12 de diciembre de 2007
Colado en fiesta de farándula colombiana
¿Habrá algo más patético que le gente de la farándula? Alquilan esmoquin o piden prestado un vestido largo y parquean sus carros a dos cuadras del Teatro Jorge Eliécer Gaitán.
Por: Mauricio Quintero
Luego, se montan en un Chevrolet Celebrity modelo 89, alargado a punta de martillazos para poder llegar en una "limosina" que hace la ruta circular desde un parqueadero hacia el tapete rojo de los Premios TV & Novelas.
Y lo peor es que yo trabajo en televisión y así reniegue, pertenezco a este fascinante mundillo.
Una compañía de eventos quiere que confirme mi asistencia a un bar para el lanzamiento de un papel higiénico. Acepto. En aquel lugar hay gente que no se conoce, pero que se saluda como si fueran grandes amigos. Creen que son cercanos por el simple hecho de que cada uno vio al otro en un programa de televisión.
Una hora más tarde, la rumba está prendida. Veo a una mujer idéntica a la otrora Marcela de Pernía, luego Marcela Gardeazábal y ahora, Marcela Mar. Mientras tomo sorbitos de trago pienso qué le habrá pasado: ¿será que su nuevo padrastro es Juan del Mar? ¿O será que yo estoy en mora de ponerme Mauricio Maur?
Camino por entre la gente y descubro a un actor y a una actriz que eran pareja en la novela y ahora lo son en la vida real. Con sus frentes sudorosas, dan declaraciones. Se dan besos. Dan trabajo al Mono de Sweet, dan chivas a la Negra Candela. Y, sobre todo, dan oso ajeno.
Camino hacia el fondo y me topo con un señor con pelo crespo, ojos achinados y cara de latonero. Es una amalgama entre comunicador social y odontólogo. Parece que el tipo en la universidad se le cruzó una que otra materia y terminó confundiendo la ortografía con la ortodoncia y nadie sabe a ciencia cierta si se graduó de periodista o de periodoncista. El tipo les regala tratamientos dentales a los famosos. Si no fuera así, seguramente ni lo dejarían entrar a los eventos. No me acuerdo muy bien cuál es el nombre del programa de entrevistas que hace este doctor, pero es algo así como Soles y Caries.
Decido seguir caminando por el lugar. Por fin algo bueno. Allá está esa actriz a la que dejaron de llamar Lolita cuando se dejó crecer ese par de lolas. Además, cambió de sexo a los diez mil kilómetros, como quien le cambia el aceite al carro, y ahora no se despega de su novia. No sé qué me atrae más: si verlas dándose un besito o el doble airbag que no las deja que se acerquen.
Entro al baño y llega Poncho Rentería con un vaso de whisky. Llama desde su celular. Llegó el gran momento de resolver un enigma que siempre he tenido: saber de una vez por todas si es verdad que Poncho Rentería era el que hacía la voz de Alf, en español. Poncho no cuelga. Yo espero unos segundos con cara de pregunta. Le miro el copete y él me hace una mirada que me saca del baño. Me respondo: "No hay problema".
Bailan actrices que ahora fracasan cantando, toman trago modelos que ahora fracasan actuando y le toman fotos al único protagonista de novela del mundo que nunca fue capaz de protagonizar algo.
Acompañados solo de sus vasos veo a Santiago Moure y a Martín de Francisco. No le hablan a nadie y nadie les quiere hablar. El licor los debe estar haciendo reflexionar. ¿Será que acaban de darse cuenta de que, sin querer, se convirtieron en lo que tanto criticaron?
Miro a un lado y veo a un grupo de actrices alternas con bronceado de sótano de las que viven en el barrio La Macarena, hablando de lo importante que es ser una artista integral y pienso si serán integrales porque se les nota que compran el pan en tienda naturista. Miro al otro lado y veo cómo una linda presentadora de noticias con cultura general de muchacha de servicio opina con bastante seguridad sobre la más reciente película basada en un libro de García Márquez y me doy cuenta de que este medio no alcanza a ser ni un tercio.
