19 de julio de 2007

Por qué los famosos salen con sus familias

Por: Andrés Salgado
| Foto: Andrés Salgado


¿Por qué los publicistas del país de la motosierra nos quieren empujar a que famosos nos persuadan de adquirir los productos de este pedazo de mundo? A mí me cuesta digerirlo. ¿Qué hacen ustedes cuando Jorge Alfredo Vargas y Agmeth Escaf nos cuentan con qué producto se cepillan los dientes y sus respectivas familias? ¿Acaso creen que uno va a salir corriendo a comprar algo después de ver a estos "ídolos"?

¿Qué pasa por sus cabezas cuando el "Costillón" Calero baila al mismo ritmo de Moisés Angulo mientras saborea el almuerzo? Lo peor (no sé si se han dado cuenta) es que en otro comercial lo vemos a él mismo en una clínica naturista revisándose, supongo, los estragos del caldo de costilla, para luego no someterse a ninguno de esos tratamientos naturales sino a la postura de un bypass gástrico. No sé ustedes, pero yo no puedo con eso.

¿A cuenta de qué Paula Andrea Betancourt dice que "la familia se creció" porque llegó un champú/acondicionador que la tiene feliz? ¿Dónde dice que para que a uno le den ganas de comprarse un colchón basta con verla a ella echada en uno con todos sus hijos? ¿A qué tipo de creativos se les puede ocurrir que uno quiere lavarse el pelo con lo mismo que usa la familia Estrada/Turbay? ¿O por qué ese grupito en actitud de chismoseo de Angie Cepeda, Fanny Lu, Adriana Arboleda y la desesperadamente histriónica reina Valerie nos confiesan que andan "con otro", que en realidad es una botella de champú?

¿Por qué todos ellos no promocionan los productos que realmente aman usar? ¿Por qué, en cambio, se prestan para la divulgación de otros artículos?

Alguien podría decir que tenemos lo que nos merecemos, que Vargas y Calero, Betancourt y Cepeda son nuestros ídolos. Pues mil veces no. Me rehúso a que los publicistas que se "cranean" esos comerciales crean que los que vivimos en este país queremos ser como los colombianos famosos. Yo no quiero bailar cuando llego a mi casa a almorzar, no voy a permitir que mi mujer diga que "está con otro" porque tiene en sus manos un champú y mucho menos que me diga que la familia se creció sin mi consentimiento.