Uno de los fotógrafos más reconocidos del país expone sus obras más polémicas —algunas publicadas en SoHo— en el Palacio de la Inquisición de Cartagena. Lo mejor y lo peor de los seres humanos, en ocho fotografías.
Mauricio Vélez tenía unos 3 o 4 años cuando se fue a vivir a Cartagena con su familia. Recuerda que lo primero que hicieron él y su papá fue salir a caminar frente al Palacio de la Inquisición, en la Plaza de Bolívar; luego rezaron en la iglesia de San Pedro Claver y, por último, fueron a que él conociera el mar. Por eso, en parte, presentar su exposición Mitad ángeles, mitad demonios precisamente en el Museo Histórico - Palacio de la Inquisición de Cartagena tiene para él un significado especial.
Pero no solo lo motivan las memorias de su infancia, también el hecho de exponer fotos polémicas —como su versión de La última cena o sus representaciones de curas pederastas, las dos publicadas en SoHo— en un espacio que recuerda algunos de los abusos más atroces cometidos por la Iglesia católica. La sala, de hecho, estará dividida en dos ambientes: el cielo y el infierno. —Es un acto de rebeldía, pero también de reconciliación —dice Vélez—. Es una propuesta valiente del museo. Este tipo de exhibiciones sacuden, y la experiencia es increíble.