14 de abril de 2005

Etiqueta para el año Einstein

Por: Eduardo Arias

Estamos metidos hasta el cuello en el Año Internacional de la Física. ¿La razón? Hace 100 años Albert Einstein publicó la Teoría Especial de la Relatividad y hace 50 murió en Princeton, Nueva Jersey, más exactamente el 18 de abril. Así que, en este mes y a lo largo de los que vienen, usted causará un gran impacto si en visitas, cocteles y reuniones sociales se le mide a referirse al genial científico que cambió para siempre la concepción del espacio, el tiempo y el universo. Eso sí, nada de fumigar al prójimo con intentos de conferencias magistrales ni de escribir en las servilletas de los pasabocas ecuaciones con raíces cuadradas. Se trata, simplemente, de hacerlo de pasada, como quien dice que mañana va a llover. El efecto logrado será contundente.
Una de las grandes ventajas de la teoría de la relatividad es que casi nadie la entiende. Por lo tanto, basta con aprenderse un par de retazos inconexos de una jerga que no es del todo complicada para pasar por una persona muy culta, muy sabia y muy inteligente.
A la primera señal de contrariedad de su interlocutor hágale sentir su solidaridad, aprecio y consideración diciéndole: "Tranquilo, no tienes que entender nada. La relatividad contradice el sentido común".
Por favor, de caridad, de por Dios... nunca cometa el craso error de proclamar en público, y mucho menos a nombre de Einstein, que "todo es relativo". Entre otras cosas porque no hay nada más absoluto que un postulado de la relatividad que dice que la luz siempre viaja a la velocidad de la luz y que nada ni nadie puede viajar más rápido que la velocidad de la luz, es decir, a casi 300.000 kilómetros por segundo en el vacío.
Bonus track. Descreste aún más con un dato que suena más exacto: 299.729 kilómetros por segundo.
Aproveche el apartado anterior para proclamar: "¡Oh, paradoja! En la relatividad la velocidad de la luz es una constante absoluta".
Información básica. La relatividad se divide en dos. La relatividad especial, de la que se celebran 100 años, y la relatividad general, publicada en 1915.
La relatividad especial tiene que ver con trenes que se mueven y linternas que mandan haces de luz cuya velocidad siempre es la misma, sin importar si el tren va para allá o viene hacia acá. Eso no le cabe en la cabeza a nadie pero, según Einstein, es así. En ese momento resulta muy chic hablar de sistemas de referencia. El que ve pasar el tren desde el andén lo ve moverse porque está en un sistema de referencia y el que va en tren ve moverse los postes porque está en otro sistema de referencia y el que ve moverse la Tierra alrededor del Sol está en otro sistema de referencia y el que ve moverse el Sistema Solar alrededor del centro de la Galaxia está en otro sistema de referencia y...
También resulta glamoroso decir algo relacionado con la dilatación del tiempo, que pasa más despacio en un objeto en movimiento que en uno quieto. Concluya: "No son los relojes los que se atrasan o se adelantan. Es el tiempo el que se contrae o se dilata".
Bonus track. Mencione las transformaciones de Lorentz, unas ecuaciones que justifican la invariabilidad de la velocidad de la luz. Y ya que estamos en Planeta Lorentz, cuénteles a sus amigos que a medida que un cuerpo se acerca a la velocidad de la luz su volumen se contrae. Ese fenómeno se denomina ‘contracciones de Lorentz‘.
La relatividad general es la que habla de rayos de luz que se desvían por culpa de la gravedad, la que predice agujeros negros y la que plantea un universo de cuatro dimensiones: las tres de toda la vida y el tiempo. Es la teoría que interpreta la gravitación como una curvatura del espaciotiempo. Un muy bonito término, sin duda, que se puede usar alegre e impunemente en la vida diaria cuando uno combina direcciones y fechas. "¿En cuál espaciotiempo es la rumba?". "Viernes 10:00 p.m. en Quantum".
Si el coctel le da para dar más lora, comente que la fuerza de gravedad desvía la luz y que un agujero negro es un cuerpo tan masivo y con una fuerza de gravedad tan fuerte que la luz no puede escapar de él. Hable de tensores y geodésicas tetradimensionales, de la importancia que tuvo un experimento de Michelson y Morley, mencione la palabra éter (ojo, este éter no es el mismo precursor químico que usan los traquetos para procesar el clorhidrato de cocaína, este es el éter lumínico), que a Einstein le dieron el Nobel de Física por un trabajo sobre el efecto fotoeléctrico y no por la relatividad, que esta se comprobó en 1919 en Sao Tomé y Príncipe durante un eclipse total de sol... y despídase antes de que aparezca el primer borracho dispuesto a cuestionar, debatir y contradecir todo lo que usted dijo. Si no logra evadirlo, la fácil: despáchelo con un amistoso "como dijo nuestro querido Albert, e = mc2 y... todo es relativo".