Bogotá para ver jugar a Santa Fe

Por: Yuta Matsui

Cruzó medio planeta con un solo objetivo: ver jugar al equipo de sus amores. Acá cuenta, en exclusiva para SoHo, por qué es fanático del conjunto cardenal.

Lo primero que deben saber es que, en Japón, el baseball es el deporte más popular. Los estadios son impresionantes y siempre viven llenos. Pero yo no puedo con eso, lo mío es el fútbol. Pero a mí no me gusta el Real Madrid ni el Barcelona. Más bien siempre me han gustado equipos que poco conocen los japoneses. (10 camisetas del fútbol europeo más bonitas, según una experta en moda)

Me gusta, por ejemplo, el CSKA de Moscú, un club donde jugó Keisuke Honda, probablemente el mejor jugador de fútbol que haya nacido en Japón. También me gusta el Werder Bremen de Alemania porque una vez los vi jugar por televisión y me encantó su estilo de juego. Pero no he visto a ninguno de esos equipos en vivo. En cambio a Santa Fe sí. Pero, cuando llegó ese día, yo ya era un hincha cardenal más.

Tengo 19 años, nací en Tokio, la capital de Japón, y estudio relaciones internacionales en Kanagawa, un distrito a unas dos horas de mi casa en Tokio. Desde pequeño me gusta el fútbol pero nunca me convenció ningún equipo japonés. Siento que nuestro fútbol es un poco aburrido así que siempre me interesó ver equipos y selecciones internacionales. Así conocí a Santa Fe casi que por casualidad: en septiembre del 2014 fui a un partido amistoso en Yokohama entre Japón y Venezuela. (El inglés que prefirió el fútbol colombiano al europeo)

El resultado final fue 2-2 pero para mí eso no fue lo importante. Había quedado impresionado con un jugador venezolano, con el número 13. Ese era Luis Manuel Seijas. Así que apenas se acabó el partido y llegué a mi casa averigüé quién era ese jugador y en qué equipo jugaba. Era, nada más y nada menos que Santa Fe. Al día siguiente fui al hotel donde se estaba quedando la selección venezolana y pude conocer a Seijas. Ahora quería saber todo sobre su equipo.

Gracias a Internet pude leer y ver muchos videos de Santa Fe. Conocí su historia, sus colores y, poco a poco me fui familiarizando con el equipo, sus jugadores —especialmente Omar Pérez, mi favorito actualmente— y su hinchada. Sí, estaba a miles de kilómetros de distancia pero empecé, religiosamente, a ver los partidos del rojo por computador.

La calidad del video no era la mejor y, aunque debo decir que me encanta la pasión que le ponen, no entendía nada de lo que decían los narradores. Pero poco me importaba porque el equipo me gustó de inmediato; jugaba bien y Seijas para mí, era el mejor. Ese diciembre quedamos campeones y mi amor por Santa Fe fue creciendo. Ya quería la camiseta pero era imposible conseguirla en Japón y la tienda oficial del club no tiene envíos internacionales. (Datos que no conocía del Villareal, el nuevo equippo de Carlos Bacca)

Llegó el 2015 y seguí atentamente la Copa Sudamericana. No era grave que para mí los partidos fueran entre las 8 y las 10 de la mañana porque el equipo ganaba y avanzaba. A la distancia sufría y veía como el rojo cada vez estaba más cerca del título y más cerca de venir a Japón porque el ganador de ese torneo juega una Copa internacional contra el campeón japonés y ese partido siempre es en mi país.

Fui muy feliz cuando Santa Fe quedó campeón de la Sudamericana y de inmediato empecé a planear mi viaje a Kashima, la ciudad donde jugaría la Copa Suruga Bank contra Kashima Antlers, ganador de la copa de Japón. Afortunadamente fue fácil conseguir boletas —compré la localidad que le habían dado a los hinchas de Santa Fe— y finalmente llegó el 10 de agosto de 2016, día del partido. Llegué en bus a Kashima desde temprano y al entrar el estadio me encontré con centenares de colombianos, todos santafereños. Me quería tomar fotos con todos. Además tuve la fortuna de ver que Santa Fe había montado una pequeña tienda en el estadio y pude, finalmente comprar mi primera camiseta del equipo. (Cuántos equipos colombianos se pueden comprar con el precio de Neymar)

Me hice con los hinchas de Santa Fe, hablamos en inglés, les conté mi historia a algunos y cuando llegó el medio tiempo ya éramos amigos. Cantamos, saltamos y, como buenos santafereños, sufrimos. Finalmente llegó el gol de la victoria y ganamos 1-0. Grité mucho ese gol y fui muy feliz. Seijas ya no estaba con el equipo pero lo pude ver hace unas semanas cuando fue a Japón con el Chapecoense, el club donde ahora juega.

Al día siguiente fui al hotel del equipo y conocí a los jugadores. Todos se portaron increíble. Luego volví a mi casa pensando en lo mucho que quería ir a Bogotá, conocer El Campín y ver al equipo jugar de local. Pero sabía que no sería fácil. Nunca había viajado solo y a mis papás no les mataba la idea que yo fuera a Colombia.

Desafortunadamente en Japón muchos tienen una imagen mala de este hermoso país. Una vez, por ejemplo, nos llegó una noticia que en Medellín habían asesinado a una estudiante japonesa. Dejé que pasara un tiempo pero seguía decidido a ir. Además ese día en Kashima, hice algunos amigos con los que me hablo mucho y me motivaban a venir. Logré convencer a mi familia, pregunté qué fechas debía estar (quería ver varios partidos, ojala un clásico contra Millonarios) y armé mi viaje.

Fueron 22 horas de vuelo con escala en México pero lo logré: había llegado a Bogotá, a la casa del rojo. Yo había quedado conectado con un amigo que trabaja en el club así que me ayudó a conseguir boletas, a llevarme a la sede del equipo y hasta a verlos entrenar. Fue un sueño cumplido. Algunos jugadores se acordaban de mí y pude hablar en inglés un rato con algunos de ellos como Kevin Salazar o Robinson Zapata.

Llevo casi una semana en Bogotá y la verdad todo me ha parecido increíble. El Campín me encanta, la gente es mucho más animada que en Japón y jugamos muy bien contra el Cali. No veo la hora que llegue el domingo para ir al clásico contra Millonarios. El fútbol colombiano me gusta, me parece dinámico y rápido aunque unas canchas están en pésimas condiciones. Tenemos un muy buen equipo y eso lo confirma el liderato compartido con el Junior que tiene una muy buena nómina. Pero, como buen hincha del León, estoy seguro que en diciembre vamos a salir campeones. Yo lo estaré viendo desde cualquier lugar. ¡Vamos santafecito! (Mi amigo de la infancia jugaba mejor que yo)

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