Me largo ya. En la salida están entregando muestras gratis del producto. Me voy de este lugar muy feliz para mi casa con un paquete de doce rollos de papel higiénico blanco triple hoja con… ¿Aloe vera? ¿Será para rizos suaves? Ni idea. Lo que sí sé es que en los lanzamientos de productos siempre le meten a uno un concepto en la cabeza y aquí quedó muy claro: que nos invitaron a esta fiesta para que con un poco de trago nos dijeran en la cara que con todos los que formamos parte de esta farándula, ustedes, los consumidores, deberían hacer lo mismo que harán con ese novedoso producto para el hogar.
Una compañía de eventos quiere que confirme mi asistencia a un bar para el lanzamiento de un papel higiénico. Acepto. En aquel lugar hay gente que no se conoce, pero que se saluda como si fueran grandes amigos. Creen que son cercanos por el simple hecho de que cada uno vio al otro en un programa de televisión.
Una hora más tarde, la rumba está prendida. Veo a una mujer idéntica a la otrora Marcela de Pernía, luego Marcela Gardeazábal y ahora, Marcela Mar. Mientras tomo sorbitos de trago pienso qué le habrá pasado: ¿será que su nuevo padrastro es Juan del Mar? ¿O será que yo estoy en mora de ponerme Mauricio Maur?
Camino por entre la gente y descubro a un actor y a una actriz que eran pareja en la novela y ahora lo son en la vida real. Con sus frentes sudorosas, dan declaraciones. Se dan besos. Dan trabajo al Mono de Sweet, dan chivas a la Negra Candela. Y, sobre todo, dan oso ajeno.
Camino hacia el fondo y me topo con un señor con pelo crespo, ojos achinados y cara de latonero. Es una amalgama entre comunicador social y odontólogo. Parece que el tipo en la universidad se le cruzó una que otra materia y terminó confundiendo la ortografía con la ortodoncia y nadie sabe a ciencia cierta si se graduó de periodista o de periodoncista. El tipo les regala tratamientos dentales a los famosos. Si no fuera así, seguramente ni lo dejarían entrar a los eventos. No me acuerdo muy bien cuál es el nombre del programa de entrevistas que hace este doctor, pero es algo así como Soles y Caries.
Decido seguir caminando por el lugar. Por fin algo bueno. Allá está esa actriz a la que dejaron de llamar Lolita cuando se dejó crecer ese par de lolas. Además, cambió de sexo a los diez mil kilómetros, como quien le cambia el aceite al carro, y ahora no se despega de su novia. No sé qué me atrae más: si verlas dándose un besito o el doble airbag que no las deja que se acerquen.
Entro al baño y llega Poncho Rentería con un vaso de whisky. Llama desde su celular. Llegó el gran momento de resolver un enigma que siempre he tenido: saber de una vez por todas si es verdad que Poncho Rentería era el que hacía la voz de Alf, en español. Poncho no cuelga. Yo espero unos segundos con cara de pregunta. Le miro el copete y él me hace una mirada que me saca del baño. Me respondo: "No hay problema".
Bailan actrices que ahora fracasan cantando, toman trago modelos que ahora fracasan actuando y le toman fotos al único protagonista de novela del mundo que nunca fue capaz de protagonizar algo.
Acompañados solo de sus vasos veo a Santiago Moure y a Martín de Francisco. No le hablan a nadie y nadie les quiere hablar. El licor los debe estar haciendo reflexionar. ¿Será que acaban de darse cuenta de que, sin querer, se convirtieron en lo que tanto criticaron?
Miro a un lado y veo a un grupo de actrices alternas con bronceado de sótano de las que viven en el barrio La Macarena, hablando de lo importante que es ser una artista integral y pienso si serán integrales porque se les nota que compran el pan en tienda naturista. Miro al otro lado y veo cómo una linda presentadora de noticias con cultura general de muchacha de servicio opina con bastante seguridad sobre la más reciente película basada en un libro de García Márquez y me doy cuenta de que este medio no alcanza a ser ni un tercio.
Me largo ya. En la salida están entregando muestras gratis del producto. Me voy de este lugar muy feliz para mi casa con un paquete de doce rollos de papel higiénico blanco triple hoja con… ¿Aloe vera? ¿Será para rizos suaves? Ni idea. Lo que sí sé es que en los lanzamientos de productos siempre le meten a uno un concepto en la cabeza y aquí quedó muy claro: que nos invitaron a esta fiesta para que con un poco de trago nos dijeran en la cara que con todos los que formamos parte de esta farándula, ustedes, los consumidores, deberían hacer lo mismo que harán con ese novedoso producto para el hogar.
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