Abrió en la capital Chichería Demente, un restaurante que busca rescatar los valores culturales propios de Bogotá bajo un concepto tan único como distinto. Acá se lo presentamos.
La casa es imponente: una finca construida en 1906 totalmente restaurada, pero sin perder uno solo de los elementos clásicos de la época. La ubicación puede resultar extraña: el clásico sector de La Concepción, donde resaltan garajes grandes y edificaciones perdidas en el tiempo y en el que la oferta gastronómica es, o era, prácticamente nula. Y, sin embargo, es el lugar ideal para que un sitio tan único y autóctono abra sus puertas. Adentro, todo el protagonismo se lo lleva la inmensa cocina, que es ciento por ciento abierta y que se alimenta con puro carbón de leña, a la vieja usanza. Es, además, la excusa perfecta para crear platos pensados para el centro de mesa y que tienen un proceso de elaboración alquímico, único. ¿El hombre detrás de esta locura? El chef neoyorquino de origen griego Steve Haritopoulos, quien lleva varios años en Colombia al mando de importantes restaurantes de la capital.
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Gallina a la parrilla, previamente marinada en especias de la casa y aguardiente, con papas criollas espichadas y palmitos asados con salsa de mantequilla de ajo negro.
La carta está dividida en dos capítulos: la proteína y los granos, y los vegetales. La idea es que usted combine ambos y pruebe de todo. Hay conejo, cordero, res, cerdo y gallina, todo bajo una producción natural, nada de hormonas ni antibióticos. El corte angus —madurado ahí mismo— es imperdible. De entrada o acompañamiento, hay preparaciones como empanadas de maduro, mazorca dulce frita, ñoquis de coliflor, berenjenas y un poutine de arracacha y yucas que es simplemente indescriptible. El trago no se queda atrás: hay cocteles que mezclan espirituosos con frutas autóctonas, como mezcal con maracuyá, margarita a base de piña ahumada y hasta un aguardiente con flor de Jamaica. Y como es una chichería, obviamente tienen una chicha brutal. Bogotá se merecía un lugar así: un piqueteadero gourmet con un inigualable toque que nos recuerda nuestros orígenes.