Las cédulas no volverán a ser iguales, desde ahora deberán incluir una casilla de “no binario” además de masculino y femenino, por orden de la Corte Constitucional. SoHo cuenta la historia de uno de los jóvenes que se identifican así y que llevó esta lucha jurídica.
Alelí Gael Chaparro Amaya es un estudiante de Derecho de 24 años que trabaja como investigador de la Misión de Observación Electoral en Bogotá, monta todos los días en cicla para ir a su oficina, le encanta comer bandeja paisa y revisar tutelas en los juzgados. Sobre todo las que presenta. Y tiene un novio que se llama César, que es apasionado por la producción musical. Seguramente cuando Ale lea las líneas anteriores no se sentirá identificado, no porque los datos sean falsos, sino porque no se siente bien encasillado en los géneros masculino y femenino que restringe nuestro idioma.
La Corte Constitucional ya rompió con ese paradigma, pero no lo hizo ante la RAE para que permita el lenguaje inclusivo -sobra decir que no tiene jurisdicción allí- pero sí ante la Registraduría a la que recién le ordenó que habilite la expresión “No Binario” o las iniciales “NB” en los documentos de identidad para describir el género de personas como Chaparro.
Vivimos en un mundo en que el prefijo ‘bi’ empieza a agotarse para explicar la sociedad: cada vez son menos los sistemas políticos que son bipartidistas, lo bidireccional o bilateral ahora es multi y la bipolaridad ya no es suficiente para advertir sobre las tensiones internacionales entre potencias; se habla de multipolaridad en las relaciones internacionales.
Ale, como lo llaman quienes lo conocen, está de celebración por esta decisión que confirmó la Corte, a la que hace un mes ya se le había adelantado un juzgado de Bogotá que le dio la razón a una tutela que interpuso ante la imposibilidad, hasta ahora, de que el documento de identidad pudiera describir el género de quienes no se consideran hombres ni mujeres.
“En la vida diaria las autoridades toman tu documento y, a partir de tu sexo, asumen tu género”, empieza a contar este joven de apariencia masculina. Y como las apariencias engañan, no está de acuerdo con que lo clasifiquen ahí. Tampoco como femenino. “Si a mí, como persona no binaria, me toman mi documento y leen que sale ‘sexo masculino’, la autoridad asume que me debe tratar como hombre, incluso si ese no es mi género”.
¿Referendo contra los ‘no binarios’?
Los conservadores en Colombia están escandalizados. No ha sido una buena semana para quienes tienen creencias estáticas por los dos golpes que les ha dado la Corte, primero con el aborto y ahora con esta orden a la Registraduría. “Si usted nace con pene es hombre. Si usted nace con vagina es mujer”, reaccionoó uno de ellos en Twitter bajo el seudónimo de ‘La República’.
Como la mayoría de ellos considera que decisiones como esta incentivará la homosexualidad en los jóvenes del país, Chaparro Amaya les responde: “Lo que sí va a promover es que personas que por muchos años se han sentido incómodas con que las identifiquen como hombre o mujer, puedan obtener una herramienta básica de protección: un documento de identidad que refleja correctamente su realidad y con el cual pueden exigir un trato digno”.
Quizá la confusión sea mucha para quienes, como el tuitero, se quedaron en que las condiciones biológicas determinan el género, cuando en realidad se ha documentado
en los últimos años que está más ligado a una construcción cultural. Esas posiciones son las que llevaron a que se promoviera un referendo contra el aborto -¿se atreverán a hacerlo frente a esta decisión?- O en el pasado a que activistas cristianos salieran a marchar contra la entonces ministra de Educación, Gina Parody y fueron determinantes para que perdiera el Sí en el Plebiscito por la Paz de 2016: era inaceptable pensar que sexo y género no son lo mismo.
Y resulta que las opciones cada vez son más amplias. Organizaciones como Colombia Diversa o Profamilia han trabajado para hacer énfasis en que el género puede o no concordar con las característicias sexuales o genitales de la persona y que se llega a él a través de un aprendizaje en la sociedad, es lo que los más críticos a la diversidad insisten en llamar como ‘ideología de género’. Pero cuando algunos apenas estaban tratando de comprenderlo, se han encontrado con conceptos que ahora están vigentes como bigénero (quien se identifica como masculino y femenino) trigénero (asociado con uno más y que no cabe en los dos anteriores), pangénero (que se asocia a muchos), género fluido (que puede variar de un género a otro con el paso del tiempo) o agénero (que no se identifica con ninguno).
“En Colombia identificarse como persona no binaria implica invisibilidad y enfrentarse a mucha ignorancia”, cuenta Alelí con pesar y al mismo tiempo con mucho de realismo. “Algunos malintencionados usan como primera reacción la ridiculización, porque les es más fácil burlarse que esforzarse en empatizar o aprender”, concluye. Sin mencionar el riesgo que implica por lo menos para una comunidad como los transexuales. De acuerdo con el proyecto de investigación ‘Transrespeto versus Transfobia en el Mundo’, en el último año Colombia ocupó el quinto lugar en el planeta por asesinatos de esta población, después de Brasil, México, Estados Unidos y Honduras. “Ser una persona no binaria en Colombia, como cualquier persona trans, es un acto de valentía y de lucha”, sentencia Ale.
El paso que acaba de dar Colombia, donde además empiezan a imponerse en las universidades los baños mixtos o neutros para salirse de la clasificación de los dos géneros, también lo dieron otros países. Alemania, Argentina y Uruguay pusieron la ‘X’ para categorizar en las cédulas a esta población, mientras que en el estado de California en Estados Unidos hicieron lo mismo con la frase “no especificado”.
No se trata de “corregir a la naturaleza” o de creer que “palo que nace doblado, jamás su tronco endereza”, como sonaba una salsa de Willie Colón que él negó fuera homofóbica y que según su versión por el contrario buscaba abrir el debate sobre la transexualidad. Se trata, entonces, de entender que el mundo cambió y que muy seguramente usted pronto se encontrará con una cédula que diga “NB” en la casilla de ‘sexo’. Más que ‘no binario’, debería significar ‘no boicotee’ a quien piense o diga diferente.