9 de junio de 2025
Agenda
La coctelería como experiencia sensorial
Mixealo Fest regresa en su segunda edición para explorar el tiempo, la memoria y el sabor desde el arte de mezclar.
Por: Redacción Soho
En algún momento de los últimos años, la coctelería dejó de ser solo un oficio de barra para convertirse en una forma de arte, una manera sofisticada y emocional de narrar el mundo. Un cóctel, en su esencia, es más que una receta: es un relato corto servido en vaso, una experiencia multisensorial que activa la memoria, estimula los sentidos y refleja el pulso cultural de una época.
Hoy, quienes agitan, mezclan y sirven, no solo crean bebidas; interpretan estados de ánimo, diseñan momentos y transforman lo cotidiano en ritual.
La mixología contemporánea ha encontrado un lenguaje propio en ciudades que viven con intensidad el presente, y Bogotá es una de ellas. Aquí, donde la creatividad late fuerte, el interés por los sabores elaborados, la estética del servicio y las historias detrás de cada marca ha dado pie a una escena que crece y evoluciona con fuerza. En ese contexto, Mixealo Fest aparece como el escenario ideal para celebrar el arte de mezclar, no solo ingredientes, sino emociones, estilos de vida y recuerdos.

El 25 y 26 de julio, el Parque Museo del Chicó se transformará en una especie de cápsula del tiempo donde cada década tiene un espíritu, un sonido, una estética... y un cóctel. Desde el glamour imaginario de los años 30 con Hendrick’s hasta la vanguardia floral y luminosa de los 2020s con Patrón y St-Germain, Mixealo Fest 2025 propone una narrativa inmersiva donde el tiempo se saborea a sorbos. No se trata solo de beber: es una invitación a viajar. A sentirse parte de un club secreto de décadas, en el que el gin revive lo excéntrico, el ron baila al ritmo del Caribe ochentero, y el tequila nos devuelve a la irreverencia pop de los 90.
Cada estación es una escenografía viva, pensada al detalle, para estimular la nostalgia o despertar la curiosidad. Hay guiños a la contracultura, a la psicodelia, a los bares de autor, a los íconos del diseño gráfico, a las luces de neón y al hedonismo slow de nuestros días. El festival, más allá del trago, es un statement de estilo: la coctelería como experiencia total. Como memoria líquida.