¿Quiere maravillarse del poder que tiene entre las piernas? Descubra en la primera columna de Maria Lucia Banker la posibilidad de tener un orgasmo sin eyacular ni perder energía y así poder complacer a su mujer cuantas veces quiera.
Por: María Lucía Banker*
Tome su esperma, a modo de experimento, con un microscopio ponga una gota sobre una lámina de vidrio e iluminando la muestra, acerque el ojo al ocular y ¡déjese sorprender!
Verá un espectáculo de millones de renacuajos que se agitan frenéticamente a la búsqueda de un óvulo. El semen es un fluido mágico: cada «renacuajo» lleva en sí toda su herencia, toda su historia y la de todos sus ancestros, e incluso la de la vida desde sus orígenes. Piense también que cada espermatozoide podría fecundar un óvulo y engendrar vida. ¿Sabía que con el contenido de una sola eyaculación, se podría poblar a los Estados Unidos?
Ahora, tomemos uno de esos renacuajos, luego convoquemos a todos los premios Nobel del planeta y pongamos a su disposición un laboratorio con tecnología de punta y retémoslos a fabricar un solo espermatozoide idéntico al que hemos extraído. ¿Podrían hacerlo? En el estado actual de la ciencia y de la tecnología la respuesta es no, y dudo que lo sea en el futuro. Desde el origen de nuestra especie, solo los testículos producen noche y día treinta mil o mil por segundo: ¡una eyaculación libera hasta quinientos millones! ¡Sí, quinientas veces un millón! ¡Como para inseminar artificialmente a millones de mujeres! Esto nos pone en perspectiva y nos muestra la cantidad de energía que libera un hombre en sólo una eyaculación.
Esta descarga de energía que se libera durante el orgasmo es tan potente, que no es de extrañar que usted quede drenado. No en vano cuando termina, usted queda agotado, se da la vuelta y deja viendo a su compañera un “chispero”. De ahí que la mujer queda lista para otro ‘round’, mientras usted cae rendido.
¿Qué pasaría si, en vez de eyacular, usted pudiera llegar al orgasmo y en vez de expulsar la eyaculación y perder su energía, lograra llegar al clímax sin perder semen?
¡Apuesto que piensa en esto y se le hace imposible! Sin embargo, para los taoístas y los tántricos, esto no sólo era posible, sino que era el secreto que duró resguardado por cientos de años para lograr revitalizarse y mantener la estamina. En el sexo tántrico, el hombre aprende que la eyaculación es un acto reflejo del cuerpo que se puede separar del orgasmo. De esta forma, con técnicas de respiración y de retención del fluido seminal, el hombre logra experimentar orgasmos sin tener que eyacular.
Usted podría estarse preguntando a dónde se va el fluido seminal o si le va a dar el famoso ‘blue balls’ o dolor testicular por dejar de eyacular. Esto podría pasar si no sabe cómo redireccionar la energía sexual y el semen. Con las técnicas tántricas, le he enseñado a cientos de hombres lo que marca un “antes y un después” en sus vidas. Este nuevo hombre renace a partir del momento en el que aprende a inyacular.
La inyaculación es una técnica para reabsorber el semen, que hará que éste no se quede en los testículos provocando dolor por falta de eyaculación. Una vez el hombre logra alcanzar el orgasmo sin tener que eyacular, no tiene que pasar por el periodo refractario, es decir, no tiene que esperar para recuperar su erección. De esta forma, puede complacer a su mujer muchas veces y experimentar múltiples orgasmos sin botar su energía, ni su semen.
Cuando les explico esto a los hombres, normalmente me preguntan: “¿y yo porqué querría dejar de eyacular si es una sensación maravillosa?” A lo cual siempre respondo que cuando uno ha manejado un Renault 4 toda la vida, no sabe de lo que se pierde cuando se monta en un Ferrari. Entiendo que usted no quiere sacrificar placer y mucho menos dejar de sentirse hombre. Sin embargo, imagínese que usted no solo pueda darle más placer a su mujer, sino que lejos de perder su energía, quede revitalizado y comience a rejuvenecerse, apuesto que está creyendo que “¡de eso tan bueno, no dan tanto!”
Al final del día, si intenta algo diferente ¿qué puede perder? Lo único que hay detrás de intentar algo nuevo es la ganancia que queda de verificar qué le gusta más. Jamás podrá saber eso si siempre hace lo mismo. Por eso, convertirse en un amante tántrico supone un cambio de paradigma. El hombre que tiene la flexibilidad suficiente para abrirse a algo nuevo y que renuncia a creer que “se las sabe todas”, es el hombre que está listo para ser un súper hombre. De esto hablaré más ampliamente en mi próxima columna. Por lo pronto, quiero picarle la curiosidad por aprender un arte milenario -el tantra- que se ha hecho tan esquivo hasta ahora para Occidente.
El poder que tiene entre sus piernas es infinito: genera vida y crea placer y conexión con su ‘otra mitad’. Ahora, ¡póngase las pilas para comenzar a aprender a sacarle el máximo potencial a un motor de 500 caballos de fuerza al que solo le ha sacado un 10% de todo su potencial! Semanalmente estaré trayendo más sobre el sexo tántrico, una forma de abordar la sexualidad completamente diferente y que lo hará darse cuenta de lo que se estaba perdiendo.
*Experta en Sexualidad Consciente & Tantra
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