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21 de noviembre de 2014

Columna

Ellas verán

¿Por qué Putin puede publicar fotos topless sobre un caballo y una mujer no puede hacerlo en Instagram?

Por: Javier Uribe
| Foto: Ilustración: Luis Carlos Cifuentes

Al detener al hijo del magistrado Miranda, las autoridades alegaron actos obscenos dentro del vehículo. ¿De verdad? Desnudemos, como Miranda Jr., la escena: ¿el acto afectó la moral pública? No, el carro tenía vidrios polarizados. ¿El acto afectó la movilidad? No, si hubo algo en el vehículo fue la movilidad de Miranda Jr. ¿Se trató de sexo sin protección? No, el carro era blindado. Entonces, ¿cómo puede tratarse de algo obsceno? Parecemos unos conservadores ya no como Ordóñez y Gerlein sino como los rusos. Radicales. Capaces de remover de una universidad un monumento de Steve Jobs por la confesión de su sucesor, Tim Cook, de ser gay. Así terminarán nuestras sociedades, sin libertades, como en Venezuela, donde la libertad de expresión se garantiza solo a los pajaritos.

Y criticamos a Maduro, pero en Colombia no salimos en manada a la defensa de las ciclistas representantes en el Giro de Toscana, cuando la Unión Ciclística Internacional se escandalizó y las vapuleó porque sus trajes simulaban desnudez. Los trajes eran color piel y, al mirarlos a la distancia, daban la impresión en la pelvis de tratarse de una mujer que no consiguió cita en la peluquería. Pero era tela. Punto. ¿Por qué tanto escándalo? Nadie las defendió. Las matonearon. Mis amigos ciclistas de 45 años tan de moda pasean en ceñidos calzoncillos largos en los que se adivinan el minutero y el segundero y nadie se escandaliza.

Hastiado de los moralismos que atacan a la mujer, he tomado la decisión de involucrarme como activista en el debate que se avecina. Me uno a Chelsea Handler, a Rihanna y a la hija de Bruce, no Mac Master, sino Willis. El reclamo de las mujeres es sencillo. ¿Por qué Putin puede publicar fotos topless sobre un caballo y una mujer no puede hacerlo en Instagram? Y yo añadiría: ¿por qué hasta los caballos pueden salir topless en Instagram y las mujeres no? El movimiento se denomina The Free Nipple, que traduce al español: Liberen a Willy. Instagram alega que esas son sus normas. Nosotros, los famosos y activistas, alegamos que a una mujer se le permita hacer lo mismo que a un hombre.

¿De dónde salió que solo los hombres pueden descubrirse de la cintura para arriba? Debería ser lo opuesto. Hombres y mujeres tienen el mismo derecho. Pero no el mismo cuerpo. Los pezones de las mujeres sí funcionan. Las tetillas del hombre tienen la misma función que el vicepresidente de la república, o sea, simbólico, así sean sensibles como Vargas Lleras. No es gratuito que se les llame tetillas, en diminutivo; somos el mamífero inútil, el de mamas atrofiadas e ineptas. Si la biología fuera coherente, como el dedo meñique y el apéndice, en el siguiente giro evolutivo desaparecerían de la genética las negligentes tetillas. Las tetas de la mujer son multifuncionales, complejas y auténticas como la huella dactilar. Y conllevan un gran riesgo. ¿A cuántos hombres ataca el cáncer de tetilla? ¿Cuántas mastectomías de tetillas registra el sistema de salud? ¿Cuántas carreras 10K por el cáncer de tetilla hay? Las valientes portadoras, en cambio, solo por el kit, ya tienen las estadísticas en contra. Sin machismos, pongámonos la mano en la tetilla: si de virtud se trata, el pecho de mostrar sería el femenino. Las tetillas, tan útiles como el equipo de carretera del carro, las de esconder. ¿Cuántos diseñadores de moda se queman las pestañas pensando en atuendos para las tetillas inútiles de los hombres? ¿Cuánto dinero le deja a la medicina estética una cirugía de tetillas masculina? Las tetas contribuyen al crecimiento del PIB, las tetillas —como el dicho— sirven para lo mismo que sirve mi busto: para nada.

Sueño con un país donde los pezones sean libres como cervatillos; libres como cervatillos que corren por la pradera; libres, libres como los cervatillos de Interbolsa. Una sociedad en la que las mujeres no tengan que hacer peripecias con cobertores para amamantar a sus hijos. Ellas verán. Que eso diga en playas, piscinas e Instagram: “Ellas verán”. Las mujeres deciden sobre su cuerpo. Renunciemos a una sociedad donde hasta estar topless en un carro blindado de vidrios polarizados se considera obsceno.

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