15 de diciembre de 2004

Si hoy fuera ayer

Longines Evidenza, la prueba irrefutable de que, desde los años veinte hasta ayer por la mañana, los hombres no hemos cambiado: nos sigue gustando lo mejor.

Lo que a todos nos gusta: el viejo jazz, el cine clásico, Bogart, lo eterno. Es la idea de los relojes de la línea Longines, cuya estética arranca a mediados de los veinte, y el que uno no puede perder de vista es el Longines Evidenza, de acero inoxidable y pulsera de metal, con pantalla negra, grandes números blancos, agujas azuladas y una caja arqueada que lleva un cristal de zafiro que es prácticamente imposible de rayar.
Uno no entiende del todo el rollo de que el reloj incluye movimientos mecánicos de carga automática, L615 de 30 rubíes, pero todo queda muy claro si la traducción es que su reloj puede funcionar perfectamente tras 42 horas de no haberlo llevado en la muñeca (la línea Longines Evidenza también ofrece modelos con 156 diamantes Top Wesselton VVS, que totalizan 1,48 quilates).
Esta impresionante colección, que Disuiza trae a Colombia, es la mezcla balanceada entre pasado y presente. Se combinan los recuerdos de una época de clase y elegancia dorada con la avanzada tecnología en relojería de hoy. Longines Evidenza cuenta con el respaldo de Swatch Group, el primer fabricante relojero mundial, con no menos de 158 sitios de producción en Suiza. ¿Satisfecho? Y quién no.