Algunas víctimas han sido sus propios dueños que no han podido controlar sus estados de ira.
Hace unos días, la Secretaría de Salud de México confirmó la muerte de un niño de 7 años por rabia tras ser mordido por un murciélago el pasado mes de diciembre en la localidad de Palo de Lima, municipio de San Lorenzo Texmelucan (Oaxaca, sur de México), donde resultaron afectados otros dos menores.
“Es rabia, la variante V3, que pertenece a una especie de murciélago que es hematófago, es decir, que come sangre”, informó Gabriel García, director general de Epidemiología del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE), sobre el resultado de necropsia que se le realizó al menor.
Del mismo modo, explicó que en el mundo hay 11 tipos de rabia de los cuales 9 están presentes en el país por lo que no debe haber ningún tipo de alarma o alerta, sin embargo, hay preocupación entre la ciudadanía ante un posible brote de la enfermedad, teniendo en cuenta que en noviembre pasado una mujer de 29 años, originaria de Compostela, también dio positivo para rabia tras ser mordida por un gato semidoméstico.
Ante esta situación, las autoridades sanitarias hicieron un llamado a no manipular animales silvestres, vacunar a los animales domésticos y acudir al médico en caso de presentar síntomas como fiebre, náuseas, dolor de cabeza, confusión, ansiedad, agitación, alucinaciones, parálisis parcial o dificultad para consumir líquidos.
“El 99 % de los casos que se producen de rabia en humanos es principalmente por animales domésticos como gatos y perros, el 1 % es por animales silvestres”, aseguró la secretaria de Medio Ambiente de Oaxaca, Karime Unda Harp, luego de manifestar que un especialista estaba investigando el caso porque la conducta del murciélago que atacó a los niños no es frecuente con los humanos.
Un joven identificado como Jean Duque Montoya, de 13 años, falleció el 31 de diciembre de 2018 en la Clínica Piloto de Manrique, de Medellín, luego de ser atacado por dos perros en la casa de una tía. Sus familiares aseguraron que los animales nunca habían sido violentos con él porque iba con frecuencia al lugar donde se presentó la tragedia.
Este caso es similar al de Frederman Edicson Duque Benítez, de 28 años, quien falleció en Palmira, Valle, el 20 de octubre de 2016 luego de ser atacado por su propia mascota; un pitbull stanford que, de acuerdo con lo que él mismo alcanzó a narrar a uno de sus familiares, se asustó cuando el joven se desmayó y cayó desplomado.
En septiembre del 2018, también se conoció la historia de una mujer de 43 años que por defender a su nieta de 1 año del ataque de un pitbull en la vereda Diluvio en la zona rural de San Roque, en Antioquia, recibió mordidas en su cuello y cráneo que le provocaron la muerte.
Esta misma raza de perro fue la que causó la muerte de un niño de apenas 14 meses en enero de 2017. El ataque de este animal, que era la mascota de la familia del menor, se presentó mientras él jugaba en el piso de su vivienda.
En noviembre de 2019 se registró la muerte de niño de 8 años en Pisco, luego de ser hallado por sus familiares con heridas graves en su cuello producto de las mordidas de su mascota, un perro raza pitbull, que lo atacó cuando lo dejaron solo en la vivienda.
La historia de ‘Chico’, el perro de raza american staffotshire terrier que mató a su dueña de 57 años y su hijo de 27 le dio la vuelta al mundo luego de que un juez alemán decidiera que el animal representaba un grave peligro para los humanos y debía ser sacrificado, lo que despertó indignación entre los defensores de animales en el país.
Sí hay casos insólitos con animales domésticos, la lista de personas que han muerto por ataques de animales salvajes podría no tener fin. Recordamos el caso de Michal Prasek, un hombre de 33 años, que fue hallado muerto en marzo de 2016 dentro de una de las jaulas donde resguardaba a uno de los dos leones que tenía en el patio de su casa.
Un gallo causó la muerte de una mujer de la tercera edad, según el medio local The Advertiser, luego de picotear su cuello mientras recogía huevos de sus gallinas. Las heridas fueron tan graves en una vena que hizo que se desangrara.