10 de enero de 2008

22 propósitos para el 2008

Por: gustavo gómez

1. No ir a fiestas donde uno deba vestirse de rojo, negro o blanco, usar antifaz o caracterizado como los hippies de los años 60.

2. No leer nada firmado por Osho.

3. No criticar a los actores que en Televisa entrenan (¿adiestran) para hablar con acento mexicano.

4. Aprender a pronunciar el apellido del enfermizo presidente de Irán.

5. No ver más documentales de Michael Moore.

6. Hacer un esfuerzo para creerle al abogado De La Espriella, representante legal de Natalia París, cuando sostiene que la modelo "le ha dado numerosas glorias al país".

7. Conocer a un notario posesionado no por palanca, sino a punta de méritos intelectuales.

8. Averiguar por qué sigue siendo un lujo comer pescado en un país con costas en dos océanos.

9. Hacerles entender a los periodistas Juan Jacobo Castellanos y Juan Armando Rojas, de Caracol Radio, que solo los lobazos hablan con speaker phone.

10. No decir leather show, ni stand up comedy ni after party, ¡ni speaker phone!
 
11. Vestir a los actores de la telenovela La marca del deseo.

12. No asistir a matrimonios playeros en los que el novio luce una pinta a lo Nehru y todos los invitados están descalzos.

13. No ver fotos de personajes "famosos" tomando vacaciones en Cartagena.

14. Pedir cárcel para el genio que se inventa cosas tan incómodas como la ciclovía nocturna y el Día sin Carro.

15. No seguir cuestionando el ejercicio periodístico del odontólogo Marlon Becerra… excepto si está despeinado y no le combinan las medias.

16. Querer más a los hijos de los demás.

17. No traerme los jabones y los frasquitos de champú de los hoteles.

18. Seguirle los pasos a la carrera de predicadora en Estados Unidos de la ex Señorita Colombia Tatiana Castro.

19. Entender qué es Pilates y qué están diciendo los miembros de las tripulaciones de Avianca cuando revelan en los altavoces que hay que "ajustar deslizadores".

20. Encontrar el chorizo perfecto.

21. Comprender la mente de un hincha furibundo de La Equidad.

22. Lograr que mi hijo mayor me "regale" una de sus orejas.