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4 de marzo de 2022

Relatos

Marihuana en casa

Cada vez será menos raro encontrarse una mata de marihuana en un balcón de Bogotá. De acuerdo con la primera ‘encuesta cannábica’ es una tendencia creciente para el uso recreativo aunque no esté legalizado. ¿Cómo se hace?

Por: Ricardo González Duque
El 20% de los consumidores de marihuana en Bogotá la siembran en casa.
El 20% de los consumidores de marihuana en Bogotá la siembran en casa. | Foto: Getty Images

Tener una mata de marihuana o incluso 20 en casa, no es ilegal. Esa es una primera aclaración para quienes, temerosos, quieran empezar en el mundo del autocultivo de cannabis; en los últimos siete años ha disminuido el tabú sobre este tema en Colombia, desde el momento en el que el Gobierno Santos decretó la legalización con fines medicinales.

Dentro de la selva de cemento que es Bogotá hay espacio para transportarse al campo —no literalmente— porque se ha vuelto común escuchar que más personas siembran en su balcón, terraza o dentro del apartamento para autoabastecerse, como lo demuestra la ‘encuesta cannábica’ que recién publicó la Alcaldía de Bogotá, en la que dos de cada diez consumidores dijeron tener un cultivo de marihuana en casa. Allí también queda en evidencia que quienes la usan lo hacen principalmente con fines recreativos o adultos, es decir, dándole preponderancia a los psicoactivos a pesar de que ese enfoque no está legalizado en el país: los congresistas le han dicho que no a esa posibilidad bajo el argumento de que es “la puerta de entrada” a otras drogas.

Uno de esos consumidores es Daniel Ramírez, abogado que trabaja para una consultora minera y, aunque tiene su cultivo de marihuana a la vista de todos en su apartamento del barrio La Soledad, admite que sobre el tema aún hay mucho estigma, por lo que no les cuenta a todos que tiene su preciada mata en casa. “Es un tema de confianza con los más amigos. La Policía aún tiene muchas prevenciones con el consumo y a pesar de que estoy en mi espacio privado, no sería raro que se metan con la mata”, cuenta mientras le pone un ojo a su cultivo, que es como uno de esos hijos que no ha querido tener.

El 20% de los bogotanos consumidores de cannabis cultivan la mata en casa.
El 20% de los bogotanos consumidores de cannabis cultivan la mata en casa. | Foto: Paula Agudelo

La primera encuesta cannábica

En Bogotá la mitad de los consumidores habituales de marihuana aún la siguen adquiriendo en el mercado ilegal; desde un distribuidor conocido y confiable que puede llevarles a domicilio, hasta en ollas que generalmente están asociadas a otros crímenes y que suelen transportarla desde el departamento del Cauca, donde en las noches es común observar los ‘pesebres’ que arman grandes y pequeños cultivadores para iluminar los cultivos.

Quienes defienden firmemente el autocultivo creen que esa es una herramienta para arrebatarle el negocio a los narcotraficantes que alternan ahí su negocio de la cocaína con el consumo interno. “Así como hace años abordamos el cigarrillo y el alcohol, debe ser visible el tema del cannabis”, apunta Julián Orjuela, subsecretario de participación de la Secretaría de Salud que organizó la encuesta.

No es un mito que la marihuana es menos adictiva y dañina que el licor y el cigarrillo, sustancias que son social y legalmente aceptadas en el mundo, quizá por algo de hipocresía, tal vez por un negocio y muy seguramente por mucho desconocimiento. Pero tampoco es correcto afirmar que sea inofensiva. De acuerdo con el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos, hasta un 30 % de consumidores de marihuana desarrollan dependencia a ella, cifra que cambia en un estudio realizado por la Universidad de Queensland de Australia que cifra esa dependencia entre el 10 y el 16 % si se empieza en la adolescencia, lo que contrasta con la nicotina que genera adicciones en el 32 %, la heroína 23 %, la cocaína 17 % y el alcohol en un 15 %.

“El índice de adicción cambia de una sustancia a otra. Existen algunas que desde que se prueban la primera vez generan alto riesgo de continuar ahí, como los opiodes o sus derivados”, cuenta Paula Orjuela, médica que hace parte de la Mesa Cannábica que participó en la encuesta y que no ha fumado, pero la consume todos los días después de cada comida en infusiones. “Ellos presentan dolor físico al querer dejar la sustancia, pero el cannabis funciona como analgésico y relajante que contrarresta estos dolores”, responde en defensa de la marihuana.

