La salud del humorista se vio gravemente afectada y hasta tuvo que someterse a un exorcismo.
En Halloween se cree que salen a recorrer las calles no solo las personas disfrazadas sino también muchos espíritus y almas en pena. Sin embargo, esta fecha no es el único día en el que ocurren sucesos aterradores.
Para el especial de Halloween del programa de chismes La Red, varios famosos contaron sus experiencias paranormales como coyuntura y aunque muchos han visto espíritus o han sido asustados, un humorista reconocido vivió algo mucho peor.
Se trata del comediante Juan Guillermo Zapata que ha hecho reír durante muchos años a los colombianos con su personaje de ‘Carroloco’ y que a pesar de lo divertido que se muestra en una ocasión tuvo que lidiar con una real maldición.
De acuerdo con lo relatado por el humorista ha a lo largo de su vida le han pasado muchas cosas que no son normales pero en una ocasión vivió en carne propia lo que es la brujería.
“Yo empecé a vivir momentos de tristeza, de desespero, no me hallaba en ningún lado, eso me causaba curiosidad porque no era de ir a un médico y decir que me brincaba el estómago”, declaró el comediante ante las cámaras del programa.
Aunque no era normal lo que le estaba sucediendo, nunca pensó que pudiera ser algo tan macabro y se dio cuenta de la realidad un día que visitó la iglesia y el cura percibió algo que no era de este mundo, por lo que le dio un menjurje para exorcizarlo.
“Cuando estábamos en la misa, el padre salió con el santísimo y se lo ponía a todas las personas, cuando llegó a mí me lo puso de frente y el estómago comenzó a brincarme. Él se quedó mirándome y se notó extrañado, me dio los aceites sacramentales, con agua bendita y sal exorcizada. Yo me tomaba eso en las noches para dormir”, reveló ‘Carroloco’.
Sin embargo, lo peor pasó un día en el que simplemente se recostó pero empezó a sentir una sensación muy extraña.
Según dice “el estómago me brincó constantemente, mis hijos y mi esposa se preocuparon y llamaron al sacerdote para hacer algo. Él les dijo que me echaran los aceites y me lo aplicaran en la frente, el pecho y el ombligo, cuando llegaron a la última parte mi hija me insertó su dedo ahí y yo sentía como una vela caliente, empezaron a jalar y sacaron un mechón de pelo enrollado en un animalito que parecía un grillo”, concluyó.