Elogio del vello púbico

¿Qué hacer con los bellos vellos? ¿Desterrarlos, expatriarlos, cortarlos, rasurarlos o eliminarlos, como al pobre caballo de río (hipopótamo) depilado hace poco por cerca de un centenar de efectivos? Yo diría, ¡qué bueno sería!, rescatarlos, a los vellos, como parte importante de la geografía sexual. Se nos están yendo, ellos los vellos, por una antitética estética de una modernidad pedófila y anoréxica. Además, el lúdico e impúdico véllico púbico tiene su propia estética: los hay más y menos rizados, más y menos selváticos y más y más elementos diferenciadores.

En alguna de sus mamaderas de gallo, Les Luthiers hablan del pubis pro nobis y de las nalgas marinas. Con la anterior frase entré de lleno en la pepa del artículo: mamar, pubis, gallo y nalgas, el territorio sagrado del bajo vientre, allí en la zona genital, la entrepierna o, dicho de otro modo, en el extremo superior de los muslos.

Según Joan Corominas, la palabra pubis viene del latín tardío pubis, ‘bajo vientre‘, ‘vello viril‘ (¿viril por qué, si el tal vello es perfectamente andrógino) y, de esta, es palabra derivada pubescente (definida como: 1. que ha llegado a la pubertad y 2. velloso). El pubis, a su vez, según la Real Academia, es la "parte inferior del vientre, que en la especie humana se cubre de vello al llegar a la pubertad". O sea, pubis y vellos siempre entrelazados, como cualquier vello que se respete. Para más pelos y señales y sin pelos en la lengua: pubis y vellos son pareja indisoluble.

La palabra pendejo viene, qué curioso, del latín pectiniculus, de pecten y pubis y significa: pelo que nace en el pubis y en las ingles, además de significar coloquialmente hombre tonto, estúpido, cobarde y pusilánime. Quizás se deba ello al hecho de que los vellos púbicos se hacen ostensiblemente públicos (pueblan los baños ídem) porque se caen con gran facilidad; en la garganta son bastante molestos y pueden ser delatores si no se expulsan a tiempo.

Pero, bueno, volvamos al tema —si es que lo hay—; pubis y vellos son dos palabras inseparables. Sin embargo, la moda, la satánica, como dije, pedófila y anoréxica moda quiere desterrar para siempre a los pendejos de su nido natural. ¿La moda busca acaso un regreso a la infancia? Lo impúber es lo propio de la moda de moda. ¿Afeitar cucas por higiene? Gran mentira vendedora, es lo contrario: "Se cree que las funciones del vello púbico incluyen la diseminación de feromonas y la protección de los órganos sexuales. También es probable que otro de sus propósitos sea el de comunicar a un potencial compañero sexual que la persona que lo posee es sexualmente madura y puede reproducirse. El vello que crece entre la parte alta de los muslos y las nalgas ayuda a lubricar estas áreas, haciendo que los movimientos producidos durante el coito sean más suaves y confortables" (Wikipedia).

La moda femenina ha generalizado el desprecio por los bellos vellos púbicos y en general por todo tipo de vellos: los de las piernas, axilas, nalgas y donde quiera que ellos tengan a bien crecer. Los bikinis contemporáneos no se pueden usar sin someterse previamente a un milimétrico rasuramiento. No siempre fue así, como se puede constatar en fotos en blanco y negro en que los negros matorrales eran exhibidos con orgullo. Y tampoco lo es hoy en día en otras culturas. Me consta que las nórdicas exhiben sin problema alguno sus axilas lanudas y mantienen intactas sus cabelleras inferiores.

En el vello púbico se da una democracia casi perfecta. Si bien algunas rubias los tienen algo claros, así como las pocas pelirrojas que en el mundo han sido tienen su cobrizo, la mayoría de los hombres y mujeres lucen negras melenas en su zona erógena central.

Hay muchos tipos de vellos, siendo los más emocionantes los que nos ocupan. En otras áreas de la piel que son similarmente sensibles a los andrógenos, aunque un poco menos, el vello crece un tanto más tarde. Los primeros en salir son los púbicos a los que les siguen los de las axilas, luego vendrán los pezones, barbillas y más adelante quién sabe cuántos más. ¡Salvemos al menos los púbicos vellos de los embates de la impúdica moda! Y, para terminar, ¡Niñas, no se depilen con láser! Es irreversible.