17 de agosto de 2006

Cómo hacer carros con seda virgen

La ciudad japonesa de Koromo estaba destinada a desaparecer por la escasez de seda cuando, poco antes de la Segunda Guerra, invitó a los fabricantes de autos a establecer allí sus plantas. Toyota aceptó el llamado y estableció allí sus cuarteles generales.

Ya pocos recuerdan que la próspera ciudad ubicada cerca de Nagoya se llamó alguna vez Koromo. Hoy es ciudad Toyota, cuenta con 400 mil habitantes y es la base central del gigante japonés. En un país con 60 millones de autos, pocos saben que muchos de ellos salen de un poblado que hace poco más de medio siglo apenas sobrevivía.

De las veinte plantas que tiene Toyota en el mundo, doce están en la zona, ubicada en la prefectura de Aichi, región poblada por campos de arroz, huertos de hortalizas, melocotoneros y perales. Otras tres están dispersadas en el resto del país, y cinco más afuera de las fronteras, en Inglaterra, Turquía, Canadá y dos en Estados Unidos. Fundada en 1937 y con apenas diez presidentes en su historia (cinco de ellos pertenecientes a la familia fundadora), Toyota comenzó siendo Toyoda y aun produce telares, por supuesto, un poco más avanzados y eficientes que los que usaban en Koromo en el siglo pasado. En la planta Takahama, un gigante de 392 mil metros cuadrados, un montacargas se hace en 29 minutos.

En otra planta cercana, la de Tsutsumi, los trabajadores entran a las 6:25 a.m. y trabajan hasta las 3:25 p.m. de la tarde, tienen 45 minutos para almorzar y tres descansos de diez minutos cada uno. En toda la planta hay tableros que indican cuántos autos se han hecho. El trabajo es colectivo, nunca individual. La presión sobre un trabajador japonés es tal que antes era común que alguien se suicidara si por culpa suya se dañaba la producción. Entre otras excentricidades, los carros que circulan dentro de la planta repartiendo partes en puestos de trabajo tienen música de Bethoveen tocada en pianola eléctrica para que nadie se interponga en su camino.

Un yen japonés equivale a 22 pesos colombianos. El Primer Ministro gana 30 millones de yenes anuales, sacar el pase vale 250 mil y un litro de gasolina, 135; la gente prefiere cambiar de carro antes que hacerle la revisión general obligatoria, que debe realizarse cada dos años. La industria automotriz mueve al país y gran parte de la responsabilidad recae en Toyota.