Jenny López. Fotos: Pablo García

Modelo

Jenny López

Por: Fotografías de Pablo García © 2010

Vive entre Miami y Nueva York, pero es ciento por ciento paisa. ¿Es necesario decir algo de su belleza?

Jenny López lleva 12 años como modelo y no se imagina por fuera del mundo de la moda. A los 16 se metió a clases de modelaje con una amiga y con lo que aprendió empezó a hacer sus pinitos en el medio. Llevó sus primeras fotos a varias agencias de Medellín y rápidamente la contrataron.

Se graduó del colegio y empezó a estudiar Ingeniería Agroindustrial, pero en la primera clase se dio cuenta de que eso no era lo suyo. Por esa época, un francés que tenía una agencia en Miami llamada Karin, la conoció en un casting y la invitó a mudarse al primer mundo.

Ni corta ni perezosa Jenny se fue del país, así aprovechó para independizarse de sus padres y ejercer su política de vida que consiste en no luchar contra la corriente, sino ir poco a poco tomando lo que la vida le trae.

Primero pensó que solo se quedaría dos meses en Miami pues creía que en el modelaje las prefieren rubias, pero pronto se dio cuenta de que su piel trigueña y su pelo oscuro eran su mejor carta de presentación.

Jenny se la pasa ahora entre Miami y Nueva York. Fue la imagen de Clinique y de Oil of Olay y el año pasado firmó un contrato con Nivea Latinoamérica. En Colombia fue durante mucho tiempo la imagen de los vestidos de baño Onda de Mar.

Otra de las grandes pasiones de esta paisa es el diseño de joyas. Todo comenzó cuando se iba a casar, en Cartagena, y se dio cuenta de que los aretes que quería para su vestido no existían más que en su imaginación. Entonces los dibujó, los mandó a hacer, y quedó tan contenta con el resultado que montó con su hermana una empresa de joyería llamada Momposina Rock, que ha tenido gran éxito en Estados Unidos y, entre otras cosas, tuvo piezas que hicieron parte de la colección de primavera de Urban Outfitters. Hoy en día trabaja con la Galería Cano para diseñar una línea que le guste a un público más joven.

El primer día que llegó a Miami conoció a su esposo, Luis, con quien se casó ocho años después. Aunque le gustaría tener hijos por lo pronto está feliz con su perro Manú, un golden retriever que la desvela, y con su carrera de modelaje que cada día es más exigente.

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