El arquero de la Eurocopa que juega en sudadera

¿Quién es Király?

A menos de que usted tenga alguna conexión con Hungría, es muy probable que no conozca a algún jugador de la selección de futbol de ese país. Y no tendría por qué conocerlos, pero le tenemos la gran excepción: Gábor Király, el veterano arquero de este seleccionado. Tiene 40 años – 22 de ellos jugando de forma profesional –, 103 partidos oficiales defendiendo la portería de su país y es conocido por sus actuaciones en equipos como el Hertha Berlín de Alemania y el Crystal Palace de Inglaterra.

El récord

Este martes, en el juego por la fase de grupos en el que Hungría superó 2-0 a Austria, Király – titular inamovible en su selección – se convirtió en el jugador más viejo en jugar un partido de Eurocopa. A sus 40 años y 75 días superó la cifra anterior que tenía el alemán Lothar Matthäus – recordado por ser el capitán de Alemania en el Mundial de Italia 1990 – de 39 años y 91 días que consiguió por allá en la Eurocopa de 2000 disputada en Holanda y Bélgica.

La pinta

Pero lo que realmente nos interesa es la pinta que utiliza Király al jugar, más específicamente sus pantalones. La sudadera de algodón gris dominguera que todos alguna vez nos hemos puesto, y que el guardameta viste con orgullo, asegura que jamás vaya a pasar desapercibido. Por supuesto las medias van por encima para evitar enredos y la pinta parece no entrometerse de ninguna manera en sus labores bajo los tres palos.

El portero asegura que juega con ese pantalón ya que es más cómodo y le permite sentirse más seguro cuando sale al terreno de juego. Además siempre es de color gris ya que considera que le trae buena suerte. Nosotros le creemos: Hungría ganó, Király se metió en los libros de historia del fútbol mundial y se ganó un pedazo de nuestros corazones.

Por eso desde SoHo – y aunque sabemos que Király jamás leerá esta nota – queremos hacerle un pequeño homenaje a este portero que refleja un poco lo que todos quisiéramos: jugar fútbol a los 40 años, con unos kilos de más, calvo y, por supuesto con semejante pinta inolvidable.