Comida, humor y desparpajo, un restaurante que causa furor porque aunque lo usual es que las personas sean recibidas con cortesía, aquí la mentada de madre va desde la bienvenida. Hablamos con quienes están detrás de esta idea y preguntamos en la calle si la gente pagaría para que la insulten.
¿Se imagina que en su próxima salida a cenar, desde la llegada al restaurante, lo insulten? Aunque uno de los principales atractivos para los comensales a la hora de asistir a una experiencia gastronómica es el servicio al cliente, en la actualidad muchos están pagando para que los insulten.
Así como lo lee, a Colombia llegó la idea de una tienda, en la que su principal atractivo no son los platos, ni el sabor del lugar (aunque estos son excelentes), sino la pésima atención que los usuarios pueden llegar a recibir mientras se encuentran en el establecimiento, aunque cabe resaltar que es el concepto del lugar.
Se trata de La Tienda del Muérgano, un restaurante en Barranquilla, que se creó basado en un personaje que tiene el dueño del lugar bajo el nombre ‘El Muérgano’, el cual se caracteriza por ser bastante grosero y subido de tono en sus palabras, al mejor estilo de ‘Disk’s’, aunque con su toque colombiano, especialmente con sabor costeño.
“Para trabajar con algunas marcas me pedían ‘bajarle dos rayas’, tenía que dejar un poco la vulgaridad y yo dije que no, porque era la esencia del personaje”, comenta Antonio Merlano, empresario y dueño del lugar, sobre el origen del concepto. “De ahí comencé a crear un sello del lugar, inicié con unas cervezas, ‘Las muergachelas’ y el éxito del producto fue tal que de ahí se extendió la idea, también inspirado en uno que conocí en Boston, donde al cliente lo tratan mal y la gente va. Adapté la idea con el personaje”.
Desde su entrada, aquí lo recibirán con insultos y hasta le llegarán a tirar la carta al piso, para que mientras la mesera se burla de usted, se tenga que agachar a recoger el menú o el código QR.
Aquí las meseras están entrenadas para tratarlos de forma peculiar y la gente lo pide, esto porque según Merlano, “la gente va y se desahoga, hacen catarsis de su vida, pueden llegar a desahogarse de su estrés diario”.
Ante el curioso concepto, hablamos un poco con el hombre detrás del ‘Muérgano’, quien nos habló de cómo ha sido la aceptación del público, qué tipo de curso en groserías le pide a sus empleados y hasta nos confesó alguna de las curiosidades que ha pasado en medio del desparpajo del lugar.
¿Qué tal ha sido la aceptación del público?
Inicialmente, la gente pensaba que era molestando, muy poca gente iba, se sorprendían, pero actualmente llegan ya para que los tratemos mal, de hecho, cogen rabia si no los estamos tratando lo suficientemente mal. Las meseras están entrenadas para tratarlos de forma peculiar y la gente lo pide.
Aquí es un mundo al revés, es un manicomio, tú entras ahí y es como si estuvieras en una comedia ambulante.
¿Qué requisito le pide a los postulantes para contratarlos?
El casting es bien riguroso, no es fácil. Las meseras que han venido son de la experiencia que siempre se requiere sobre el buen servicio al cliente, aquí es todo lo contrario, entre más mal los trates. Yo paso mesa por mesa a preguntar cómo los están tratando, si los están tratando bien, tengo problemas con las meseras.
¿Al contratarlos, les pide o les da un curso en groserías?
Uno les mide como el “aceite”, uno sabe más o menos que hay gente a la que se le facilita, porque son lenguajes muy cotidianos, son lenguajes que usan con sus mejores amigos, en las fiestas, en las casas, entonces yo me voy dando cuenta de si dan la talla.
Tiene que tener chispa, porque no solo es insultar, no es una cosa que vayas a sentir ofensiva. Usamos estas malas palabras que tenemos en la costa, pero de una manera chévere, con un sentido diferente.
¿Cuáles son las groserías más comunes?
-Bienvenidos a esta cagada (al llegar)
-¿Qué se le ordena pedir, cachón?
-Caremondá
-Tiramos los códigos QR o el menú a los pies
¿Alguna curiosidad que haya pasado con un cliente?
El otro día me llegó una abuelita al restaurante y dijo que iba a trabajar, se paró a insultar de mesa en mesa. Me preguntaron si ella era trabajadora, pero no. Yo la quería contratar de lo bueno que salió la señora. Iba de mesa en mesa echando chiste e insultando.
¿Qué pasaría si un cliente reacciona mal? ¿Hay algún tipo de protocolo?
Si un cliente reacciona mal, sí hay protocolos. En especial el hecho de que sean meseras, porque de pronto un man llega con mal genio y no le tolera a otro man que le esté mamando gallo, ellas suavizan la situación.
¿Por qué ir a la Tienda del Muérgano?
La gente sale feliz, ver la cara de las personas muertos de la risa diciendo que van a volver, eso no tiene precio. Aquí la gente se desestresa.