Andrea

Sexo con traquetos

Por: Andrea

Primero, quiero saludarlos y contarles que esta semana comencé a estudiar de nuevo. No les digo mis horarios porque son demasiadas pistas pero ya les dije que mi universidad queda sobre la carrera séptima.

¿Suficiente pista? Ustedes verán si adivinan, la séptima va del centro a muy el norte, pero a lo largo de mis blogs la he insinuado. Ustedes me preguntan mucho por mi futuro y digamos que estudiar es “mi arroz en bajo”. Mejor dicho: si algún día me canso de lo que hago, ahí tendré otras cosas que hacer. Lo que insisto es en que sí quiero tener mucha plata y ser independiente así me case o no. Jamás quiero depender de un hombre. Dirán que es una contradicción pues ellos me pagan y gracias a ellos vivo como vivo. Tal vez, pero yo lo veo de otra forma: yo los estoy usando para ahorrar mucho e invertir en otros negocios. Sé que la belleza se acaba o por lo menos no dura para siempre y por eso trato de ganar mucho y ahorrar, no quiero que nada me falte, me acostumbré a vivir bien, con ciertos lujos y a vestirme muy bien. Me gusta usar cremas para el cuerpo y de vez en cuando hacerme tratamientos faciales que requieren plata. Espero no tener que volver al cirujano, solo me operé las tetas, y espero que no tenga que ir más. La liposucción y demás lo veo lejos. Mi cintura está muy bien por ahora y el gimnasio es lo mejor para el cuerpo.

Antes de seguir, veo que una mujer me escribió diciendo que su esposo accedió a hacer un trío pero que no sabe cómo comenzar. Si el trío es con una prepago, habla con ella antes. Dile qué quieres hacer y hasta dónde quieres que ella llegue. Eso es lo que yo hago cuando me llaman para tríos. Si la mujer quiere todo, que la chupe, que lo chupe a él, que la toque a ella, que yo me lo coma a él, etc, pues lo hago. Hay mujeres que solo quieren tocarme a mí y que yo las toque pero no a sus novios o a sus maridos. Piensa en lo que quieres y dile a la prepago lo que esperas. La idea es que tú estés tranquila y cumplas tu fantasía. Yo creo que todo el mundo debería hacer un trío al menos una vez. Sé que es excitante ver a su pareja con otra mujer. Es como matar fantasmas, todo eso mejora la vida de las parejas pues al ver al hombre con otra mujer, se le ve “desde lejos”, como si una estuviera evaluando o analizando lo que puede mejorar. Además es muy rico. No es que yo me esté volviendo lesbiana, pero el cuerpo de otra mujer es delicioso. La piel, sus besos, todo es suave, delicado. Los olores en la mujer son muy excitantes. Mmmm!!

Pero pasemos a otro tema del que me han preguntado mucho y es el de los traquetos. Como notarán, es un tema al que le he dado muchas largas pues no me gusta mucho. Mis experiencias con los traquetos no han sido del todo buenas a pesar de que gracias a este “gremio” es que las prepagos se han multiplicado. Es obvio que el dinero fácil y abundante tienta a cualquiera de nosotras, pero en mi caso no me ha ido muy bien con ellos. La mayoría de las veces me he sentido incómoda y hasta he temido por mi vida. ¿Por qué? Principalmente porque las rumbas que hacen son muy pesadas, pero no pesadas en el sentido en que puedan ser excitantes, sino pasadas a lo sórdido. Casi siempre hay exceso de droga, de cocaína (yo seré puta pero con las drogas pocón), y el trato con nosotras es muy despectivo. Una cosa es hacer un trío o tirar con un cliente de confianza, que me trata bien, a aguantar groserías y pruebas que no me gustan. A veces los escoltas se tratan de sobrepasar porque el “capo” les da su permiso, o el mismo traqueto al tirar unos billetes sobre la mesa, piensa que una debe estar dispuesta a todo, con él, con sus escoltas o con el que sea. A mí el cuento de la droga no me gusta, de hecho me gusta tomar trago pero no en exceso y en mi trabajo intento que el cliente siempre me vea muy bien puesta pero tampoco me gusta perder del todo el control y si estoy borracha lo puedo perder.
Obvio, con clientes de confianza, me tomo unos tragos, pero es porque los conozco y sé que no me van a hacer daño.

Con los traquetos, al menos la mayoría, la cosa es diferente. Uno un día me llevó a una finca, era mucha gente, y me dijo que les cocinara a todos, yo me negué y él me gritó y me dijo que me pagaba lo que fuera, que no me las diera de nada. El tipo estaba ido de tanto perico. No les miento, me hice la boba y gracias a que un escolta me “hizo el cuarto”, me fui de esa finca, salí al pueblo y me tocó regresarme a Bogotá en una flota. Ese tipo no volvió a a aparecer, igual la casa estaba llena de prepagos y no creo que me extrañara mucho en medio de esa pasada de droga. Tampoco me gusta sentir pistolas cerca. Una vez, mientras tiraba con uno, el tipo puso la pistola en la almohada de al lado porque, según él, en cualquier momento, llegaba la policía. Yo solo quería acabar rápido e irme.

No puedo hablar por todas las prepagos pero a mí no me ha ido del todo bien. Claro, alguna vez uno me ofreció un apartamento en Rosales, me dijo que me lo regalaba, que lo ponía a nombre mío, etc, pero aunque fue muy tentadora la oferta, pensé que después no podría seguir trabajando porque se volvería un problema y, como les he dicho, no quiero depender de un hombre por traqueto y poderoso que sea. Hace un par de meses vi en el noticiero que habían capturado uno con el que estuve y confirmé que no quiero estar con ellos mucho. Obvio, no todos son malos. Hace relativamente poco uno me invitó a rumbear a Galería Café Libro del parque de la 93. Pasamos muy rico y luego fuimos a su casa a rematar la noche y estuvo bien porque fue eso, una rumba y ya. Pero a diferencia de otras prepagos que se dejan impresionar con botellas de whisky, pistolas y camionetas blindadas, yo prefiero no acercarme mucho al ambiente de la droga, de los riesgos de un tiroteo o algo así. Les cuento otro dato: eso de que reinas y famosas de la televisión también han sido prepagos, es cierto.
Alguna vez estuve en una finca cerca de Bucaramanga trabajando y llegó una actriz de televisión bastante reconocida. La vieja, muy bonita, se metió a una de las alas de la finca y no salió en todo el fin semana. No estábamos con traquetos pero sí era un cliente con mucha plata, un ganadero. El tipo la tuvo “aislada” como dos días y los rumores que llegaban al otro lado de la finca es que se la estaba comiendo de lo lindo por 50 millones los dos días. Ni pregunten qué actriz es porque no lo puedo decir, pero sí la vi. No es un chisme.

Como ven, hoy no quise hablar de experiencias eróticas de mi trabajo sino de este aspecto por el que muchos preguntan. Tal vez les queden más dudas todavía, aquí estoy pendiente. En mi próximo blog me gustaría hablar de esa relación extraña entre el porno y los hombres. Me he dado cuenta que muchos de los que piden mi servicio están buscando hacer su propia película mental. Como se mueven, como actúan, como hablan, es curioso. Me tratan como la actriz porno que no se han podido comer. De eso hablaré en el siguiente blog, a partir de una experiencia concreta que viví este fin de semana. Espero sus preguntas.

Un beso.