Este restaurante y bar está inspirado en los llamados speakeasy, que surgieron en Estados Unidos en los años veinte, durante la prohibición de licor. En esa época era ilegal vender y distribuir alcohol, por lo que los bares se camuflaban tras barberías o tiendas de ropa. Por eso mismo eran tan únicos: solo el voz a voz permitía encontrarlos, y conseguir una mesa era una tarea compleja.
En NN pasa algo muy parecido. Si usted se levanta el teléfono de uno de los dueños, o del maître, puede hacer una reserva. Si logra conseguir algún número, llegará a una tienda de objetos varios, un guardia intimidante le preguntará quién lo recomendó y, si le es permitido el paso, entrará por una cocina, subirá unas escaleras y, al fin, un piano de cola y una lámpara de cristales traídos de República Checa le darán la bienvenida.
Muchos de los muebles y hasta el papel tapiz son originales de los años veinte, comprados en Nueva York. Y la comida es tan exquisita como la decoración: tuétanos al horno, coctel de langostinos, steak pimienta, muelas de Stone Crab… En fin, una carta breve pero variada, diseñada por el chef cartagenero Nicolás de Zubiría, que incluye cocteles típicos de los años veinte y buenos vinos. El ambiente lo da un pianista que toca covers de ACDC, Los Beatles, Eric Clapton y Rolling Stones. Es muy bueno, de verdad. Bienaventurados los que consiguen ingresar.
Un plato: el Beef Wellington: lomo de res sellado y luego horneado, con capa de paté al tartufo y envuelto en hojaldre.
Un coctel: el Metropolitan: mora, hierbabuena, sirope, arándanos, zumo de limón y ron.
Dirección: calle 71 n.° 5-65
Horarios: de lunes a sábado, desde las 12:00 m. hasta las 3:00 a.m. Domingos, de 12:00 m. a 5:00 p.m.
Precios: cocteles, de $20.000 a $40.000; platos, de $25.000 a $50.000.