Gisela Zivic es una de las mejores sopranos del país. Dirije la Fundación Prolírica, tiene su propio show y dicta clases de canto.

Gisela Zivic

Por: Geraldine Zivic

Gisela Zivic

Para escribir sobre Gisela me resultó inevitable pensar en la alquimia. Gisela es toda una artista. Lleva implícito el arte en sus venas y vive con intensidad. La música ha sido el eje central de su vida. Recuerdo cuando teníamos 5 años y en Buenos Aires, Argentina, jugábamos a la ópera tratando de emular las magníficas presentaciones de nuestra madre, la soprano Elisa Brex. Las dos nos sentábamos en la misma silla para dividirnos el teclado del piano que siempre acompañó nuestra vida hasta que yo me separé de ella, y me vine a vivir a Bogotá.

Gisela es 20 meses mayor que yo pero los papeles de hermana protectora se invierten en muchas ocasiones. Yo soy más alta y la gente cree que soy la mayor y además de eso, gracias a la personalidad de mi hermana me ha tocado asumir el trabajo para reprenderla y atajarla.

Ella brilla con luz propia y los días le quedan pequeños. Es la socia fundadora de Prolírica de Antioquia, una entidad que promueve la ópera, la zarzuela y los musicales. Los sábados es la presentadora del programa Serenata de Teleantioquia y tiene su agenda copada con un sinnúmero de eventos, su show Noches de Cabaret y sus clases de canto.

Los visos de amistad, sin el cual la hermandad vive en peligro; los visos de admiración en los que me extasío viendo en mi hermana formas de vida distantes de la que llevo pero que habrían podido ser la mía; o los visos de otra filiación, de otro nuevo parentesco resultante de la mezcla de mí misma con la vida: mi hermana, la tía de mi hijo. Mi hermana amando desde su balcón el resultado de mi apuesta a la vida. Es ella, única, radiante, mi amiga, hermosa y siempre por mí admirada.
 
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