El espejo

Por: Juan Carlos Ortiz

Para hablar de la publicidad colombiana me encantaría primero contextualizar lo que está sucediendo en el mundo, para romper algunos paradigmas o sacar a flote algunas realidades. Si tomamos como referente creativo el festival publicitario más importante del mundo, Cannes, vemos que las mayores potencias creativas del globo son EE.UU, Inglaterra, Escandinavia y Francia. De Latinoamérica sólo podríamos mencionar a Brasil y Argentina en este selecto grupo. En Asia y el Pacífico vemos a dos países emergentes, Australia y Tailandia.


En el 2008 tuve la fortuna de haber sido elegido presidente del jurado de los premios FIAP, el premio publicitario de habla hispana y portuguesa más representativo, lo cual me permitió observar el desempeño de Colombia. Nos encontramos distantes del nivel creativo de Brasil, Argentina y España. Podríamos hablar de pertenecer a un segundo piso, acompañados de Chile, México y Perú.

La publicidad colombiana está lejos de ser un referente global.

Necesitamos abrir nuestras cabezas y vernos al espejo para entender que al frente tenemos una inmensa oportunidad histórica.

La de pasar de ser el país del eterno potencia que se queda en eso, a convertirnos en una verdadera realidad.

De lo que no dudo es del increíble talento humano que Colombia posee para lograrlo. Sólo pensar en Shakira o Juanes y en la industria musical llena de inspiración nuestras posibilidades publicitarias.

En los últimos años diría que el crecimiento económico del país superó el desarrollo de la creatividad publicitaria nacional.

Tenemos talentos sueltos, premios sueltos, pero necesitamos amarrarlos alrededor de un proyecto conunto. El desarrollo creativo publicitario de los países más avanzados y exitosos proviene siempre de varios jugadores empujado al tiempo por un interés común.

Hoy el mundo de las comunicaciones es otro. Ahora es digital y convergente y eso hace que se vengan derrumbando las fronteras geográficas. La publicidad colombiana debe dar un gran paso para convertirse en un verdadero referente internacional. Si no lo da podría perder protagonismo y relevancia, pero si lo hace entraría en las ligas mundiales para convertirse en un jugador altamente reconocido con caracter de exportación y competencia. Es un buen momento para reflexionar y accionar.