Desde la Alcaldía niegan, prevenidos, cualquier señalamiento que les hagan de que su idea sea promover el consumo, pero tampoco prohibirlo. “La idea es que quien lo decida hacer tenga las garantías y hacerlo de la mejor manera. En el mundo se está consumiendo en el espacio público en Nueva York, Amsterdam y Lisboa”, agrega Orjuela, quien admite que en algún momento la ha probado, pero no la tiene como de uso recurrente. Una pregunta y una respuesta que no podía faltar en ese afán morboso que tenemos periodistas y lectores por saber de los funcionarios públicos. El expresidente Juan Manuel Santos confesó haber consumido marihuana en la campaña de 2010, así como ahora lo reconocen candidatos como Gustavo Petro, Alejandro Gaviria y Juan Manuel Galán.

El 20% de los bogotanos consumidores de cannabis cultivan la mata en casa.
El 20% de los bogotanos consumidores de cannabis cultivan la mata en casa. | Foto: Paula Agudelo

La guía para sembrar cannabis hogareño

Suponiendo que usted dejó vencer el tabú sobre los marihuaneros como ‘gente mala’, que ya no le molesta su olor, que confía en los estudios sobre el poco daño que haga o que el hecho de que algunos reconocidos líderes la hayan consumido lo lleven a que se decida comprarla para usos medicinales o incluso recreativos; la pregunta ahora es a quién pedirle que le venda cannabis. Y ante la duda o las complicaciones, la respuesta es el autocultivo.

El aumento de la siembra personal en Bogotá tiene dos explicaciones para Julián Hernández, profesor del Politécnico Grancolombiano y otro integrante de la Mesa Cannábica: el primero porque los usuarios no quieren comprarles a los ilegales que muchas veces violentan a los cultivadores y la segunda la confianza que genera tener su propio producto. “El autocultivo es una práctica milenaria. Una de las ventajas del autocultivo es la trazabilidad de lo que se usa, se descartan los contaminantes de la producción a grandes masas”, agrega su compañera.

Si finalmente se decide y da el paso a ser cannabicultor, puede comprar semillas que estén avaladas por el ICA o pedirle a un amigo que tenga su cultivo que le dé algunas de las que haya germinado. La única restricción que existe por ley es no cultivar más de 20 plantas y no comercializar el producto de ellas. “Lo más básico que se necesita tener es una matera, tierra, agua, semillas y buena iluminación”, explica Hernández.

Las semillas se pueden conseguir en los ‘grow shops’, que son lugares donde está todo el mercado alrededor de la marihuana. En Bogotá, algunos de los que recomiendan miembros de las ‘comunidad cannábica’ son Sativa Free, Batracio Gardens, Guetto Caleto y María Sana. Los nombres, que son muy sugestivos, dejan poco a la imaginación de un negocio otrora clandestino que empieza a asomar la cabeza con fuerza.

Cuando llegue a una de esas tiendas se encontrará con diferentes variedades, como la índica, que genera plantas más cortas y de hojas más anchas, ideal para climas fríos como el de Bogotá y que tiene más CBD, que es el ingrediente no psicoactivo que puede inducir al sueño o producir relajación. En la otra orilla está la sativa o de tipo 1, que es más propensa a climas tropicales, al calor de su hogar si tiene buena calefacción, y que contiene más THC, que es la sustancia que ayuda a generar más energía y euforia en quien la usa. “Pero hay más que eso”, cuenta Daniel. “Como el mercado se creció tanto hay semillas híbridas que tienen de uno y otro ingrediente. Vale la pena hacer las combinaciones”.

El estigma

Como consecuencia de la agonizante guerra contra las drogas quedó el señalamiento con el dedo a aquellos que se fumaran un porro y más recientemente, incluso, a quienes tengan gotas, ungüentos, infusiones o cualquier otro derivado del cannabis. “Conozco los casos de madres que lo usan con sus hijos con epilepsia refractaria en forma oral con gotas o con extracciones provenientes de autocultivos y son tildadas y perseguidas por sus familiares”, relata Orjuela.

La profesora que tiene unas cuantas materas en su casa, cerca del balcón, vivió su adolescencia en un barrio de Ciudad Bolívar donde cuenta que era habitual que los vecinos usaran o fumaran marihuana. “Entre los artistas su uso era muy común y me llamó la atención que quienes lo usaban eran personas cultas, inteligentes y con familia, que después de su consumo seguían siendo iguales. Me cambió mi perspectiva”.

El 20% de los bogotanos consumidores de cannabis cultivan la mata en casa.
El 20% de los bogotanos consumidores de cannabis cultivan la mata en casa. | Foto: Paula Agudelo

De puertas para adentro, en el calor y cuidado del hogar, el autocultivo del cannabis está aceptado o, por lo menos, legalizado, y difícilmente ocurrirá que la Policía se meta allí para destruir la que en algún momento era llamada por el Gobierno “la mata que mata”. Así las cosas, los temores de Daniel resultan infundados, pero sí son válidas la prevenciones de Paula y Julián sobre el consumo de lo producido en la calle, un derecho que ellos consideran violado. En manos del próximo Congreso está la posibilidad de que la marihuana salga de casa o siga encerrada en el consumo personal.

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