13 de julio de 2006

Jeep gana la guerra

Con Rubicon, Jeep, la marca original, celebra 65 años de estar al frente del mercado de vehículos pensados para resistirlo todo sin privarse del placer. El carro que uno se merece.

Hay dos versiones sobre el origen del nombre de esta poderosa máquina a la que hoy usted puede acceder. Ambas tienen que ver con el tiempo en que empezó a reinar: la Segunda Guerra Mundial. A principios de los años cuarenta, los soldados norteamericanos empezaron a llamar al extraño auto -ni sedán ni camioneta- con el nombre de un personaje que aparecía en Popeye, el marino: Eugene The Jeep, que tenía poderes jamás vistos, cualidad que los troperos le asignaron al carro creado por Willys-Overland en 1941, responsable de sacarlos de muchos apuros durante la guerra (de hecho el propio general Marshall los definió como "la mayor contribución de Norteamérica a las operaciones de guerra modernas"). La otra versión, menos romántica, está relacionada con una transformación lingüística: en su lanzamiento los fabricantes anunciaron que la finalidad de estos autos era general purpose (de uso general), y la mala pronunciación en inglés de esta sigla derivó en el término Jeep.

El prestigio ganado en la guerra sirvió para que el nombre se consolidara hasta hoy. Jeep, la marca original, celebra 65 años con el nuevo Rubicon, de la línea Wrangler. Un modelo que lo llenará de la misma confianza que tuvieron los soldados de Gran Bretaña cuando detuvieron la avanzada del temible Erwin 'El Zorro' Rommel en el desierto poco antes de la mítica batalla de El Alamein.

Por fortuna, si usted comanda el volante del Jeep Wrangler Rubicom no tendrá que recorrer la línea Maginot para abastecer a la tropa o recoger a miembros de la resistencia en medio de barriales. Aunque bien lo podría hacer gracias a sus magníficas cualidades, léase tracción en las cuatro ruedas, endemoniado motor de 4 litros, eje de transmisión que controla el incremento de la potencia y la torsión, detalles técnicos que van acompañados de la comodidad con la que muchos combatientes soñaron y que hoy usted puede disfrutar si decide atravesar cordilleras o, por qué no, si tiene que sortear los cráteres urbanos. Y si no le alcanza la plata, no se preocupe, el Jeep hace rato es apetecido por las mujeres, así que puede afinar su estrategia y lanzarse a la conquista de una fémina dueña de este privilegio de cuatro ruedas para que le deje dar por lo menos una vuelta. Sería un pecado morir sin hacerlo.