19 de julio de 2007

Por qué la publicidad de jabones y detergentes es tan absurda

Por: Nicolás Samper
| Foto: Nicolás Samper


"Yo cuando grande quiero ser como Dustin Fleming, el de Sunsilk". El curso se quedó en silencio cuando uno de mis compañeros de cuarto de primaria rebatió los sueños de los que queríamos ser futbolistas, ingenieros, actores o médicos con semejante esperpento. Nunca más me lo volví a encontrar, pero tal afirmación me ha hecho buscar su cara en todos los salones de belleza de Bogotá para saber si el comercial del champú terminó lavándole la cabeza, literalmente hablando.

Y no puedo cuestionarlo porque, infortunadamente, los retos de la publicidad sobre nuestra inteligencia cuando se trata de temas de higiene aún determinan lo imbéciles que podemos ser. Eran los ochenta y con la "guerra de las colas" también apareció la "guerra de las rayas" en los jabones para el cuerpo. Los combatientes eran Twin y Nordiko. Twin era "un baño de frescura" donde el agua que golpeaba a las modelos parecía Listerine Cool Mint. De mi ducha jamás salió una gota de agua así de buena y eso que me compré una paca de Twin para ver si ese sueño se hacía realidad. Nordiko ganó esa batalla y doblegó a su adversario al poner en escena una pareja de amantes que se iba de camping y, en un bucólico lago de la Europa septentrional, cortaban un jabón para verle las vetas de limpieza que tenía dentro. Y ofensivo era el corte de la navaja sobre el jabón. Seguro hubo un problema de edición pues el atlético joven que descrestaba a la hembra del comercial era fornido y no gordo, como la mano roja, poncha, rolliza, que empuñaba dúctilmente la navaja tajando la pastilla.

¿Qué importaban las vetas del jabón Nordiko en un camping de fin de semana cuyo único fin era la cópula? ¿Para qué la fogata prendida y la cabaña acogedora en el Neusa (porque lógico, no era en la Europa septentrional)? ¿Para qué contratan a la sueca que era una hembra? ¿Para mostrarle cómo se rebana un jabón en finas julianas, como diría el jartísimo Franco Basile en sus recetas?

Otro clásico es el jabón de la belleza colombiana. La influencia entre las jóvenes para lavarse y asemejarse a las reinas de este país decantó (especulando un poco y sin que el jabón tenga alguna responsabilidad) en dos comportamientos: unas querían parecerse a Susana Caldas o a Paola Turbay y otras más bien se decantaron por seguir el ejemplo de otras "bellezas" colombianas del estilo de Virginia Vallejo y Maribel Gutiérrez Tinoco, todas ellas apiñadas en la misma ducha publicitaria.

Eso solamente para nombrar el rubro jabón de tocador. A la hora de lavar ropa el asunto no se desenreda, sino todo lo contrario: pretender que un platón se convierte en una lavadora por culpa de Inextra fue una de esas tantas inocencias de los que varios fueron víctimas. Como se había engañado al público haciéndole creer que un balde podía tener dos ciclos de lavado y uno de exprimido, se apeló a la credibilidad: los extras de última hora.

Y para quienes vivimos los extras de última hora en este país en los ochenta y noventa, oír que se interrumpe la programación hace que el corazón se detenga mientras que Gustavo Niño Mendoza empieza a contar que explotó una bomba o que mataron a no sé quién. Pero no, resulta que tras estudios confirmados, se reveló que el detergente X deja más limpia la ropa que las otras marcas, ¿puede ser uno tan miserable con el miedo de la gente?

Pero nada mejor que cuando el cuadro es en vivo y en directo (es que la noticia de que la ropa queda menos puerca vale para detener las rotativas): al aire una vieja con sonrisa de superhéroe le echa encima a un pobre transeúnte que va directo a la única entrevista de trabajo que ha tenido en los últimos tres años un vasado de ACPM, y quince gotas de alquitrán hirviendo. Como si esto no fuera suficiente, le agregan a la camisa del desgraciado dos copitas aguardienteras de vinilo industrial, cinco cucharaditas de mielmesabe, una de fríjol y tres de residuos de enema. ¿Y la entrevista de trabajo? Lo importante es que con el detergente X usted no tendrá que dejar remojando la ropa para quitarse esas molestas manchas...

¿Uno en qué colisión cósmica va a vivir el día en que estos elementos ensucien al mismo tiempo nuestra camisa preferida? Igual, por si las moscas, ya sabemos lo que hay que hacer cuando nuestra ropa quede infecta tras el choque de un asteroide contra la Tierra.

Mejor paro acá, porque el tema del enema me hizo pensar en un comercial en el que aparecía la doble de Lady Di sosteniendo en la mano un rollo de papel higiénico, que lo promocionaba con donaire diciendo en pleno Castillo de Marroquín "úselo en su palacio" o a Teresa Gutiérrez afirmando que "Joya" era el papel de su vida y no el de Sara Olmedo en Los cuervos.