14 de mayo de 2009

Doce fragmentos para una columna de mierda

Por: Antonio García Ángel
| Foto: Antonio García Ángel

1. Tengo un recuerdo borroso que data de la primera oleada de colgarse cueritos en el cuello que me tocó vivir. En 1986 o 1987 conocí a un man que creía en agüeros y sortilegios. Como mandaba la moda, llevaba unas tiras de cuero trenzadas a manera de collar. Tenía un nudo al lado izquierdo del broche de alambre y me aconsejó hacérselo al mío porque servía como conjuro para prevenir los pedos aguados.

2. Por esa época, en una fiesta, alguien que si mal no recuerdo se llamaba Marino, contó una historia acerca de otra fiesta en la que se había colado un tipo que se metió al baño, levantó la alfombrita, se cagó en el piso y luego zapateó encima hasta que logró aplanarla, salió y se quedó un rato, antes de irse, viendo a la gente entrar, hacer caras, soltar el inodoro sin comprender de dónde venía el olor.

3. Tengo unos amigos caleños de viejísima data. El tiempo nos ha dado patente de corso para inventarnos y exagerarnos los cuentos. Y ser malvados y a veces escatológicos. Uno no sabe bien qué es mentira y qué es verdad, pero para efectos de la montadera siempre se asume como verdadero todo lo que pueda perjudicar la imagen del amigo. Uno de estos tipos, que por piedad no voy a denunciar con nombre propio, estaba practicando el beso negro a una amante y sintió algo en la garganta, empezó a toser hasta que escupió un cocliche. No sé si la palabra existe oficialmente, pero cocliche es el término que designa la bolita de papel higiénico que se queda pegada al orto —bien sea porque se enredó en un pelo o quedó prensada entre dos pliegues— cuando uno se limpia con enjundia. Por ende, en alguna parranda en la que nos reunamos porque hace rato no nos vemos, todos terminaremos montándosela de "coclichero".

4. Una vez, en la casa de mi tía Meivis, nos dijeron a mi hermano y a mí que nos íbamos a comer unos bollos. Lo que entendimos era aterrador. Ella se refería a lo que en el interior del país se conoce como envueltos. Sentimos mucho alivio cuando nos dieron unos envueltos amarillos que se llaman bollos polocos y otros blancos cuyo nombre es un oxímoron: los bollos limpios. En la costa, las unidades de mierda sólida que se expelen durante una deyección se llaman mojones.

5. Mi abuelo Ramiro sufría de estreñimiento y mi papá lo ayudaba mandándole, además de Milanta, enlatados vencidos. Todo lo que probábamos en la casa y no nos gustaba o había expirado, se iba en encomienda para Cereté. Mi abuelo se lo comía todo. Y cagaba.

6. Una de las mejores descripciones de una cagada está en Noche sin fortuna, de Andrés Caicedo. El escritor escocés Irvine Welsh tiene mucho talento para ese tipo de escenas. Y no olvidemos que uno de los momentos más hilarantes de El Quijote ocurre cuando Sancho Panza, literalmente, se caga de susto.

7. Tres escenas de cine con mierda que se me vienen a la mente: los comemierda gateadores en Saló o los 120 días de Sodoma y Gomorra, de Pasolini; la malteada de mierda en una de Austin Powers y la reciente primera escena infantil de Slumdog Millionaire.

8. En la Internet Movie Database, la palabra mierda tiene dos entradas poco creativas: Sábado de mierda (1987) y Mucha mierda (2000). La palabra shit da 35 títulos, algunos de ellos muy sugerentes como Strong shit, que equivale a Mierda fuerte; está la saga de acción Violent shit I,II y III; Eat shit and die, Come mierda y muérete, y Shit skin, Piel de mierda, además de la película checa del 2006 Po hlave do prdele, Nacido en la mierda. Yo no sé checo pero sospecho a qué corresponde la palabra Po.

9. Hay bollos que parecen moras. En algún slang desconocido o idioma privado que alguna vez pude atisbar, encontré la palabra quilica para designar cada una de las bolitas que componen el bollo-mora. El tamaño de un bollo de esta calaña depende del número de quilicas que contenga.

10. Una vez asistí a un momento de pernicie e invención grupal donde traje a colación la quilica y se estableció toda una taxonomía del tamaño del bollo, de menor a mayor, representada en medios de transporte: el twingo, el colectivo, la buseta, el transmilenio, los ferrocarriles nacionales y la categoría especial (nunca vista) llamada Flota Mercante Grancolombiana. Durante un tiempo, aprendí a clasificar y saber si había hecho dos twingos y una buseta, o un transmilenio y un colectivo…así.

11. Había otra clasificación ulterior según la consistencia, pero solo recuerdo que en los primeros escalafones de blandura estaban consomé y culebrilla.

12. Esta tarde vinieron a almorzar unos amigos. Hubo una pareja y dos niñas que llegaron tarde y almorzados, y se salvaron. Luego de que se fueron, aquí todos hemos pasado por el trono. Mientras escribo estas gráficas y aromáticas líneas sospecho que los que almorzaron, como nosotros, no han hecho más que cagar.